Si siempre fue complicado organizar las listas de invitados, las nuevas dinámicas familiares han convertido esta tarea en un auténtico desafío para el mejor experto en protocolo. Y es que entre los hijos de los ex, las parejas de hecho, los separados, las familias monoparentales, las reconstituidas, los que van a cumplir los 40 pero siguen singles y los jóvenes independizados que nunca se sabe si vendrán (o si vendrán solos o acompañados), ríete del problema que se organizaba hace unos años con la tía abuela a la que siempre alguien se olvidaba de apuntar en la lista.

Pero así son las nuevas familias, y no hay vuelta atrás. Hay que ponerse al día constantemente, aún sabiendo que en cualquier momento todo puede cambiar. Hasta los norteamericanos, que tienen un concepto de la familia muy tradicional, han acabado asumiendo la nueva realidad, como demuestra el éxito de la serie de humor Modern Family, que ha traspasado fronteras.

Estos cambios de modelo familiar han tenido un impacto directo sobre la natalidad y la fecundidad, ya que las parejas se casan menos y más tarde. Y tienen hijos a edades más tardías, si es que los tienen. Además, cada vez hay más divorcios, más parejas de hecho y más nacimientos extramatrimoniales.

Para hacerse una idea, en España, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE, junio 2015), la edad a la que las parejas se casan por primera vez se ha atrasado ocho años en tres décadas, de los 25 años en 1981 a 34 en el 2013. Y la proporción de singles va en aumento: si a principios de los ochenta no llegaban al 20%, actualmente suponen el 30% del total. Y lo mismo ha ocurrido con las parejas de hecho: del 6% en el 2001 han pasado al 14,5%. En cuanto a los divorcios, el número se ha duplicado en diez años, y se sitúa en 2 por cada 1.000 habitantes.

En la Unión Europea (UE), y según las estadísticas del EUROSTAT, la edad a la que una pareja tiene su primer hijo es 29 años, de media. Y los nacimientos extramatrimoniales suponen ya el 40% del total. Por otro lado, cada vez son más las parejas de homosexuales y las mujeres sin pareja que quieren tener hijos, un hecho que, junto con el retraso en la edad de la maternidad, ha aumentado la demanda de las técnicas de reproducción asistida. Solo en España se realizan 5.000 tratamientos al mes.

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Aún así, la tasa de fecundidad o número de hijos por mujer en el conjunto de la UE es de 1,55, de media, por lo que se encuentra por debajo del nivel de reemplazo generacional, fijado en 2,1 hijos. Y en España es aún más bajo: 1,32, como recoge el Instituto de Política Familiar (IPF)  en su informe «Evolución de la Familia en España 2016». Un hecho que preocupa especialmente por el envejecimiento progresivo de la población en los países occidentales.

Como vemos, las nuevas estructuras familiares tienen un mayor impacto social de lo que parece, y no solo en el terreno de la maternidad o la fecundidad. Existen estudios que asocian el nivel de “felicidad social” con la calidad de vida que ofrece un país. Pero, ¿cómo se mide “la felicidad”? Según la encuesta The World Happiness Report 2016, el grado de bienestar de una población se puede evaluar a partir de variables como el estado de salud, el nivel de ingresos, la esperanza de vida… Pero también la libertad para poder elegir, el apoyo social, la igualdad de oportunidades…Y en este aspecto, las nuevas formas de familia suponen un cambio importante.

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