Tener hijos no siempre es fácil. Pero cuando hay problemas no se suelen explicar, ya que se considera que son cuestiones que entran dentro de nuestra vida personal. Sin embargo, gran parte de los problemas de fertilidad que actualmente tienen muchas mujeres se deben a la edad avanzada en la que deciden ser madres, un hecho que tiene repercusiones a nivel social: la población envejece y la tasa de fecundidad española es una de las más bajas de Europa: 1,3 hijos por mujer.

El retraso de la maternidad se atribuye a múltiples razones: inestabilidad laboral, económica y/o de pareja, carrera profesional, falta de medidas de apoyo a la maternidad (horario flexible, conciliación…). Por lo que está claro que es un tema que trasciende la esfera privada. El problema es que, a pesar de que hace tiempo que se conoce, la situación sigue igual, y, además, muchas mujeres siguen creyendo que con ayuda de las técnicas de reproducción asistida aún les quedan años de margen para tener hijos. Pero no es verdad.  O no del todo.

Es cierto que gracias a estas técnicas muchas han logrado ser madres, pero la edad es importante y el retraso de la maternidad siempre comporta más riesgos y dificultades. Además, hay desajustes hormonales, problemas genéticos, enfermedades crónicas y otros trastornos menos conocidos que pueden comprometer la fertilidad.

En este post te explicamos cuáles son los problemas de infertilidad femenina más frecuentes, sus causas y qué opciones hay en cada caso.

  1. Baja calidad o producción insuficiente de óvulos:
    Es un problema que tiende al alza a causa de la edad materna avanzada. La cantidad y la calidad de nuestros óvulos desciende progresivamente a partir de los 35 años, y las posibilidades de lograr un embarazo también. De hecho, entre los 40 y los 45 años las posibilidades de quedarse embarazada de forma natural no superan el 5%.
    ¿Qué soluciones hay? Si la producción de óvulos es insuficiente se pueden realizar varios ciclos de estimulación para ir acumulando óvulos y así incrementar la posibilidad de embarazo. Pero si el problema es la calidad, es probable que sea necesario recurrir a una donante.
  2. Problemas de ovulación:
    Pueden ser provocados por desajustes hormonales que afectan al sistema reproductor, como el síndrome del ovario poliquístico, anovulación por trastornos del eje hipotálamo-hipofisiario y algunas enfermedades de la glándula tiroides. Otras posibles causas son una disminución de la reserva ovárica (en términos médicos se denomina fallo ovárico prematuro) o una menopausia precoz (antes de los 40-45 años).
    ¿Qué soluciones hay? Muchos trastornos endocrinos se pueden controlar con tratamientos hormonales y no impiden tener hijos, pero en estos casos es importante hacer un diagnóstico temprano y no retrasar la maternidad. Si el problema afecta a la reserva ovárica o se debe a una menopausia precoz, conviene consultar a un experto en medicina reproductiva.
  3. Fallos de implantación:
    Con la edad también aumenta el riesgo de aborto espontáneo o de tener un embrión con anormalidades cromosómicas, lo que puede generar problemas de desarrollo y dificultades de implantación del embrión, que conllevan la pérdida del embarazo. Aunque a veces también se producen abortos en mujeres jóvenes. Hay que averiguar si la causa son alteraciones cromosómicas de algún miembro de la pareja (o de ambos) o el controvertido factor inmunológico (trastornos relacionados con el sistema inmunitario). También pueden ser provocados por problemas estructurales del sistema reproductor que hayan pasado desapercibidos (ver punto 4).
    ¿Qué soluciones hay? Depende de la causa que provoque el problema. Lo mejor es realizar una serie de pruebas que ayuden a determinar la causa y hacer el diagnóstico para decidir cuál es la mejor opción de tratamiento en cada caso.
  4. Problemas estructurales del sistema reproductivo:
    La existencia de problemas estructurales y funcionales del sistema reproductivo, como fibromas, miomas, pólipos, malformaciones uterinas, la obstrucción de las trompas de Falopio o enfermedades como la endometriosis pueden provocar también problemas de fertilidad, ya que pueden impedir que el proceso reproductivo se desarrolle con normalidad y/o dificultar la implantación del embrión.
    ¿Qué soluciones hay? Estos problemas se pueden detectar mediante una ecografía ginecológica y personal experto, por lo que de entrada son más fáciles de diagnosticar si se realizan revisiones regulares o un estudio previo de fertilidad. La cirugía puede estar indicada en algunos casos.
  5. Infecciones:
    Hay muchas infecciones de transmisión sexual (ITS) que pueden comprometer la fertilidad. La clamidia es una de las ITS más comunes y puede provocar la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), un cuadro infeccioso que provoca fiebre y dolor en la zona de la pelvis.
    ¿Qué soluciones hay? La mayoría se pueden tratar con antibióticos, pero es importante que se curen bien para evitar que se repitan o que puedan favorecer el desarrollo de otros problemas.
  6. Enfermedades crónicas y algunos tratamientos:
    Aunque son menos frecuentes, es importante tener en cuenta que algunas enfermedades crónicas como la diabetes, el hipotiroidismo (que ya hemos citado), la obesidad, la depresión y algunos tratamientos médicos, como la quimioterapia que se aplica para tratar el cáncer, también pueden comportar problemas de fertilidad.
    ¿Qué soluciones hay? En general, y si están bajo control médico, no es imposible lograr un embarazo. Pero a veces, como ocurre en los casos de cáncer, se recomienda realizar una preservación de los óvulos antes de iniciar el tratamiento de quimioterapia, para evitar que este pueda provocar esterilidad. En estos casos y en nuestro centro se ofrece de forma gratuita.