Si habéis tomado la decisión de no tener más hijos y optar por un método de anticoncepción definitivo, el siguiente paso es cuál elegir: ¿vasectomía o ligadura de trompas? Ambas intervenciones tienen una eficacia prácticamente del 100%, y no afectan al deseo, la excitación o la erección, ya que las hormonas sexuales se siguen produciendo con normalidad. Su objetivo es bloquear los conductos que facilitan que las células sexuales –óvulos o espermatozoides– lleguen al útero para evitar la fecundación. Pero aunque los dos métodos pueden ser reversibles, es fundamental tener clara la decisión, ya que la reversibilidad requiere una intervención más complicada, y, además, no siempre se consigue al 100%.

Por este motivo, lo primero que hay que hacer es informarse bien. Los médicos están acostumbrados a responder a muchas preguntas. Lo que importa es que no os queden dudas. Además, es probable que tengáis que afrontar las típicas preguntas y comentarios de familiares y amigos: “¿ya te lo has pensado bien…?”, “¿y si luego te separas…?” que, desde luego, no ayudan.

En general, las ventajas son muchas. Además, lo que está en juego no es tanto la relación de pareja como la voluntad de no tener más descendencia. Por eso los propios médicos son los primeros que aconsejan no optar por métodos de anticoncepción definitivos en parejas demasiado jóvenes o que tienen una relación inestable. En cualquier caso, lo que importa es que la decisión se tome de mutuo acuerdo y que ambos estéis convencidos. No obstante, comparativamente, la vasectomía presenta algunas ventajas:

  1. Es una operación más sencilla y rápida, que no requiere hospitalización y que se realiza con anestesia local. Dura entre 15 y 20 minutos y puedes volver a casa el mismo día.
  2. Menos complicaciones post-operatorias: lo habitual es que produzca dolor durante una semana, pero con medicamentos de acción analgésica y antiinflamatoria se puede controlar muy bien.
  3. No requiere pedir la baja laboral ni hacer reposo absoluto. Solo hay que evitar hacer esfuerzos físicos importantes durante un par de días o tres. A la semana se puede volver a hacer deporte.
  4. No causa impotencia y no altera el placer sexual. Son falsos mitos que es importante aclarar. De hecho, incluso puede mejorar el rendimiento sexual, al no tener que preocuparse de embarazos indeseados ni de que se rompa el preservativo.
  5. Permite reemprender las relaciones sexuales en una semana. Aunque tras la operación hay que utilizar un método anticonceptivo, ya que es posible que en la eyaculación aún queden espermatozoides que hayan pasado más allá del punto de la obstrucción antes de realizar la cirugía. Para dejar de usarlo es necesario realizar un seminograma aproximadamente a las 30 eyaculaciones (unos 2-3 meses) y confirmar la ausencia de espermatozoides en el semen.
  6. El coste es asequible: a diferencia de otras intervenciones el coste no es elevado y ronda los 600 euros. La Seguridad Social también la cubre, pero las listas de espera son largas.
  7. Es más fácil de revertir que la ligadura de trompas. En principio, cuando uno se decide ha de estar convencido, pero si por motivos personales se desea volver a unir los conductos deferentes, se puede practicar una nueva cirugía, aunque no siempre se logra recuperar la fertilidad.

Además, su práctica ha crecido en los últimos años: si en los 80 y 90 en España la balanza se inclinaba por la ligadura de trompas, desde el 2000 la situación ha dado un giro muy significativo a favor de la vasectomía, sobre todo por la mayor implicación de los hombres en los temas de salud reproductiva. Y, de acuerdo con la última encuesta realizada por la Sociedad Española de Contracepción (SEC), sigue siendo uno de los métodos anticonceptivos más utilizados, por detrás del preservativo y de la píldora.