Hábitos generales


Durante el embarazo la higiene corporal debe ser más cuidadosa dado el aumento de la excreción cutánea (por lo que se recomienda al menos un baño o ducha diaria).


En el embarazo la higiene íntima (región genital y ano) debe efectuarse cuidadosamente. Se desaconsejan las irrigaciones vaginales.

Los pezones y areolas mamarias deben lavarse cuidadosamente y pueden tratarse con algunos productos que recetará el médico. Es aconsejable exponer las mamas al sol: curte el pezón y favorece la irrigación sanguínea.

La limpieza de la boca ha de ser regular, por la mañana y por la noche. Por lo menos una vez durante el embarazo es conveniente visitar al dentista.

Si bien en ocasiones resulta imposible prevenir las estrías cutáneas, el médico puede recetar una crema para intentar evitarlas.

Respecto al cabello, se debe renunciar al crepado, a los rulos muy apretados y a la laca. El secador debe ponerse a la temperatura más baja posible.

Si se observan variaciones en la agudeza visual se debe consultar al oculista. Evitar la colocación de lentillas por vez primera durante el embarazo.

La ropa se recomienda que sea holgada y cómoda, debe estar apoyada en los hombros, y no comprimir el cuerpo, especialmente las mamas, el talle y el abdomen. Los sujetadores deben adaptarse al aumento del volumen mamario (hay modelos especiales). En cambio, no es preciso el uso de faja durante el embarazo, y son perjudiciales las ligas y corsés, que pueden interferir el retorno venoso de la parte inferior del cuerpo y, por tanto, empeorar las varices de las piernas o vulvares, así como las hemorroides.

Los zapatos es aconsejable que sean bajos y cómodos (no utilizar zapatos con tacón que exceda de 5 cm de altura).

Respecto al tabaco, aunque menos de diez de cigarrillos al día se considera un consumo bajo, médicamente debe desaconsejarse fumar antes, durante y después del embarazo. No está justificado anteponer la ansiedad que provoca el dejar de fumar para seguir fumando.

Los hijos de madres fumadoras pueden tener una reducción del peso fetal de entre 100-250 gramos. Este peso que para un adulto no tiene ninguna significación, en el feto comporta una reducción del 5-10%. La talla se ve reducida en más o menos un centímetro de media. El número de cigarrillos que produce este efecto no está bien establecido.

Si el embarazo es normal no existe contraindicación alguna para seguir manteniendo relaciones sexuales en la forma y frecuencia habituales, hasta 4 semanas antes de la fecha probable del parto, aunque en el primer trimestre deben evitarse del todo si existe amenaza de aborto o antecedentes de abortos habituales.

A medida que el abdomen aumente, deben adoptarse nuevas posiciones de lateralidad frente con dorso durante el coito, para favorecer la comodidad y evitar compresiones sobre el abdomen.

Sin embargo hay determinadas circunstancias que contraindican la actividad sexual durante el embarazo:

  • Rotura prematura de bolsa.
  • Hemorragia genital en cualquier momento del embarazo.
  • Si existe infección genital.
  • Amenaza de parto prematuro, incompetencia cervical.
  • Enfermedad hipertensiva del embarazo.
  • Siempre que el ginecólogo lo desaconseje.

Alimentación


Una alimentación adecuada durante el embarazo es fundamental para la salud de la madre y del hijo. Tan perjudicial para el niño es que la madre engorde demasiado, como que gane peso de forma insuficiente.

No hay peso ideal, pero sí se debe vigilar el peso y sobre todo llevar una alimentación adecuada para el feto y para la madre. Hay que recordar que no se come por dos sino para dos.

Deben respetarse las costumbres de cada embarazada, pero es preferible la distribución del alimento en 5 comidas diarias: desayuno (20%), almuerzo (10%), comida (30%), merienda (10%) y cena (30%).


El incremento de peso, al final del embarazo, debería oscilar entre 9 y 12 kilos cuando se parte del peso ideal de la madre. Un aumento de peso inferior a 5 kilos puede, aunque no siempre, repercutir en el desarrollo normal del feto. Un aumento de peso por encima de los 14-16 kilos puede dar problemas como la aparición de diabetes y/o una dilatación lenta durante el parto.

Aunque durante el embarazo el aumento de peso debe ser progresivo, en las primeras semanas el aumento de peso puede ser insignificante, e incluso se puede llegar a adelgazar un poco (1-2 kilos) por los problemas digestivos que a veces se presentan, como náuseas y vómitos. Esta pérdida de peso inicial no debe ser motivo de preocupación ya que se recupera en las siguientes semanas. También puede ocurrir, y es normal, que el aumento al principio sea más rápido y al final más lento.

La dieta de una embarazada ha de ser calóricamente suficiente (2.300-3.000 calorías diarias) y proporcionada en los distintos principios inmediatos:

  • 15% de proteínas.
  • 50% de hidratos de carbono (azúcares).
  • 30% de grasas.

Los principios inmediatos son los componentes básicos de la alimentación; junto con las vitaminas, los minerales y los aminoácidos.

Esto significa que se debe aumentar la ración diaria de proteínas (carne, pescado, etc.) y tomar la misma cantidad de grasas y azúcares que antes del embarazo. Es aconsejable aumentar la ingesta de verduras y cereales integrales, para evitar el estreñimiento, frecuente durante el embarazo.

El agua es esencial. Es importante incrementar la ingesta de agua, ya que ayuda a eliminar residuos a través de los riñones, aliviar el estreñimiento y mantenerse sana. Se puede beber agua sin restricciones, salvo que el médico indique lo contrario. Se aconseja una ingesta de dos litros diarios, que puede incrementarse en situaciones de ambientes calurosos o mucho ejercicio.

Sin embargo las aguas minerales carbonatadas o con gas no son muy recomendables ya que el gas en la cámara intestinal puede producir muchas molestias, tanto a la madre como al feto, ya que este ocupa espacio en el vientre de la madre.

En principio no hay que restringir ningún alimento. Sin embargo a aquellas embarazadas que no están inmunizadas para la toxoplasmosis, se les recomienda que no coman carne cruda (filete Tártaro o Carpaccio de carne), ni embutidos crudos. Sí pueden comer jamón York, sobrasada, embutidos cocidos, etc. También en todos los casos es aconsejable evitar la ingesta de quesos tipo Brie, por riesgo de listeriosis.

En general, si se sigue una dieta mediterránea no suele haber carencias alimentarías durante el embarazo a no ser que existan trastornos de alimentación o se sigan dietas de adelgazamiento. Sin embargo, sí que se ha comprobado que normalmente en nuestra dieta la energía obtenida de los hidratos de carbono representa menos del 50% de las calorías obtenidas, que sería la recomendable.

Durante el embarazo, aumenta el sentido del olfato y del gusto, de tal forma que es posible coger “manía” a algunos alimentos, al café e incluso al tabaco. Al contrario, aparecen “los antojos”, que existen pero de los que no se conoce la causa. En algunas ocasiones, a las embarazadas les apetece comer productos no comestibles, por ejemplo la tierra (arcilla). Si ocurren estas tendencias, se debe contactar con el médico.


Consejos dietéticos

A modo de ejemplo un menú tipo para una embarazada durante 24 horas, aplicable en una mujer con un peso adecuado para su talla en el momento de quedar embarazada, sería:

Desayuno:

  • Leche.
  • Cereales para desayuno o tostadas con mermelada.
  • Zumo de fruta o una pieza de fruta.

A media mañana:

  • Leche o derivados (yogur, cuajada).
  • Fruta.

Comida:

  • Verdura con patata o pasta o arroz.
  • Carne o pescado con ensalada.
  • Fruta.
  • Pan. 

Merienda:

  • Leche o derivados o tostada.
  • Fruta.

Cena:

  • Verdura o pasta o arroz o ensalada.
  • Pescado o carne o huevos o jamón York.
  • Fruta o derivados lácteos.
  • Pan.

Las recomendaciones dietéticas específicas, según el tipo de alimento, a tener en cuenta durante el embarazo son:

  • Aceites y grasas: limitar el consumo. Evitar los guisos y las salsas tipo mayonesa. Siempre son preferibles los aceites vegetales (oliva) y las margarinas a las grasas animales (mantequilla, crema de leche, manteca, etc.).
  • Fruta: consumir la fruta del tiempo y la propia de la región. Debe estar presente en la alimentación de todos los días, incluso en 3-4 de las ingestas diarias. Es un alimento ideal para la dieta durante el embarazo por su aporte de vitaminas.
  • Verdura, tubérculos, hortalizas: deben consumirse todos o casi todos los días en alguna de las comidas. Alimento óptimo, junto con las frutas, en la dieta de la embarazada por su elevada densidad de micronutrientes.
  • Legumbres: debería incrementarse su consumo, que casi ha desaparecido de nuestra dieta. Es un grupo de alimentos muy energético. Cuando no son habituales y se incluyen en la dieta, debe restringirse el consumo de otros alimentos energéticos.
  • Leche y derivados lácteos: el consumo de 0.5-1 litro diario de leche es adecuado durante el embarazo y lactancia. En mujeres con sobrepeso o cuando no se desea aumentar el aporte energético, pueden consumirse los productos desnatados o semidesnatados, mejor si están suplementados con vitaminas liposolubles. En casos de intolerancia a la leche y/o derivados, conviene ingerir suplementos de calcio a razón de 600 mg/día.
  • Huevos: se considera adecuado el consumo de 2-4 huevos a la semana. Cantidades superiores no parecen perjudiciales para el curso del embarazo, aunque aumentan notablemente el aporte de colesterol dietético.
  • Carne: su consumo debe mantenerse en los niveles previos al embarazo. Es preferible comer carnes magras y a la plancha, incluso retirando las porciones de grasa y la piel de las aves. Deberían estar presentes en una de las dos comidas importantes del día (comida o cena). Puede ser substituida por pescado o huevos. Evitar hamburguesas, salchichas, etc. por su composición variable y no siempre bien conocida, con elevado porcentaje de grasas de origen animal.
  • Pescados y marisco: en conjunto aportan tantas o más proteínas, vitaminas y minerales que la carne, pero con menor aporte energético y de grasas. Alternando con la carne y los huevos deberían estar presentes en las comidas principales. Pueden consumirse de forma indistinta el pescado azul y blanco.
  • Embutidos y patés: deben consumirse de forma limitada. No deben formar parte de la alimentación habitual por su elevado contenido en grasas.
  • Quesos curados y semicurados: se recomienda un consumo moderado por su elevado valor energético. Muy útiles, junto con la leche completa, para la suplementación en mujeres que afrontan el embarazo en estado de delgadez. Aportan calcio en cantidades importantes.
  • Azúcar y miel: consumo limitado. Los azúcares de absorción rápida no deben superar el 10 % de la energía total de la dieta.
  • Pastelería: consumo limitado. Alimentos con elevado poder energético, de composición muy variable con hidratos de carbono de absorción rápida y grasas no siempre bien controladas.
  • Cereales; pan, arroz, pasta: deben constituir la base de la alimentación. Sería deseable que los hidratos de carbono alcanzasen un porcentaje superior al 50 % de la energía total de la dieta. Conviene consumir preferentemente preparados integrales con elevada cantidad de fibra dietética.
  • Frutos secos: consumo limitado por su elevado valor energético.
  • Sal: se puede consumir según la costumbre previa al embarazo aunque es aconsejable moderar la cantidad. Sólo en caso de presentar hipertensión arterial o predisposición hereditaria a ella, es conveniente restringir el consumo de sal. Debe saberse que el edema (hinchazón – acumulación de líquidos) que aparece en el embarazo es fisiológico (normal) y no tiene relación con la sal.
  • Café y té: la cafeína, como otras sustancias estimulantes, se absorbe de forma inmediata y produce efectos negativos sobre el sistema nervioso y el aparato circulatorio. La barrera placentaria no impide el paso a la cafeína, por lo que la cautela es la mejor medida en el embarazo. Se puede sustituir el café por café sin cafeína. El té (la teína) tiene un efecto menor que la cafeína, pero los taninos que tiene dificultan la absorción del hierro. Es poco recomendable abusar de ambos productos por lo que se debe limitar su ingesta a un máximo de tres tomas al día.
  • Bebidas alcohólicas: las bebidas alcohólicas durante el embarazo están totalmente desaconsejadas. No existe ninguna barrera entre la madre y el bebé, esto significa que el nivel de alcohol en sangre materna y fetal es idéntico, con el agravante de que el hígado del feto es incapaz de desintoxicarse del alcohol que le llega, dependiendo totalmente del hígado materno. El alcohol durante el embarazo puede provocar en el feto el síndrome alcohólico fetal, que se caracteriza por retraso mental y unos rasgos faciales característicos, y aunque este síndrome suele aparecer en grandes consumidoras de alcohol, no existe un nivel a partir del cual se pueda asegurar que esto no va a ocurrir. Pese a ello, lógicamente, se puede brindar ocasionalmente con bebidas de baja graduación, como por ejemplo el cava.

En resumen y de forma general podemos decir que los alimentos aconsejables durante el embarazo son:

  • Ensaladas.
  • Carne asada.
  • Pescado blanco (asado o hervido).
  • Fruta fresca.
  • Verduras.
  • Leche.
  • Quesos.
  • Huevos.
  • Margarina.
  • Pan integral.
  • Yogur.
  • Agua mineral sin gas. 

Y que los alimentos a evitar durante el embarazo son:

  • Carne frita o cruda.
  • Fritos en general.
  • Especias.
  • Embutidos y charcutería.
  • Dulces y bombones.
  • Pescados grasos.
  • Salados.
  • Chocolate.
  • Picantes.
  • Salsas.
  • Mariscos crudos.
  • Féculas excesivas.
  • Bebidas alcohólicas.
  • Líquidos gaseosos.
  • Café, té y colas.

Consejos dietéticos específicos

En caso de náuseas o vómitos:

  • Comer en pequeñas cantidades a lo largo de todo el día (6 comidas/día).
  • Decantarse por alimentos espesos antes que líquidos, y fríos antes que calientes (purés, verduras, frutas).
  • Comenzar con yogures, flanes, compotas... e ir añadiendo frutas, vegetales y carnes progresivamente.
  • Preparar comidas simples, evitando salsas y cocciones.
  • No tomar alimentos grasos, ácidos ni picantes.
  • No tomar café ni alcohol.
  • Comer en función del apetito, sin forzarse.
  • Reposar 15-20 minutos después de cada comida.
  • Desayunar estirada en la cama disminuye los vómitos matutinos.

En caso de estreñimiento:

  • Beber uno o dos vasos de agua, o mejor un zumo de frutas, en ayunas, cinco minutos antes del desayuno.
  • Evitar harinas y féculas.
  • Tomar arroz, patata cocida con piel, frutas y verduras, todos los días.
  • Aumentar la ingesta de alimentos ricos en fibra.
  • Tomar postres azucarados: yogur, cuajada, dátiles, ciruelas, higos o pasas por la noche.
  • Tomar todos los días un tazón de muesli o cereales, algo de salvado en galletas y/o una fruta.
  • Tomar pan con salvado a ser posible.
  • Acostumbrar al organismo a hacer de vientre todos los días, preferiblemente por la mañana.
  • Beber en abundancia.
  • No usar laxantes sin permiso médico. Es mejor recurrir antes al aderezo abundante con aceite vegetal.
  • Procurar no hacer muchos esfuerzos defecando porque se podrían irritar las hemorroides y romperse.

En caso de flatulencia:

  • Evitar las bebidas gaseosas.
  • Excluir de la dieta coles, cebolla, postres con azúcar, judías secas y el arroz.
  • Procurar evacuar con regularidad.
  • No comer copiosamente y hacerlo con frecuencia.
  • Masticar bien y comer despacio, evitando la ansiedad.
  • Tomar infusiones de manzanilla y anís.
  • En el caso que la embarazada necesite seguir un régimen muy especial, porque es diabética o padece alguna enfermedad determinada (hígado, estómago, vesícula biliar, etc.), será el médico quien señalará el tipo de normas a seguir.

En caso de acidez de estómago:

  • No acostarse nunca inmediatamente después de comer o cenar, procurando esperar 1 ó 2 horas.
  • Evitar alimentos y bebidas irritantes, como comidas muy condimentadas o café y colas.
  • También se puede consultar con el médico para que recomiende antiácidos que dispensan en las farmacias y que pueden tomarse durante el embarazo.

Actividad física y deportes


Los deportes que producen vibraciones o sobrecargas importantes de la zona abdominal o implican posibles caídas o contusiones no están recomendados durante el embarazo, especialmente al inicio del mismo, ya que pueden aumentar el riesgo de un aborto espontáneo.


Excepción hecha de los casos en que exista una amenaza de aborto o parto prematuro, o en el caso de que el médico la desaconseje, la embarazada puede desarrollar una actividad física normal, aunque evitando en lo posible las pesadas. También es importante intentar descansar por la noche unas 8 horas y un rato después de la comida.

Sin embargo, si se realiza una actividad intensiva o de riesgo, lo más prudente en el momento en se confirma el embarazo es suspenderla y consultar el tema con el médico que controle el embarazo que es quien podrá valorar individualmente, a partir de la constitución física y de la evolución de la gestación, qué deportes se pueden realizar sin peligro.

La gimnasia prenatal es el ejercicio más idóneo para la embarazada ya que está diseñada para la situación singular de la embarazada. Como en sus sesiones se incluyen también ejercicios de relajación y circulación es la mejor forma de entrenarse ya que además permite:

  • Combatir tópicos como el dolor-parto.
  • La participación activa de la mujer.
  • Reafirmar y flexibilizar los grupos musculares implicados en el embarazo y parto.
  • Proporcionar mayor oxigenación a los tejidos y al feto.
  • Ayudar a acortar el tiempo de recuperación posparto.
  • Dar mayor serenidad para afrontar los cambios que supone la maternidad. 

La práctica de ejercicio durante el embarazo, ya sea gimnasia prenatal o ejercicio aeróbico moderado, va a mejorar la condición cardiovascular y muscular, va a favorecer la postura y evitará un aumento excesivo de peso, lo que permitirá enfrentarse al trabajo de parto con menos riesgos. Además otras ventajas que reporta a la embarazada son:

  • Adquirir poco a poco una sensación de bienestar.
  • Aumentar el nivel energético.
  • Aumentar la fuerza y tono muscular y la flexibilidad.
  • Adquirir un estilo de vida activo, sano y saludable, que sin duda influirá después en que la recuperación posparto sea más rápida.
  • Mejorar el estreñimiento.
  • Disminuir la ansiedad.
  • Mejorar el insomnio.
  • Producir una disminución de la tensión arterial.
  • Ayudar a aquellas gestantes con “diabetes gestacional” (10%) pudiendo contribuir a evitar la necesidad de utilizar insulina para su control y tratamiento.

Durante todo el embarazo siempre es aconsejable seguir unas recomendaciones en la práctica de ejercicio físico:

  • La actividad física debe ser amena y segura.
  • Es preferible una actividad regular 3 o 4 veces por semana que un ejercicio físico intenso y discontinuo.
  • Debe utilizarse ropa adecuada. Las mamas necesitan sujetadores adecuados.
  • Se debe evitar el calor intenso y los ambientes húmedos.
  • No hay que llegar a cansarse ni acelerar el corazón en exceso, no superar nunca las 140 pulsaciones por minuto.
  • La duración del esfuerzo debe ser corta y el ritmo lento.
  • Es básica una ingesta adecuada de calorías y líquidos.
  • Hidratarse correctamente.
  • Evitar el ejercicio estirada boca arriba, pues dificulta el retorno venoso y provoca mareos.
  • No realizar movimientos bruscos.
  • Reducir la actividad física a medida que el abdomen se hace más voluminoso.
  • A partir del octavo mes es recomendable limitarse a caminar y realizar ejercicios respiratorios.
  • La natación suave se puede seguir practicando hasta que el médico la prohíba por modificaciones del cuello del útero, pues se correría el riesgo de contraer una infección.

Los paseos moderados son altamente recomendables. Deben efectuarse con calma, con zapatos cómodos y por lugares tranquilos.

Si se presentan de forma reiterada mareos, hipotensión, dificultad respiratoria, cefaleas, dolor torácico, contracciones, etc., debe dejar la práctica deportiva. Una mujer gestante ha de dejar cualquier ejercicio si ello la fatiga en exceso.

Además a toda embarazada que presente alguna complicación médica u obstétrica durante su embarazo se le desaconseja, de entrada, la práctica de ejercicio, a menos que tras una valoración médica se le recomiende alguno individualizado.


Deportes recomendados

Pueden practicarse aquellos deportes que no impliquen un esfuerzo intenso o movimientos muy bruscos. Siempre se recomendará una actividad física aeróbica regular (3 veces por semana) de bajo impacto y con una duración no mayor de 45 minutos por sesión.

Las actividades siguientes pueden ser practicadas a lo largo de la gestación:

  • Caminar: al aire libre o en cinta.
  • Marcha: con entreno previo, estilo.
  • Correr: no está contraindicado de entrada.
  • Natación: excelente y vigorizante.
  • Yoga: aumenta la elasticidad; reduce la tensión.
  • Danza: actividad de tonificación.
  • Aeróbic: evitar saltos y caídas.
  • Golf: ideal, aunque al final se verá limitado.
  • Steps: evitar brusquedades.
  • Ciclismo: sólo durante la primera mitad de la gestación; se recomienda bici estática.
  • Pesas: bajar 70% del peso usado antes.
  • Tenis: a nivel no competitivo.
  • Remo: ojo con la zona lumbar; no indicado en la segunda mitad de la gestación.
  • Senderismo: su limitación vendrá dada por el terreno, la altitud y el peso de la mochila.
  • Gimnasia rítmica con moderación.

Deportes desaconsejados

Todo deporte con finalidad competitiva y que requiera un entrenamiento intenso y una dieta exigente debería abandonarse durante la gestación o como máximo debería practicarse hasta el cuarto mes de embarazo. En todo caso, no deben iniciarse deportes a los que no se esté acostumbrado. Dentro de la modalidad de deportes recreativos, deberán abandonarse aquéllos que supongan riesgos de caídas, golpes y/o lesiones maternas, como los siguientes:

  • Equitación.
  • Judo.
  • Esquí alpino.
  • Esquí náutico.
  • Patinaje.
  • Ciclismo (competición).
  • Submarinismo.
  • Escalada.
  • Boxeo.
  • Fútbol.
  • Baloncesto.
  • Voleibol.
  • Surf.

Viajes


Durante el embarazo, si éste se desarrolla sin ningún problema, en general no están contraindicados los viajes.

En general, deben evitarse los viajes largos y cansados en el primer trimestre y durante las cuatro últimas semanas de embarazo. Por lo tanto, el segundo trimestre es el mejor periodo para viajar, ya que prácticamente ha desaparecido el riesgo de aborto y es difícil que se desencadene un parto prematuro.


En caso de tener que realizar un viaje en automóvil se aconsejan las siguientes precauciones:

  • Que el coche tenga buena suspensión.
  • Que la conducción sea suave y cuidadosa.
  • Que la gestante viaje en el asiento delantero con el cinturón de seguridad puesto (acomodando las cinchas del mismo por debajo y encima del abdomen).
  • Se recomienda realizar frecuentes paradas que permitan a la embarazada acudir al baño.
  • Evitar las horas de máximo calor, sobre todo durante el verano, viajando al atardecer o a primera hora de la mañana.

El viaje en avión no presenta riesgos añadidos durante el embarazo, ya que los aviones están presurizados, por lo que el bebé no corre riesgos. Aunque el avión en sí no aumenta el riesgo de un parto prematuro, algunas compañías ponen restricciones a los viajes de gestantes a partir del séptimo mes de embarazo ya que lo que pretenden evitar es la posibilidad de un parto durante el vuelo. En estos casos las compañías aéreas pueden solicitar una autorización del médico para realizar el trayecto, por lo que se exigirá un certificado médico que autorice a viajar.

En general se consideran poco recomendables los viajes largos en las últimas semanas de gestación, si bien ésta no es una norma estricta ya que se deberá decidir la conveniencia o no del viaje atendiendo al estado en ese momento y a la necesidad del desplazamiento.

De todos modos, si existen dudas, es recomendable que el médico aconseje a la embarazada respecto a la posibilidad de realizar un viaje determinado en función de:

  • Necesidad del desplazamiento.
  • Tiempo del embarazo.
  • La distancia y el tiempo en que piensa recorrerse: Normalmente un trayecto de menos de 100 kilómetros no tiene importancia.
  • Medio de locomoción y calidad del camino: El barco, el avión y el tren son más recomendables que, por ejemplo, un largo viaje en automóvil.

Trabajo


En cuanto a la actividad laboral, en general y si no aparece ninguna complicación se puede trabajar hasta el final del embarazo.


Sin embargo, en determinados casos el trabajo puede representar un importante estrés, no sólo físico sino también psicológico, que puede repercutir negativamente en la gestación, ya que puede provocar retraso del crecimiento y/o contracciones.

Los trabajos que requieren estar de pie todo el día se asocian a una mayor tasa de prematuridad, relacionada con las horas trabajadas por semana. En estos casos se puede solicitar un cambio de puesto, o intentar descansar y sentarse cada cierto tiempo o incluso reducir la jornada laboral.

En los casos en los que la embarazada ha de pasar el día sentada, es importante adoptar una posición adecuada, con la espalda recta y los hombros relajados, y utilizar medias compresivas para evitar las varices, procurando que no compriman el abdomen. Dar un “paseo” cada 2 ó 3 horas es de gran ayuda.

En las profesiones que comportan un cambio continuo de horarios (azafatas o personal sanitario) se ha observado un mayor índice de abortos, de retrasos del crecimiento fetal y de partos pretérmino. Se debe procurar, por tanto, reducir el número de guardias y evitar situaciones de estrés mantenidas.

Deben evitarse totalmente durante la gestación aquellos trabajos que impliquen el uso de la fuerza, o se realicen en locales con materiales insalubres, con deficientes sistemas de ventilación, refrigeración o limpieza.

Las condiciones clínicas que aconsejan interrumpir la actividad laboral durante el embarazo son:

  • Antecedentes de prematuridad.
  • Antecedentes de pérdidas fetales (incompetencia cervical).
  • Enfermedad cardíaca o respiratoria grave.
  • Hipertensión durante el embarazo.
  • Rotura prematura de membranas.
  • Amenaza de aborto (hemorragia genital y/o contracciones uterinas más o menos dolorosas en el primer trimestre).
  • Amenaza de parto prematuro (contracciones regulares antes de la semana 37).
  • Hemorragia genital en cualquier momento del embarazo.
  • En embarazos gemelares o de trillizos el ginecólogo recomienda reposo y, por tanto, baja laboral aproximadamente a partir del sexto o séptimo mes, dependiendo siempre de la evolución del embarazo.

Preguntas frecuentes

Si el bebé pesa poco para la época del embarazo ¿se debe comer más para que no nazca con bajo peso?
El cálculo de peso por ecografía tiene un error de +/- un 10%. Si la madre está bien alimentada y nutrida, el que coma más no va a influir en que el bebé crezca más. Si la madre tuvo bajo peso al nacer es probable que su bebé se parezca a ella. De todas formas, si el bebé está catalogado de crecimiento intrauterino restringido (CIR), es conveniente seguir los controles específicos indicados por el obstetra.

¿Se puede montar en bicicleta durante el embarazo?
Se puede ir en bicicleta al principio del embarazo, ya que el ejercicio físico moderado es recomendable durante el mismo. El riesgo que existe es el de que se produzca una caída. Cuando empiece a sentirse menos ágil, a medida que evolucione su embarazo, es recomendable dejar de hacerlo, ya que aumenta el riesgo de caídas.

¿Pueden dañar al feto los detectores de metales de los aeropuertos?
Los detectores de metales que se emplean en bancos y aeropuertos no implican riesgos para la embarazada ni para el feto.

¿Qué medidas dietéticas se aconsejan si se padecen hemorroides durante el embarazo?
Las hemorroides son dilataciones o varices que se producen en el paquete venoso que se encuentra alrededor del ano y es frecuente su aparición durante el embarazo, debido a la compresión que existe por el aumento del volumen de la matriz. Si no duelen no requieren tratamiento médico, pero es aconsejable adoptar una serie de medidas, como son una dieta rica en fibras y abundante líquido para que las deposiciones sean blandas y evitar el estreñimiento, también se aconseja no permanecer muchas horas de pie. Si son dolorosas deberá consultar con su médico para que le paute tratamiento adecuado.