Se dice que cuando el parto ha sido por cesárea, la leche tarda más en subir y suele costar más iniciar la lactancia. Pero no tiene por qué ser así. Lo que ocurre es que en estos casos es posible que se retrase la primera toma, debido a la separación entre madre e hijo en las primeras horas. Para evitarlo, hay que favorecer el contacto inmediato “piel con piel”, de manera que la lactancia se inicie lo antes posible de forma natural.

Dirás: “pero… ¿ya? Si ni siquiera tengo leche…” Pues sí. Aunque no lo creas, ambos estáis preparados. En cuanto nace el bebé y se expulsa la placenta, nuestro cuerpo pone en marcha este proceso y empieza a segregar calostro, un precursor de la leche que aporta al bebé todo lo que necesita en esas primeras horas.

La subida de la leche suele producirse entre 30 y 70 horas después del parto y todos los recién nacidos tienen la capacidad innata de agarrarse al pezón y succionar (¡ya lo verás!), lo que, a su vez, estimula la producción de la leche materna. El resto es cuestión de paciencia y práctica, aunque algunos consejos útiles siempre vienen bien para ir pillando el truco y ganar seguridad. La Dra. Eva Capdevila, de la Unidad de Neonatología del Hospital Universitario Dexeus nos ofrece algunos:

  1. Pide el contacto piel con piel desde el primer momento. En cesáreas es una práctica cada vez más habitual en los hospitales. Pero asegúrate además de que el equipo médico que te atiende sabe que deseas darle el pecho. Si la lactancia se inicia durante la primera hora de vida, el agarre posterior suele ser mejor, así como las posibilidades de una lactancia satisfactoria.
  1. Juntos las 24 horas del día. El contacto continuado juega a tu favor para conseguir un buen vínculo y mejorar la lactancia.
  1. ¿Tumbada o sentada? No hay una postura mejor que otra. Lo importante es que te sientas cómoda. Una posición recomendable para los primeros días es ponerse acostada de lado, con la cabeza ligeramente elevada (sobre una almohada) y el bebé también de lado, acostado sobre la cama, con su cuerpo pegado a ti y su cara muy cerca de tu pecho para facilitar el agarre cuando abra la boca. Su nariz debe estar a la altura del pezón, para que tu olor estimule su reflejo de succión.
  1. ¿Cómo ayudar al bebé? Si prefieres estar tumbada, coloca al bebé pegado a tu cuerpo y deja que él mismo se acerque a tu pecho y empiece a succionar. Es importante que su boca esté bien abierta y cubra toda la aréola y no solo el pezón. Guíale presionando un poco sobre tu pecho para que le resulte más fácil el agarre. Por seguridad, en todo momento debes observar su cara y comprobar que respira bien. Si se queda dormido, ponlo a tu lado siempre boca arriba.
  1. Alterna los dos pechos. Casi siempre hay un pecho que resulta más cómodo que otro, pero es importante alternarlos en las tomas para que se vayan vaciando. Piensa que lo más nutritivo de la toma sale al final. Por lo tanto, vacía bien un pecho por toma, hasta que él mismo la suelte.
  1. No esperes a que llore. El bebé necesita dormir pero cuando se despierta hay que ofrecerle el pecho aunque parezca que no tiene hambre. No hay que esperar a que llore, porque el llanto aparece cuando esa necesidad no está cubierta, y hasta que no se relaja no será fácil que se agarre bien.
  1. Tomas regulares. En los primeros días en la clínica, no dejes que pasen más de 3-4 horas entre toma y toma, incluso por la noche. La lactancia debe ser a demanda para que el bebé pierda el menor peso posible y tú ganes la máxima confianza antes de volver a casa.

Y para las mamás, tres reglas de oro: descansa todo lo que puedas, tómate los analgésicos que te receten y bebe mucha agua.