“La actitud es importante: ayuda y lo cambia todo”

Si estos días, al levantarte por la mañana, tienes la misma sensación que el protagonista de la película “El día de la marmota”, tranquila/o, ¡es completamente normal! Nos pasa un poco a todas/os. Mientras no acabemos hablando con la tostadora, la cosa, de momento, va bien. Bromas aparte, adaptarse a esta nueva situación de reclusión en casa no es fácil y, aunque vayamos sorteándola con buen humor, voluntad e imaginación, es normal estar preocupada/o o tener algún momento de incertidumbre o bajón. Por eso, no está de más contar con algunas recomendaciones de apoyo psicológico. De hecho, muchos organismos oficiales las están facilitando. En este post, la responsable de nuestra Unidad de Psicología, Sandra García, resume las más esenciales.

¿Qué aspectos, de la situación que estamos viviendo, pueden afectarnos más a nivel psicológico y por qué?
Lo que más nos afecta es la incertidumbre de esta situación, y el confinamiento en sí mismo, dado que cambia nuestra forma de vida cotidiana.

¿Qué es esencial para sobrellevarla mejor?
La actitud. Ayuda y lo cambia todo. Hay que mantener el buen ánimo y empezar cada día con energía; aceptar la situación, cuidarse y alejar los pensamientos negativos. También se aconseja mantener unos hábitos de sueño y alimentación, hacer ejercicio físico, cuidar la higiene y la vida social (dentro de las posibilidades, claro) y… muy importante: evitar estar conectados al móvil todo el día y también la sobreinformación.

Pero no podemos evadirnos de la realidad. ¿Cuál es el punto de equilibrio?
Lo mejor es establecer un momento concreto al día para informarnos. Podemos echar un vistazo a las noticias al mediodía y por la noche emplear nuestro tiempo en leer o ver una película para acostarnos un poco más relajados. En cuanto al móvil, es más difícil de controlar, porque necesitamos sentirnos conectados, pero hay que evitar que interfiera continuamente con nuestras actividades.

¿Cómo podemos evitar que los días se hagan largos o repetitivos?
Es bueno crear rutinas, como teníamos en nuestra vida cotidiana, es decir, dedicar un tiempo para el trabajo, otro para el ocio, otro para hacer ejercicio… ¡Pero rebajando las expectativas, claro! Y, dentro de esas rutinas, buscar tiempo para relacionarse con la familia y las personas que pertenezcan a nuestro círculo cercano. Los fines de semana conviene romperlas un poco, al menos un día, y hacer otras cosas: bailar, preparar un postre con los niños, organizar alguna actividad con los amigos a distancia…

Se aconseja hacer deporte y relajarse física y mentalmente. Pero si no eres deportista ni muy yogui ¿qué alternativas tienes?
Podemos caminar cuando hablamos por teléfono y hacer estiramientos para movilizarnos y disminuir tensiones. Están surgiendo muchas iniciativas por las redes sociales adaptadas a cada edad. También podemos relajarnos haciendo algo que nos guste: dibujar, bailar, hacer repostería o cuidar de las plantas.

El hecho de que no se sepa hasta cuándo puede durar esta situación también crea incertidumbre y preocupa, ¿qué aconsejas?
Pensar que se acabará. La pandemia y el confinamiento tendrán un final. Cada día que pasa es un día menos que nos queda para llegar al final de esta situación. Hay que centrarse en lo que estamos haciendo en este momento y no en los días que nos quedan.

Son muchas horas de convivencia familiar, ¿qué es básico para que funcione?
Lo mejor es que cada uno tenga sus propias rutinas, y luego otras compartidas, como la hora de las comidas y algún rato de entretenimiento. Hay que potenciar el respeto por el espacio y el tiempo del otro, igual que queremos que respeten el nuestro. Y, muy importante, repartir bien las tareas domésticas para que no sean motivo de conflicto.

Y si estás sola/o ¿qué se recomienda para estar bien?
En estos casos es normal echar en falta el contacto físico con otras personas. Podemos potenciar las videollamadas e inventar nuevas formas de contacto social: una compañera me comentaba que habían establecido un café diario con sus vecinos, cada uno desde su puerta y así hablaban un poco. Otro buen momento para compartir es el de los aplausos para mostrar el agradecimiento a los profesionales sanitarios.

La situación también afecta a los niñas/os, ¿cómo debemos hablar con ellos de este tema?
Los niñas/os perciben y oyen mucho más de lo que nos imaginamos, por lo que no hay que intentar ocultarles lo que está pasando. Hemos de hablarles con naturalidad y transparencia, permitiéndoles que pregunten sus dudas a medida que les surjan. Hablar de nuestras emociones y permitir que expresen las suyas también ayuda.

¿Y cómo podemos ayudarles a organizar su tiempo?
Igual que nosotras/os. Deben tener un tiempo para hacer tareas escolares, ratos para jugar, hacer manualidades y aunque las pantallas no son adecuadas, pueden ser una aliada en algunos momentos. Están surgiendo muchas iniciativas para ellos con actividades interesantes: audiovisuales, formación por canales infantiles…

Si un día nos agobiamos o nos entra el bajón, ¿qué podemos hacer?
Entender que es normal, no podemos exigirnos estar continuamente optimistas. Nos ayudará hablarlo con algún ser querido, y luego ponernos a hacer alguna actividad que nos haga sentir bien y nos permita pensar en otras cosas.

Si tenemos familiares mayores de 65 años que viven solos o que están lejos, ¿cómo podemos ayudarles?
Es importante recordarles la importancia de no salir de casa y ofrecernos para ayudarles en las compras si es posible. Pero ya saben que son más vulnerables, así que no es necesario recordárselo continuamente, y sí, en cambio, que nos noten presentes en la distancia: enviarles fotos de lo que estamos haciendo, hacer videollamadas…

 Si se tienen síntomas leves o se convive con algún familiar que los tiene, ¿qué es básico para reforzar el equilibrio emocional de la persona afectada y de los demás?
Establecer un espacio de separación de la persona con síntomas y tomar las medidas preventivas recomendadas puede darnos tranquilidad, pero es importante la interacción emocional continuada. Es normal sentir preocupación, pero en la mayoría de las ocasiones las personas se recuperan sin requerir ingreso hospitalario.

 Y si tenemos a un familiar o amiga/o ingresada/o, ¿qué aconsejas para sobrellevar mejor la situación?
Entender que es normal que nos sintamos preocupados y tristes, somos humanos y sufrimos cuando familiares cercanos enferman. Nos puede ayudar confiar en el sistema sanitario, y, en la medida de lo posible, hablar con él.

Para acabar, danos 3 consejos para mantenernos mentalmente positivos:

  1. Confiar en que esto tiene un final y que, aunque nos cueste creerlo, sacaremos algún aprendizaje de esta experiencia.
  2. Mantener ciertas rutinas, que incluyan las relaciones sociales, aunque sean de forma diferente ahora.
  3. Creer en nuestras propias capacidades y recursos para afrontarlo

Y sobre todo, pedir ayuda si observamos que la situación nos empieza a desbordar. Desde la Unidad de Psicología de Dexeus Mujer, hemos puesto en marcha el servicio de videoconferencia, para ayudarte si lo necesitas. Para pedir hora, puedes escribir preferentemente a horas@dexeus.com o llamar al teléfono 93 227 47 00.