El dolor pélvico crónico es un problema más frecuente de lo que parece. Se calcula que un 10% de las mujeres que acuden al ginecólogo lo hacen por esta causa. Sin embargo, está silenciado. Se habla poco y suele tratarse conanalgésico antiinflamatorios o relajantes musculares e incluso con antidepresivos, y poco más. Pero para muchas de las mujeres que lo padecen resulta bastante incapacitante y afecta a su calidad de vida. Además, se trata de una zona especialmente sensible, en la que se localizan estructuras óseas, musculares y diversos órganos, entre ellos los reproductivos. Por ello, hay que prestarle atención.

En nuestro centro contamos con una Unidad especializada de Fisioterapia que ofrece diversas técnicas y opciones para tratar, de forma específica, este dolor. Es algo que pocos ofrecen y que en nuestro caso tiene una ventaja añadida, y es que al estar especializados en salud de la mujer conocemos muy bien cómo trabajar todas estas estructuras.

Las causas más habituales del dolor pélvico son:

  • endometriosis
  • vaginismo
  • dispareunia (dolor que se produce durante las relaciones sexuales en la penetración)
  • enfermedad pélvica inflamatoria
  • como consecuencia de una diástasis abdominal tras el embarazo
  • desgarro o episiotomía durante el trabajo de parto
  • inflamación de la sínfisis púbica
  • colon irritable
  • trastornos que afectan a la vejiga y las vías urinarias
  • problemas músculo-esqueléticos como contracturas e hipertonía miofascial
  • neuralgia del nervio pudendo, una afección muy dolorosa y difícil de diagnosticar

El dolor puede ser crónico o presentarse de forma cíclica, como les ocurre a algunas pacientes que padecen síndrome premenstrual o dolor acusado durante la menstruación.

La buena noticia es que “en todos estos casos la fisioterapia puede ayudar”, explica Yolanda Mesa, responsable de la Unidad de Fisioterapia de Dexeus Mujer. Aunque “hay que tratar cada caso de forma individualizada”, añade. Su eficacia se ha demostrado científicamente “y hemos visto, por propia experiencia, que los resultados son muy buenos, ya que en prácticamente 8 de cada 10 casos se consigue una remisión importante de los síntomas y muchas veces la recuperación total”, añade.

Otra buena noticia es que el tratamiento no suele superar las 20 sesiones, y hay casos en los que se solucionan antes, con 10 sesiones. No obstante, puede durar entre 6 y 8 meses, ya que el dolor es un tema complejo y la respuesta de cada persona es diferente. Pero “la mayoría de los pacientes notan los efectos beneficiosos de la terapia a mitad del tratamiento”, explica la fisioterapeuta Yolanda Mesa.

En cualquier caso, para prevenir estos problemas y reforzar la musculatura de la zona pélvica es recomendable no llevar una vida sedentaria; hacer estiramientos de forma regular (ejercicios de pilates y yoga); evitar esfuerzos y cargar peso en exceso, no estar sentada muchas horas de forma continuada y no practicar deportes de impacto de forma intensiva. Una dieta saludable rica en alimentos que favorezcan la producción de colágeno y elastina también puede ayudar. Por ello procura incluir en tu dieta frutas, verduras, proteínas de calidad y ácidos grasos saludables.

¿Qué tratamientos se pueden aplicar?

Neuromodulación. Es una técnica mínimamente invasiva e indolora. Consiste en la aplicación de una corriente de baja frecuencia que modula la información neuronal creada por el dolor aumentando o disminuyendo la excitabilidad de un grupo de neuronas. Con esta técnica se pueden tratar problemas como la hiperexcitabilidad de la vejiga.

Radiofrecuencia. Consiste en aplicar ondas de alta frecuencia que producen calor con finalidad analgésica y antiinflamatoria. También ayuda a regenerar los tejidos ya que estimula la producción de colágeno. Está indicada en casos de dolor agudo o crónico, cicatrices de episiotomía o cesárea y contracturas en la musculatura del suelo pélvico. Es una técnica que no es invasiva y no resulta molesta.

Biofeedabck guiado por ecografía. Consiste en visualizar a través de una ecografía transvaginal (no invasiva), los tejidos o funciones que pueden estar dañados (como, por ejemplo, si se ha producido un descenso de la vejiga o la uretra) y realizar ejercicios para fortalecer el suelo pélvico o para aprender a relajarlo.

Terapia de inducción miofascial. Es un tipo de terapia manual de evaluación y tratamiento que ayuda a liberar tensiones y disfunciones a nivel muscular y fascial. La fascia es una estructura de tejido conectivo que envuelve todas las estructuras corporales. Esta técnica es eficaz para tratar el dolor pélvico en casos de vaginismo y dispareunia. 

Punción seca. Consiste en aplicar agujas de acupuntura en puntos gatillo -que son aquellos en los que se origina el dolor-, para liberar la tensión y relajar los tejidos. Se llama punción seca porque no se introduce ningún anestésico ni sustancia. Para localizar el punto gatillo la estimulación -comprensión, contracción, estiramiento, etc.- del músculo es vital. Es útil en casos de problemas músculo-esqueléticos.