Abres una pestaña del navegador… ¿y para qué era? Estás hablando y, de pronto, no te viene a la cabeza la palabra que ibas a decir o te quedas en blanco. ¿Te ha pasado? Si estás en la etapa de la perimenopausia o ya has llegado a la menopausia y notas algunos de estos síntomas, ¡no te asustes!
Se calcula que hasta un 60?% de las mujeres experimentan alteraciones cognitivas durante la transición menopáusica. Las más frecuentes son olvidos puntuales, no recordar nombres, falta de palabras, dificultad para concentrarse, lentitud mental o incapacidad para hacer multitarea. También es posible que tengas la sensación de estar en “modo” desconectado. Y no, no te estás volviendo loca ni es “la edad”, sin más. La causa es el descenso de estrógenos que caracteriza a esta etapa.
¿Qué sucede en el cerebro cuando bajan los estrógenos?
En la menopausia los niveles de estrógenos fluctúan y disminuyen, lo que afecta a áreas clave del cerebro relacionadas con la memoria, la atención y la velocidad mental. La razón es que esta hormona también juega un papel clave en el funcionamiento del cerebro. Además, tiene efectos neuroprotectores y regula neurotransmisores esenciales para la función cognitiva, como la serotonina, la dopamina o la acetilcolina, que son esenciales para mantener una mente ágil, equilibrada y atenta. Así que cuando estas hormonas bajan… el cerebro lo nota.
¿Qué síntomas son habituales?
En general, son trastornos que se notan en el día a día, y que no son relevantes, pero sí pueden ser habituales y, sobre todo, frustrantes. Por ejemplo:
- Te cuesta concentrarte o mantener la atención.
- Sientes que ya no puedes hacer varias cosas a la vez como antes (el famoso multitasking).
- Tienes más olvidos frecuentes: nombres, citas, palabras.
- Te quedas en blanco durante una conversación o presentación.
- Necesitas más tiempo para procesar información o tomar decisiones.
- Notas una sensación de “neblina” o lentitud mental.
¿Cuánto tiempo duran?
La buena noticia es que, en muchos casos, las alteraciones cognitivas durante la perimenopausia pueden ser transitorias. A medida que finaliza esta etapa y los niveles hormonales se estabilizan —generalmente entre 2 y 5 años después de la última menstruación—, muchas mujeres experimentan una mejora en su claridad mental. Sin embargo, la experiencia no es homogénea: algunas apenas notan cambios, mientras que para otras estos síntomas son más marcados y persistentes.
No obstante, si las dificultades cognitivas son frecuentes o interfieren en tu trabajo, relaciones o bienestar, es fundamental consultar con un profesional. “Es cierto que el cerebro cambia con la edad, y que existe un declive cognitivo asociado al envejecimiento saludable, pero no es esperable que aparezca de forma significativa entre los 45 y 55 años”, explica la neuropsicóloga Gemma Ortega, especialista en la Unidad de Diagnóstico de ACE Alzheimer Center, Barcelona y colaboradora del programa de Salud Cognitiva de Midlife, que ofrece un tratamiento integral de la Menopausia. “Por eso es importante diferenciar lo esperable de lo patológico, prestar atención a los síntomas que persisten o limitan el día a día, y descartar otras causas subyacentes que puedan justificar estos cambios”, añade la Dra. Ortega. “No se trata solo de detectar enfermedades, sino de mejorar la calidad de vida y prevenir que una situación transitoria tenga un impacto prolongado en nuestro bienestar.”
Existen criterios diagnósticos y baremos internacionales, respaldados por sociedades científicas, que permiten diferenciar los cambios cognitivos esperables del envejecimiento de aquellos que pueden indicar una alteración clínica. Sin embargo, en la perimenopausia, esta evaluación debe considerar también otros factores que influyen directamente en la función cognitiva, como el insomnio, la ansiedad o la depresión, que son frecuentes en esta etapa y pueden afectar significativamente la memoria, la atención y la velocidad de procesamiento. “Por eso, en Midlife realizamos una valoración neuropsicológica global y adaptada a cada paciente, que nos permite identificar no solo el perfil cognitivo, sino también los factores emocionales, hormonales y del estilo de vida que pueden estar implicados”, explica la Dra. Ortega. “En muchos casos, con ajustes personalizados y estrategias sencillas, se puede lograr una mejora clara y sostenida en el rendimiento y el bienestar cognitivo”.
¿A quién puedo consultar?
Si notas que los lapsus de memoria o dificultades cognitivas están afectando tu día a día o generándote ansiedad, lo más recomendable es consultar con un profesional. Puedes empezar por tu ginecólogo/a, quien podrá valorar si estos síntomas están relacionados con los cambios hormonales propios de la perimenopausia. También puedes acudir a un/a especialista en menopausia o a un/a neurólogo/a o neuropsicólogo/a, especialmente si tienes dudas sobre el origen o el impacto de estas alteraciones en tu salud cognitiva.
¿Qué soluciones existen?
Hay varias opciones que pueden ser útiles, aunque siempre hay que valorar cada caso y necesidades de forma individual.
- Tratamientos médicos: terapia hormonal sustitutiva (THS). En algunos casos, los estrógenos pueden mejorar los síntomas cognitivos.
- Complementos alimentarios o nutracéuticos: como el ginkgo biloba, la fosfatidilserina o vitaminas del grupo B. Siempre bajo recomendación médica.
- Cambios en el estilo de vida y hábitos:
- Dormir bien. El descanso profundo es vital para la memoria y la concentración.
- Ejercicio físico. Mejora la oxigenación cerebral y reduce el estrés.
- Estimulación mental. Leer, aprender cosas nuevas que estimulen la actividad cerebral.
- Alimentación equilibrada. Dieta rica en omega-3, antioxidantes y poco azúcar.
- Mindfulness y relajación. La ansiedad empeora los fallos cognitivos.
Y recuerda:
Sé amable contigo misma: No eres menos capaz ni menos válida que antes. Estás atravesando una etapa natural, como lo fue la adolescencia, La ventaja es que ahora tienes más experiencia y te conoces mejor. Hablar de estos temas, informarse y pedir ayuda cuando hace falta son señales de empoderamiento, no de debilidad. Tu mente sigue trabajando bien. Solo necesita que la cuides y te cuides un poco más en esta etapa.