Ni la película “Cincuenta sombras de Grey” ni las escenas más subiditas de tono de las novelas de Betacoqueta han causado tanto furor como el Satisfyer. Puede que no sepas cómo es, pero seguro que has oído hablar de este juguete erótico. Fue récord de ventas en Amazon y sigue siendo noticia.

No obstante, una cosa es lo que se cuenta y otra la experiencia real. Porque, aunque algunas de las que lo han probado aseguran que hay “un antes y un después”, no todo el mundo parece sacarle el mismo partido. ¿La razón? La falta de práctica, claro (dicen que cogerle el truco lleva su tiempo). Pero también, el desconocimiento que, en general, tenemos las mujeres de nuestra propia sexualidad, la anatomía de nuestros órganos sexuales y las zonas potencialmente erógenas femeninas.

Según explica la fisiosexóloga Mónica Mallafré, que trabaja en la Unidad de Fisioterapia del Suelo Pélvico de Dexeus Mujer, muchas de las mujeres que acuden a su consulta confiesan que nunca han visto su vulva ni han observado cómo son sus genitales. Algo que ella recomienda y hay que hacerlo con espejo en mano, puntualiza. “Todas las mujeres deberían hacerlo a lo largo de las diferentes etapas de su vida, y especialmente en la juventud, antes de colocarse un tampón o copa menstrual o tener las primeras relaciones sexuales con penetración, para conocer mejor su propio cuerpo y sus zonas erógenas, igual que estimularse”, añade.

De hecho, es un problema que se arrastra desde hace tiempo, porque falta una buena educación sexual e información útil y libre de sesgos. “Hay mujeres que en sus primeras relaciones sexuales o al ponerse el primer tampón sienten dolor o sangran y creen que es algo normal, pero no lo es. Un tampón mal colocado o una mala primera experiencia sexual puede desencadenar un vaginismo (contractura involuntaria de la musculatura vaginal), que, si no se explica y se trata puede comportar disfunciones que podrían haberse evitado con una buena educación sexual y un mejor autoconocimiento previo”, añade.

Afortunadamente, las cosas están cambiando y se van rompiendo tabús, ya que, desde hace unos años, la sexualidad femenina es un tema del que se habla más abiertamente, sobre todo en las redes. Algunas iniciativas han contribuido decisivamente a ello, como The Vulva Gallery. Un perfil de Instagram creado por la ilustradora holandesa Hilde Atalanta, cuyo objetivo es mostrar la diversidad de esta parte de la anatomía femenina. La cuenta tiene cerca de 450.000 seguidores y recoge más de 1.300 ilustraciones distintas, que la autora ha realizado a partir de fotografías reales. “No hay ninguna vulva que sea igual a otra, como ocurre con otras partes de nuestro cuerpo: las manos, los ojos o la nariz de cada mujer”, explica Hilde, que critica la imagen aparentemente “ideal” que ha difundido el cine y que predomina en el imaginario colectivo, un hecho que ha creado complejos a muchas mujeres que no cumplen ese patrón.

Aparentemente, la vulva “ideal” tiene unos labios internos más finos que los externos y, tanto unos como otros, están protegidos por la piel y no se ven. Pero en la realidad, los labios internos pueden sobresalir sobre los externos, ser más largos e incluso ser asimétricos. Asimismo, los pliegues de la piel que recubren la vulva a veces son gruesos y otras son finos, por lo que los labios externos o interiores pueden quedar al descubierto y estar más o menos expuestos al exterior, al igual que el clítoris, que puede sobresalir o quedar casi oculto. También es frecuente que los labios internos sean más oscuros o tengan un tono diferente al de los externos, “y todas esas posibilidades entran dentro de lo que se considera normal y natural”, explica Mónica.

Si estás pensando que no es tu caso y que conoces tu vulva perfectamente, ¡enhorabuena! Pero es probable que se te escapen otros detalles: ¿sabías, por ejemplo, que el clítoris tiene un capuchón de piel similar al prepucio del pene y que este órgano –cuya única función conocida es la de proporcionar placer sexual a la mujer– se extiende por el interior de los labios externos, el perineo y rodea el tercio inferior de la vagina?, ¿podrías indicar dónde se localiza el famoso punto G o explicar por qué existe el himen?, ¿para qué sirven las glándulas de Skene –que también se encuentran en nuestra vagina– o qué cambios experimentan los órganos sexuales femeninos cuando nos excitamos, durante el embarazo o al llegar la menopausia?

Son temas de los que se habla muy poco y que, sin embargo, es importante tener presente y conocer para cuidar nuestra salud sexual y detectar posibles irregularidades, y la prueba es que muchas veces, cuando surge algún problema o disfunción, tanto física como sexual, muchas mujeres “no saben indicarnos dónde se localiza o cómo explicarlo”, añade la especialista.

Si te has quedado con las ganas de conocer las respuestas a algunas de las preguntas anteriores, podemos avanzarte que, aunque no se ha podido determinar con exactitud dónde está el punto G, se sabe que se encuentra en la pared anterior de la vagina, y que es una zona erógena que con la fricción o el contacto puede desencadenar el orgasmo.

El himen es una membrana muy fina que cubre el orificio vaginal. Normalmente es flexible y presenta oberturas que facilitan el paso de la menstruación. Se considera un resto de la formación del tabique de la vagina, que se forma durante el desarrollo embrionario, y su forma y tamaño difieren mucho de una mujer a otra. Puede romperse de forma accidental haciendo deporte, con la masturbación o durante la primera relación sexual. Generalmente no causa problemas, pero puede provocarlos si está muy cerrado, es muy grueso o presenta alguna malformación. Por ello antes de tener las primeras relaciones sexuales o ponerse un tampón hay que comprobar que todo esté bien. Si tienes hijas o tienes dudas sobre este tema, puedes consultar a tu ginecóloga/o, pero para poder ayudarlas debes conocerte a ti. En nuestro centro contamos con una Unidad especializada en Ginecología de la Infancia y la Adolescencia.

En cuanto a las glándulas de Skene, se encuentran al final de la uretra y vendrían a ser la versión femenina de la próstata. Por ello hay mujeres que llegan a eyacular durante el orgasmo. Estas glándulas no deben confundirse con las de Bartolino, que se encuentran a los lados del orificio vaginal y segregan sustancias que actúan como lubricantes vaginales. Pueden obstruirse y formar quistes, algo frecuente, así que no te asustes si un día notas un bultito, pero siempre que notes cualquier irregularidad debes consultar a tu ginecóloga/o.

En esta misma línea de combatir estigmas sobre la sexualidad femenina, apuntamos otra buena noticia y es la reciente creación del “Museo de la vagina”. Abrió sus puertas el pasado mes de noviembre en el popular barrio de Candem de Londres, y aunque de entrada pueda parecer una idea extravagante o un mero reclamo turístico, su objetivo es promover la educación sexual y la salud ginecológica y sexual femenina. Para ello tiene previsto ofrecer múltiples actividades, como exposiciones de arte, talleres, películas y espectáculos dirigidos a escolares y a gente joven. “Una encuesta reciente comprobó que la mayoría de las jóvenes de entre 25 y 29 años no se hacen revisiones ginecológicas porque les da vergüenza, pero son importantes para detectar el virus del papiloma humano (VPH) y prevenir un cáncer de cérvix”, explicaba su directora, Florence Schechter, en declaraciones a la cadena BBC, “no queremos que nadie se sienta avergonzado por hablar de sus órganos sexuales, así como promover el autoconocimiento y la salud sexual”. Una labor con la que contarán con el apoyo de profesionales médicos.

Cómo ves, la sexualidad femenina es un tema que está de moda, y cualquier iniciativa que abra camino debe ser bienvenida. Así que si tienes dudas o conoces cualquier otro proyecto que quieras compartir, ¡déjanos un comentario!