Si lo miramos por el lado bueno, cumplir los 50 tiene muchas ventajas: los hijos ya tienen su propia vida, y tú más libertad para hacer la tuya. Profesionalmente, tienes experiencia y puedes orientar mejor tus esfuerzos hacia tus objetivos. La hipoteca, con suerte, está liquidada; y tu economía y la de tus amigos va mejor que cuando teníais 20 años, así que podéis disfrutar de una nueva etapa para viajar juntos. En realidad, el único problema es, precisamente, que vas a cumplir los 50. Pero ya se sabe, no se puede tener todo.

En las mujeres, esta etapa coincide con la aparición de la menopausia, que intentamos sobrellevar de la mejor manera posible, a pesar de no tener mucha información sobre este proceso. Aunque saberlo no es que sea de mucha ayuda, especialmente cuando te explican los problemas “que se le asocian”: cambios de humor, sofocos, insomnio, dolor de cabeza, pérdida de masa ósea, disminución del deseo y sequedad vaginal, menor capacidad de concentración, pérdida de colágeno -o sea, más arrugas y flaccidez-. Y por si no fuera bastante, un mayor riesgo de patologías de tipo cardiovascular, cáncer, alteraciones del tiroides… Y aún así, muchos de estos problemas se asumen con una actitud de resignación porque se consideran parte un proceso natural.

De acuerdo. Lo es. Están ligados a la disminución progresiva de estrógenos y a los cambios que comporta ese hecho. Pero eso no significa que tengamos que aceptarlos con los brazos abiertos, o que la farmacia más próxima se convierta en nuestra segunda casa y deje maltrecha nuestra economía: ¿por favor, un lubricante vaginal?, ¿aerosol para calmar los sofocos?, ¿magnesio para fortalecer a memoria…?.

Por suerte, sabemos que muchos de estos problemas se pueden prevenir, y que no todo lo que puede pasar, pasa. De hecho, las mujeres asiáticas no suelen tener sofocos: solo un 14-18%, frente al 70-80% de las occidentales. ¿Será la dieta? O el estilo de vida, o ambas cosas. En cualquier caso, si se puede hacer algo, hay que intentarlo. Y eso es precisamente lo que aconsejan los médicos, que tomemos un papel activo en la prevención.

El pasado 17 de marzo, la Dra. Montserrat Manubens, ginecóloga de la Unidad especializada en Menopausia de Salud de la Mujer Dexeus, ofreció una charla gratuita y algunos consejos prácticos que pueden ayudar a disminuir todos esos riesgos, y que están en nuestra mano.

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Los tratamientos hormonales pueden ser útiles en los primeros años de la menopausia, pero como no están exentos de riesgos es mejor valorar su uso siempre de forma individualizada. En cuanto al mayor consumo de soja, complejos vitamínicos ricos en magnesio o productos que contengan colágeno, no está demostrada su utilidad para combatir los efectos de la disminución de estrógenos.

No obstante, se trata de una etapa que varía mucho de una mujer a otra, tanto en su aparición y desarrollo como en los efectos que provoca, por lo que a la hora de recomendar tratamientos es difícil ofrecer una respuesta que sea válida para todas las mujeres. Lo mejor por tanto, es consultar a un especialista para decidir el tratamiento más adecuado en cada caso. La buena noticia es que, en general, la mayor parte de los síntomas más molestos (sofocos, insomnio, cambios de humor, etc.) desaparecen pasados los primeros 3 o 5 años, y aunque el riesgo de patologías cardiovasculares se mantiene, los chequeos ayudan a detectar de forma precoz cualquier problema y poner en marcha las medidas adecuadas.

No podemos volver a tener 20 años, pero sí disfrutar de los 50, a pesar de la menopausia.