No es un tema de conversación, está claro. Pero no hay que esconderlo ni avergonzarse, sino todo lo contrario, ya que la incontinencia urinaria es un problema de salud importante, y mucho más frecuente de lo que se cree. Afecta a un 20%, de las mujeres de entre 35 y 65 años. Un porcentaje que, a partir de los 75, supera el 40% ¿Sorprendida? Pues son cifras reales.

En los hombres su incidencia también aumenta con la edad y está muy ligada a las enfermedades de la próstata, pero, en general, la prevalencia es mucho más alta en las mujeres: la proporción es de 3 a 1, en general, y de 2 a 1 a partir de los 60 años.

Los médicos lo saben, pero no preguntan, y las mujeres lo sufren, pero no lo cuentan. Y precisamente por no hablar se agrava el problema, ya que muchos casos podrían evitarse si se toman medidas de prevención o se trata correctamente. Además, se ha comprobado que un 80% pueden solucionarse con ejercicios de fisioterapia que ayuden a fortalecer el suelo pélvico , una parte de nuestro cuerpo que todas las mujeres deben cuidar. Se trata de un conjunto de músculos y ligamentos situados en la parte baja del abdomen, cuya función es sostener los órganos pélvicos (vejiga, útero y recto).

Esta estructura se debilita con el paso de los años, especialmente en las mujeres, ya que el embarazo y el parto influyen en la pérdida de la elasticidad y el tono muscular de esta área. Por eso es importante informar a todas las futuras mamás que, tras el parto, después  de la cuarentena, deben hacerse una revisión para valorar el estado de su suelo pélvico y hacer ejercicios para fortalecerlo, aunque el bebé haya nacido por cesárea. Y todas las mujeres deben saber que es importante mantenerse activas físicamente, para evitar que la falta de tono muscular asociada al envejecimiento pueda provocar este problema.

Pero es un tema del que se habla poco, porque da vergüenza o, lo que es peor, porque se cree que es una consecuencia natural de la edad y/o del embarazo y el parto. Pero no es así. Por este motivo, si se tienen pérdidas de orina, hay que acudir al médico. Siempre. Aunque solo ocurra de forma esporádica. Cuando toses o cuando haces un esfuerzo. Puede ser un primer aviso.  Y hay que evitar que vaya a más

No obstante, hay diferentes tipos de incontinencia:

  1. Incontinencia de esfuerzo: se debe a la falta de tono muscular que ya hemos comentado. Suele aparecer al hacer algún esfuerzo físico como correr, saltar, bailar. O al toser, estornudar o reír. El parto y el embarazo, la práctica intensiva de deportes que impacten sobre esta zona y algunas enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, como el asma bronquial o la rinitis alérgica, pueden favorecer su aparición.
  2. Incontinencia de urgencia: se caracteriza por una necesidad imperiosa, que además aparece de forma repentina y no se puede controlar. Se debe a una disfunción, que consiste en la pérdida del control voluntario de la micción, un trastorno que los médicos denominan: “vejiga hiperactiva”. En muchos casos la causa es una dieta excesivamente hídrica, o una irritación vesical provocada por el abuso de bebidas diuréticas, como infusiones para eliminar líquidos (roibos, cola de caballo, frutos rojos) o bebidas excitantes con cafeína, como el té o el café. Así como la toma de algunos fármacos. Aunque también puede ser un síntoma de algún trastorno, como una infección o inflamación de la vejiga, cálculos vesicales o enfermedades del sistema nervioso, como la esclerosis múltiple.
  3. Incontinencia urinaria mixta: a veces, se pueden presentar los dos tipos de incontinencia urinaria.


¿Qué soluciones hay?

Incontinencia de esfuerzo: en el primer caso, la fisioterapia es la primera opción de tratamiento. Pero es importante iniciarla cuanto antes. Los ejercicios más conocidos son los de Kegel. Pero antes de empezar pide siempre consejo a un especialista y no te pongas a hacerlos por tu cuenta, ya que puede ser contraproducente. De hecho, la idea de que aguantar la orina puede ayudar a fortalecer los músculos y a prevenir este problema es errónea y, a veces, el no poder controlarla puede provocar problemas psicológicos. El ejercicio de controlar la micción sirve para tomar conciencia de la musculatura del suelo pélvico, pero no hay que ponerlo en práctica durante la micción. Si la incontinencia urinaria es más importante, es posible que sea necesario recurrir a la cirugía. En el 97% de los casos, la operación resuelve el problema.

Incontinencia de urgencia: en el caso de la vejiga hiperactiva hay que hacer un diagnóstico para determinar el tratamiento, pero si el problema se debe al consumo de fármacos o a la ingesta excesiva de líquidos o irritantes de la vejiga de la orina, se puede solucionar con un cambio de hábitos.

Como ves, se trata de un trastorno que, de no estar ligado a una enfermedad, se puede tratar y solucionar de forma sencilla. El principal problema es que suele estar infradiagnosticado o no tratado correctamente. ¡Así que toma la iniciativa y comparte este post con tus amigas!