El cáncer de ovario es mucho menos frecuente que el de mama, pero si no se detecta en fases iniciales tiene un riesgo de mortalidad más alto. ¿Por qué, entonces, apenas se habla de este tipo de cáncer? Hay varios motivos: el primero es que, a diferencia del de mama, actualmente no existen pruebas específicas ni programas de cribado que permitan la detección precoz de este tipo de tumor, aunque la ecografía ginecológica puede ayudarnos en algunos casos. Por otro lado, no se puede prevenir y es difícil de diagnosticar, porque en estadios iniciales no presenta síntomas, o bien, cuando aparecen, son bastante inespecíficos y pueden confundirse con otros trastornos menos importantes. Pero, precisamente por estas razones, la mayoría se suelen diagnosticar tarde, así que es importante estar informada.
Coincidiendo con la celebración de Día Mundial del Cáncer de ovario, que se celebra esta semana, dedicamos este post a ofrecer información útil, con el asesoramiento del Dr. Francesc Fargas, coordinador de la Sección de Ginecología Oncológica y Patología Mamaria de Dexeus Mujer.
¿Cuál es la causa o los factores de riesgo? La causa se desconoce. Aunque, como otros tumores malignos, se produce como consecuencia de una acumulación de alteraciones en las células que causa un crecimiento y proliferación incontrolada de las células epiteliales. En general, el tabaquismo y el consumo de grasas son factores que aumentan el riesgo de desarrollar un cáncer.
¿El uso de anticonceptivos hormonales o haber tenido hijos tiene algún impacto? En realidad, el riesgo de padecer cáncer de ovario es menor en mujeres que han tomado anticonceptivos orales durante años. Y se cree que las mujeres que no han tenido hijos tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, estos hechos no son determinantes tampoco.
¿Cuántos casos se detectan al año? En España se detectan más de 3500 nuevos casos de cáncer de ovario al año. No parece mucho en relación al de mama o de colon, pero como ya hemos comentado, si no se detecta en fases iniciales, el riesgo de mortalidad es más alto que el de otro tipo de cánceres femeninos. La buena noticia es que la tasa de supervivencia actual se ha triplicado respecto a la década de los 80 y supera el 90% a los 5 años cuando está localizado.
¿El riesgo aumenta con la edad? La mayoría de los casos se diagnostican entre los 45 y los 75 años, pero también puede afectar a mujeres más jóvenes. A partir de los 50 el riesgo aumenta, y, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, SEOM, la edad media del diagnóstico se sitúa en 63 años.
Si no se hacen cribados ¿cómo se puede detectar? Las revisiones ginecológicas anuales son fundamentales para detectar cualquier irregularidad. Y cada vez más estudios demuestran la utilidad de la ecografía transvaginal–cuando la aplican especialistas expertos– para evaluar el riesgo de que las lesiones que se detectan puedan derivar en un cáncer. De hecho, nuestro equipo de Diagnóstico Ginecológico por la Imagen (DGI) –que tiene una amplia experiencia-– ha participado en diversos estudios a escala internacional que lo confirman. Por ello, es recomendable hacerse una revisión anual, con ecografía transvaginal, a partir de los 30 años.
¿Qué síntomas pueden alertarnos? Como hemos comentado, sus síntomas, si se presentan, pueden ser confundidos con otros problemas de salud más banales, como trastornos gastrointestinales. También puede provocar molestias abdominales, como sensación de plenitud después de comer, aunque se coma poco, o sensación de gases y pérdida de apetito o de peso, molestias pélvicas o molestias al orinar o hacer deposiciones que persisten sin que haya una explicación.
Si tengo antecedentes en la familia o familiares que hayan padecido cáncer de mama u otros tipos de cáncer ginecológicos, ¿debo seguir un control más estricto? Debes informar a tu ginecólogo/a para evaluar el riesgo y para que te derive a una consulta especializada en riesgo oncológico. A partir de ahí te indicarán si es necesario realizar controles más frecuentes.
¿Puede haber un componente hereditario? No siempre. Pero se calcula que un 20% de los cánceres de ovario son hereditarios y en su mayoría están asociados a mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA 2. Estos genes forman parte del grupo de “genes supresores de tumores” y contienen la información para la producción de unas proteínas implicadas en la reparación del ADN y por tanto en el mantenimiento íntegro del genoma. Si no ejercen esa acción protectora, el riesgo aumenta. Un estudio genético permite descubrir si en la familia sois portadores de alguna mutación genética hereditaria y determinar la estrategia debes seguir. En Dexeus Mujer contamos con una Unidad de Asesoramiento Genético y otra Unidad especializada en Riesgo Oncológico, por lo que si tienes cualquier duda puedes consultar.