A no ser que existan antecedentes familiares, pocas personas creen que puedan tener problemas de fertilidad. Pero si llevas un año intentando quedarte embarazada sin éxito, deberías consultar a un especialista. Y si tienes más de 35 años, se aconseja ir antes, a los 6 meses. La razón es que a partir de esa edad la fertilidad femenina desciende de forma progresiva. Por lo que si existe algún problema es importante detectarlo cuanto antes para no alargar la espera de forma indefinida y perder tiempo.

Dar el paso de pedir visita cuesta. Y aceptar que podemos tener un problema de fertilidad también. Pero lo que nadie se espera es que después de hacerse las pruebas habituales, los resultados indiquen que “todo es normal” y no haya una explicación.

Esta situación se denomina técnicamente esterilidad de origen desconocido (EOD) o idiopática, y para muchos expertos sigue siendo un tema controvertido, ya que la falta de un diagnóstico hace difícil decidir cuál puede ser la estrategia a seguir. En ginecología, el término «infertilidad idiopática femenina» se refiere a una afección en la que el examen clínico no revela ningún hallazgo patológico que pueda explicar la infertilidad de la pareja. No obstante, algunos especialistas afirman que este concepto tal vez no debería utilizarse, ya que hay problemas que no se pueden detectar en un diagnóstico rutinario.

“Por ello, es muy importante establecer qué pruebas diagnósticas se requieren antes de llegar a la conclusión de que estamos ante una EOD”, explica el Dr. Josep Gonzalo, especialista en reproducción asistida y director del centro Dexeus Dona de Reus. A continuación, respondemos a algunas dudas frecuentes sobre este tema:

¿Se trata de un problema frecuente?
Sí. La infertilidad inexplicada (EOD por sus siglas en español) representa aproximadamente un 30% de los casos de infertilidad, aunque este porcentaje puede variar entre el 8% y el 37% según el grado de exhaustividad del estudio diagnóstico realizado.
¿Hay un perfil tipo de paciente?
No hay un perfil único. Sin embargo, muchas veces afecta a mujeres jóvenes con función ovárica normal, trompas permeables y sin alteraciones estructurales uterinas. Aun así, la casuística es bastante diversa y depende también del contexto clínico y geográfico.
¿Qué pruebas incluyen los test de fertilidad básicos?
Las pruebas básicas incluyen: historia clínica, sexual y reproductiva detallada, evaluación sanguínea con evaluación hormonal, estudios tubáricos (histerosalpingografía (HSG) o HyCoSy) y ecografía transvaginal (idealmente 3D) para descartar anomalías uterinas. En caso de tener pareja masculina, también un análisis de semen según criterios OMS.
¿Qué condiciones de infertilidad pueden quedarse fuera de estas pruebas iniciales?
endometriosis leve, alteraciones inmunológicas, defectos de implantación endometrial, anomalías genéticas o epigenéticas. Estas condiciones requieren estudios más específicos o invasivos para ser detectadas.
¿Qué estrategia o protocolo de actuación se sigue ante una EOD?
El protocolo sugerido incluye: confirmar el diagnóstico por exclusión y calcular el pronóstico de concepción natural (es una estimación de gestación que hace el especialista en función de cada caso). A partir de ahí, según el pronóstico, se decide si esperar unos meses o iniciar algún tratamiento de reproducción.
¿Qué otras pruebas se suelen pedir en estos casos para ampliar la información?
Estudios de receptividad endometrial; pruebas inmunológicas; estudios genómicos y laparoscopia diagnóstica (solo si hay sospecha de endometriosis u otra patología). Hay que destacar que pocas de estas pruebas tienen alta calidad de evidencia, y su uso se limita o se recomienda solo en el contexto de investigación.
¿Cuándo puede estar indicado hacer un estudio de inmunología?
Solo en casos seleccionados con antecedentes clínicos relevantes, como pérdidas gestacionales recurrentes, enfermedades autoinmunes conocidas o fallos repetidos de implantación. No se recomienda de forma sistemática en todos los casos de EOD.
¿Es conveniente alargar un poco más los intentos de embarazo de forma natural antes de optar por la reproducción asistida?
Sí, si el pronóstico de concepción natural es alto. Según los modelos predictivos, parejas con probabilidad >30% en 12 meses pueden esperar entre 6 y 12 meses antes de iniciar tratamientos, lo cual evita intervenciones innecesarias. Hay que tener en cuenta que cambiar de hábitos también puede mejorar la fertilidad, me refiero a dejar de fumar, no beber alcohol, mantener un peso saludable, hacer ejercicio al menos 30 minutos al día, limitar la cafeína, reducir el estrés y dormir bien.
En el caso de iniciar un tratamiento de reproducción, ¿cuál se aconseja?
La primera línea de tratamiento recomendada es la inseminación intrauterina (IUI) con estimulación ovárica leve, generalmente durante 3 a 6 ciclos. Si no hay éxito, se puede considerar la FIV. El uso de ICSI solo se indica si hay un factor masculino identificado.
¿Qué resultados ofrecen las diferentes técnicas de reproducción asistida en este tipo de pacientes?
En pacientes con mal pronóstico natural, la IUI con estimulación ovárica ha mostrado mejoras en tasas de embarazo frente a la gestación expectante. La FIV no ha mostrado beneficios claros sobre IUI en este grupo. Y la ICSI no mejora resultados frente a FIV convencional si no hay un factor masculino. En resumen: la FIV no aporta mejores tasas de éxito que la IUI en pacientes con EOD y buen pronóstico, lo que refuerza un enfoque progresivo en el tratamiento.
Pero, ¿hay esperanza?
Sí. A pesar de la incertidumbre que rodea a la infertilidad inexplicada, muchas parejas logran concebir, ya sea de forma natural o con tratamiento. Gracias a los avances en la medicina reproductiva y al uso de modelos pronósticos, hoy es posible personalizar las estrategias, reducir intervenciones innecesarias y mejorar los resultados.