Si estás a punto de cumplir los 35 o 36 años y quieres tener hijos pero, de momento, no te lo planteas ni a corto ni a medio plazo, pide a tu ginecólogo/a que valore tu reserva ovárica. Es muy fácil, con una ecografía y una analítica basta, y una vez tengáis los resultados en mano, consúltale si, en tu caso, podría estar indicado hacer un tratamiento para preservar tu fertilidad. A menudo creemos que es un gasto innecesario y que no va a pasar nada por esperar unos años más, pero no es así. Los óvulos envejecen, y de forma más rápida que nosotras. Cada año que pasa, sobre todo a partir de los 35, su calidad disminuye y, con ello, las posibilidades de lograr un embarazo.

Y ¿por qué los médicos no lo explican y falta tanta información?, te preguntarás. Lo que ocurre es que a nivel social la maternidad se considera un tema personal, y, por respeto a esa privacidad, los profesionales no suelen plantear este tema de forma abierta a sus pacientes, a no ser que estas se lo consulten. Sin embargo, gran parte de las mujeres que recurren a la reproducción asistida lo hacen por problemas de fertilidad asociados al retraso de la maternidad. De hecho, desde el punto de vista biológico y reproductivo, se considera que a partir de los 35 años una mujer ya es mayor para ser madre. Por eso es fundamental estar bien informada y, a partir de ahí, tomar la decisión que más se ajuste a nuestros intereses.

En este post, la Dra. Marta Devesa, especialista en Reproducción asistida de nuestro centro apunta cinco buenas razones por las que es recomendable preservar la fertilidad, y hacerlo antes de cumplir los 36 años, cuando hay que retrasar la maternidad.

  1. A los 35 años solo queda un 10% de la reserva ovárica inicial. A diferencia de los hombres, nosotras no producimos miles de óvulos cada mes como ellos producen espermatozoides. Al nacer, un bebé de sexo femenino ya tiene todos los óvulos que, en potencia, podrá utilizar a lo largo de su vida. Y esa reserva (unos dos millones) se reduce a entre 500.000 y 300.000 cuando llega a la pubertad, y sigue disminuyendo con el paso de los años, al igual que la fertilidad. Además, en cada ciclo menstrual, se pierden cerca de 1.000 ovocitos, por lo que, en la práctica desde la primera regla hasta la menopausia, el número de óvulos que una mujer puede utilizar no supera los 450.
  2. Retrasar la maternidad reduce a la mitad las posibilidades de lograr un embarazo de forma natural. Con el paso de los años, además de disminuir el número de óvulos de tu reserva, se deteriora su calidad, y eso también reduce un 50% las posibilidades de lograr un embarazo de forma natural respecto al momento de máxima fertilidad, que para la mujer se sitúa en la década de los 20 años.
  3. Si congelas óvulos antes de los 36 años la respuesta al tratamiento de estimulación ovárica, en general, es mejor, y necesitarás menor cantidad de óvulos para lograr un embarazo en el futuro, porque estos son de mejor calidad. A menor edad, mayor reserva ovárica y, por lo tanto, mayor respuesta al tratamiento de estimulación ovárica, lo que implica más óvulos congelados y de una calidad teóricamente mejor, por lo que las probabilidades de éxito serán más altas si haces el tratamiento antes de los 36 años. Para que te hagas una idea: para tener un 50% de probabilidades de tener al menos un hijo, si congelas óvulos antes de los 35 años necesitas disponer de unos 8 óvulos congelados, pero si los congelas a los 38, necesitas unos 15, ¡casi el doble!
  4. A partir de los 40 años, las posibilidades de concebir y tener un hijo de forma espontánea se reducen a un 6%. A partir de los 40, las probabilidades de lograr un embarazo que culmine con el nacimiento de un bebé (es decir, que no se produzca un aborto) son del 6%. Con la ayuda de la Fecundación in vitro (FIV) logramos obtener mejores resultados, pero a esas edades la FIV no logra compensar el impacto de la edad, por ello a veces es necesario recurrir a una donación de óvulos. De ahí el interés de criopreservar ovocitos cuando se es joven.
  5. Los óvulos vitrificados pueden mantenerse así durante muchos años sin perder sus condiciones de calidad, lo que te permite decidir con mayor libertad el momento en el que deseas ser madre. De hecho, se ha comprobado que pueden utilizarse hasta diez años después de la vitrificación. Aunque no se aconseja esperar tanto. La única fecha límite la marca tu propia edad, ya que, aunque no existe una normativa específica, las sociedades científicas aconsejan no realizar tratamientos de reproducción asistida a mujeres mayores de 50 años, por los riesgos y complicaciones asociados al embarazo a esa edad.  En nuestro centro, además, el coste de mantenimiento por la conservación es gratuito durante los primeros cinco años.

Si decides retrasar tu maternidad y quieres saber más sobre la preservación de la fertilidad, ponte en contacto con nosotros.