Aunque hayamos preparado hasta el último detalle para que una cita incluya sexo, casi nadie se atreve a confesarlo abiertamente a su pareja. Además, el mayor aliciente es la incertidumbre de no saber si sucederá, o dónde, o cuándo, o cómo. Sobre todo si se trata de una nueva relación.

Otra cosa es fantasear y crear lo que se llama tensión sexual, que siempre resulta estimulante. Y en ese caso da igual que sea la primera cita, la quinta o una relación estable. Lo que está claro es que “programar” el sexo no funciona. Y si además hay que hacerlo por obligación y para conseguir un embarazo, todavía menos.

No hace falta ser psicólogo para comprobarlo. Convertir las relaciones sexuales en un acto mecánico con fines reproductivos echa para atrás al más dispuesto, y agota emocional y físicamente a cualquiera. Y aunque el tema suela ser objeto de broma con los amigos, es mucho menos divertido de lo que parece. Además, a largo plazo, puede llegar a erosionar la relación de pareja.

Sin embargo, es un problema real para muchas parejas que desean ser padres y llevan unos cuantos meses intentándolo. Por ello, muchos expertos en sexualidad alertan de que hay que reorientar la situación. Pero ¿cómo?

  1. Olvídate de programar. Lo que se llama “coito programado” consiste en sincronizar las relaciones sexuales con el período de la ovulación. Nada que no sepamos y que no hayamos tenido en cuenta todas cuando hemos sentido la llamada de la maternidad (contando con precisión alemana los días desde la última regla). Pero si tienes más de 35 años y tú y tu pareja lleváis más de seis meses con el “hoy, toca”, mejor que consultéis a un experto para que valore vuestra situación y descarte posibles problemas.
  1. Piensa en sexo. Para facilitar que surja el deseo, hay estar “predispuesto”, y eso requiere tenerlo en mente. Así como sentirse bien con uno mismo, potenciar el atractivo y avivar la relación de pareja y la complicidad.
  1. Rompe la rutina: cambiar de escenario, de táctica, de postura, de día y de rituales siempre ayuda. Así como intercambiar algún mensaje inesperado o sorprender al otro.
  1. Hay margen. Si buscáis descendencia está claro que “hay que hacerlo” más frecuentemente. Pero la naturaleza da un cierto margen, ya que el periodo de ovulación suele durar entre dos y tres días, y los espermatozoides pueden vivir dentro del útero de tres a cinco días. Así que no es necesario hacerlo cada día. Hay que tener la semana controlada y aprovechar cuando tengamos ganas. Además, el esperma es mejor si el sexo se practica en días alternos, ya que la producción precisa de 48 a 72 horas para renovarse
  1. No te obsesiones. Olvídate del calendario, de los test de ovulación, de observar tu moco cervical y medir la temperatura corporal. Ninguno de estos métodos es infalible.
  1. Date tiempo. La posibilidad de que una pareja joven y fértil que tenga relaciones durante un mes logre un embarazo es de un 25%, lo que demuestra que los seres humanos no somos precisamente una de las especies más fecundas. Pero ¡que nadie se desanime! Esa cifra varía en función de cada pareja y se sabe que hasta el 85% de las que no tienen ningún problema y lo intentan, consiguen una gestación durante el primer año de relaciones.

En resumen: el deseo es un acto instintivo. Y la prueba es que las reacciones fisiológicas que genera la excitación sexual: lubricación, vasodilatación, aceleración del ritmo cardíaco… no se pueden provocar artificialmente, por mucho empeño que pongamos en ello. Así que deja de lado la razón, el calendario y la calculadoraY ¡despierta tu sensualidad…!