Detectar que tienes verrugas en tu zona íntima puede que te asuste un poco. Pero, en realidad, es un problema más frecuente de lo que parece y que puede tratarse. La causa es el virus del papiloma humano (VPH), que se transmite por contacto sexual. Pueden aparecer en la vulva, la vagina, la zona anal, el cuello del útero e incluso en la zona de la boca y la faringe, y tanto en mujeres como en los hombres, ya que ellos también pueden contagiarse y transmitir esta infección. Y no es necesario tener relaciones sexuales con penetración para contagiarse, ya que se transmite por el contacto directo de una piel infectada con otra.

De hecho, y como explica la Dra. Olga Salas, jefa de la Unidad de Patología del Tracto Genital Inferior de Dexeus Mujer, el VPH es un virus que se transmite muy fácilmente y se cree que más de un 80% de la población activa sexualmente se ha contagiado alguna vez. Sin embargo, la mayoría de las veces ni siquiera provoca síntomas, porque nuestro sistema inmunológico actúa para eliminar al virus y la infección pasa completamente desapercibida. De todos modos, y precisamente por este motivo, los médicos recomiendan siempre tomar medidas preventivas, como utilizar método de barrera y hacerse revisiones ginecológicas regulares.

Si las detectas, lo primero que debes hacer es acudir a tu ginecólogo/a para que pueda examinarlas y determinar el tratamiento. Además, es posible que además de las verrugas que ves, haya otras lesiones localizadas en la parte interna. Pero no te alarmes, porque hay diferentes tipos de cepas del VPH  -¡existen más de 100!- y no todas comportan el mismo riesgo.

Para eliminarlas, pueden aplicarse diversos tipos de tratamiento, como cremas de uso tópico, crioterapia, extirpación quirúrgica o láser. A veces desaparecen de forma espontánea, pero es fundamental que el especialista las revise e indique qué tratamiento es el más adecuado en cada caso.

En nuestro centro contamos con la vacuna nonavalente, que protege frente a casi el 90% de los serotipos -o tipos de cepas diferentes- del VPH que pueden favorecer el desarrollo del cáncer de cérvix y de las lesiones previas que pueden causarlo, así como de las verrugas. Se administran tres dosis (0-2-6 meses de intervalo). En los niños y niñas menores de 14 años, la vacuna se administra en solo dos dosis (0-6 meses).

En Cataluña, la vacuna contra el VPH se aplica de forma sistemática a todas las niñas de entre 11 y 12 años, antes de que inicien sus relaciones sexuales. Si tienes hijas, probablemente ya estarás informada. Pero si eres joven o más adulta y no te has vacunado, puedes pedir información a tu ginecóloga/o, ya que la vacuna también se puede aplicar a mujeres de mayor edad; de hecho, los estudios de eficacia se realizan en mujeres de hasta 45 años.

Actualmente, y además de la vacuna, para reforzar la protección frente al VPH debemos evitar prácticas sexuales de riesgo y seguir el cribado del cáncer de cérvix; es decir realizarse la citología y en mayores de 30 años, el test del HPV. Estas pruebas permiten detectar alteraciones celulares que pueden ser indicativas de la presencia del VPH o de lesiones, y por lo tanto, hacer un diagnóstico precoz y solucionar el problema. Así que, ¡no te olvides de pedir cita para hacer tu revisión anual!

La salud sexual es muy importante y el VPH, como muchas otras infecciones de transmisión sexual no presentan síntomas, por lo que, ante cualquier duda, consulta siempre a tu ginecóloga/o ¡y no bajes la guardia!