Si el último mes de embarazo se hace largo, afrontar la espera de un parto que se retrasa puede ser… ¡terrible! Todo el mundo alerta y esperando la noticia, la vecina que pregunta: “¿qué, aún no…?” Tu pareja y la familia dando un salto cada vez que les llamas al móvil, y si te llaman a ti y no lo coges es que te ha pasado algo o has tenido que salir corriendo al hospital ¡Drama familiar asegurado! ¡Así no hay forma de relajarse! Pero, a ver ¿por qué se puede retrasar el parto?, y ¿tan difícil es saber cuándo va a ocurrir…?

Pues sí, ya que cada bebé crece a su ritmo y el momento en el que se inicia el proceso de forma natural no se puede prever. Además, las calculadoras online que existen para determinar la fecha probable del parto (FPP) solo te darán, como bien dice su nombre, una fecha orientativa. ¿Por qué? Pues porque hacen el cálculo a partir de tu última regla y basándose en la idea de que la ovulación se produce justo 14 días después. A esa fecha le suman 40 semanas -que es el plazo en el que se considera que un embarazo ha llegado a su término- y voilà: ¡ya tenemos la FPP!

Pero siempre hay que contar un margen de error de, al menos, ± 7 días (antes y después), ya que, aunque ovules como un reloj suizo, a todas se nos ha retrasado o adelantado la regla alguna vez, lo que demuestra que el día de la ovulación puede variar y nunca se puede predecir con exactitud. Además, tampoco es posible saber cuándo se ha producido la fecundación, ya que aunque un óvulo puede ser fertilizado en un plazo de unas 24 horas, los espermatozoides pueden sobrevivir dentro del útero más tiempo (si las condiciones son favorables), por lo que no siempre el día en el que has tenido relaciones sexuales es el día en el que se produce la fecundación.

Por suerte, el margen de error se puede acotar bastante con las ecografías que se realizan durante el primer trimestre, ya que, hasta esa etapa, el desarrollo de todos los bebés es bastante similar. De hecho, las “eco” se consideran el método más exacto para determinar de cuantas semanas estás (¡recuerda que el embarazo se cuenta por semanas, no por meses!). Para averiguarlo, los médicos miden la longitud del feto. En inglés, esta medida se denomina crown-rump length (CRL), que textualmente significa: longitud de la cabeza (concretamente, desde la coronilla) hasta el coxis, que es la última pieza ósea de la columna. Las estadísticas demuestran que una medida de 15 mm corresponde, aproximadamente, a 8 semanas de embarazo.

Así que si la edad gestacional calculada inicialmente no coincide con los marcadores de la ecografía, se reajusta y se establece una nueva FPP. Hay médicos que cuentan 41 semanas (en vez de 40) para determinar la FPP con el fin de incluir un margen posible de error y evitar que la madre se estrese. Además, se considera normal que un embarazo dure entre 38 y 41 semanas.

A partir de la semana 41, los controles son más continuados y es posible que tu médico decida provocar el parto para evitar que la placenta empiece a deteriorarse y no cumpla bien su función, o que el bebé crezca más y eso comporte complicaciones. Así que ¡no te pongas nerviosa! Intenta estar activa –física (en la medida de lo que puedas, claro…) y mentalmente– y déjate guiar por lo que decida tu ginecólogo/a.

Y a ti, ¿se te adelantó o retrasó el parto? ¿Fue todo muy rápido o estuviste contando los días…? Si tienes dudas o quieres compartir tu experiencia ¡envíanos un comentario!