Tras haber concebido un hijo o hija a través de un tratamiento de reproducción asistida con donación de gametos (óvulos, espermatozoides o ambos), es normal que os puedan surgir algunas dudas sobre la conveniencia o no de contarle su procedencia: “¿Hay que decirle que nació gracias a la reproducción asistida? ¿Cómo le afectará? ¿A qué edad y cómo decírselo?”. En este post, Sandra García Lumbreras, responsable de la Unidad de Psicología, nos da algunas pautas.

En España, la ley vigente establece que los hijos tienen el derecho, por ellos mismos o a través de sus representantes legales, a obtener información general de las donantes, sin revelar su identidad.

Una de las razones que os pueden frenar a la hora de explicar a vuestro hijo sus orígenes suele ser la desvinculación genética, pero la epigenética ha demostrado que las condiciones ambientales en las que se gesta el bebé, el embarazo y la crianza, son determinantes a la hora de dar lugar o no a la expresión de algunos genes. Además, la evidencia científica actual sugiere que lo más beneficioso, tanto para el niño o la niña y los padres, es compartir esa información.

¿Por qué explicarlo?

En una relación afectiva prácticamente siempre es mejor no tener secretos. Ocultar información crea una distancia entre quien no sabe y quien no quiere explicar.

Una postura de apertura y sinceridad entre vosotros favorece la relación padres-hijos. Tengamos siempre presente que el amor, el cuidado, los valores y las costumbres no se transmiten genéticamente, sino mediante la interacción paternofilial.

Definir los roles dentro de la familia y, definir-madurar la idea del rol de la donante, será de gran ayuda a la hora de explicárselo.

¿Quién debe explicarlo?

Siempre debéis explicarlo los padres, por eso es conveniente estar preparados para el momento en que vuestro hijo o hija empiece a preguntar.

Os puede ayudar practicar cómo se lo diríais en diferentes circunstancias, plantear posibles preguntas y respuestas… Lo importante es que os sintáis seguros en la conversación, eso ayuda a tomar la decisión de abordar el tema.

¿A qué edad es más conveniente explicarlo?

No hay una edad ideal y perfecta. Hay que empezar a dar respuestas cuando empiecen a preguntar, pues es cuando son capaces de entender.

De los 3 a los 8 años es un buen momento, ya que es cuando empiezan a construir su imagen e identidad.

Si os preocupa que vuestro hijo o hija comparta la noticia en el entorno social, podéis esperar a que tenga 8-10 años y hacerle ver, al mismo tiempo, la importancia de distinguir entre un secreto y un tema privado del núcleo familiar.

No se recomienda explicarlo en la adolescencia ni después de los 18 años, ya que puede llevar a sentimientos confusos.

¿Cómo explicarlo?

Puede ayudar recurrir a un cuento o a una guía como Mi familia(Dexeus Mujer y Editorial Destino Infantil & Juvenil), que acerca la Medicina Reproductiva a los niños.

Mi familia, libro Dexeus Mujer

 

 

 

 

 

 

Siempre que nos servimos de ejemplos, los niños y las niñas entienden mejor lo que les explicamos.

Hay que ir contando lo que puedan asimilar según su edad y, a medida que crezcan, ellos mismos irán preguntando por detalles más concretos.

Nuestra recomendación es que podáis transmitir a vuestros hijos que lo importante son los vínculos dentro de la familia y no las formas de concepción.