En los informes de los resultados de las mamografías se describe el tipo de mama que se ha analizado. Si alguna vez te has fijado, es probable que hayas leído “mamas densas” o “mamas de predominio adiposo” o “de densidad fibroglandular parcheada”. Se trata de una clasificación técnica y objetiva que ayuda a interpretar mejor los resultados. Sin embargo, para la mayoría de las mujeres resulta difícil de entender.

En general, y de forma sencilla, se puede decir que esta clasificación está relacionada con la composición de la mama. “Todas las mamas contienen tejido fibroso, que realiza la función de sostén, tejido glandular  –que hace posible la producción de leche tras el parto – y tejido adiposo o grasa, que les da su tamaño y forma”, explica la Dra. María García Gallardo, especialista en Mastología y cáncer ginecológico y mamario de Dexeus Mujer. “Esta composición varía de una mujer a otra, y suele haber un componente hereditario en el desarrollo de un tipo u otro, pero la mama, como otras zonas del organismo, puede acumular grasa y eso podría hacer que esta proporción pueda verse alterada por el peso corporal de la mujer”, añade. Y ¿qué diferencia hay entre una mama densa y una de baja densidad?, te preguntarás.  En este post te lo explicamos y respondemos a algunas dudas frecuentes sobre este tema.

¿Qué diferencia hay entre una mama densa y una de baja densidad? Es una cuestión de proporción. Cuando la proporción de tejido fibroso y glandular que hay en una mama es mayor respecto a la de tejido adiposo o grasa, se considera una mama “densa”. En cambio, si la proporción de tejido graso que tiene la mama es mayor a la del tejido fibroglandular, se considera una mama “de baja densidad”. A partir de ahí, las mamas se clasifican en 4 grupos: A, B, C y D, en función de esta relación. El grupo A es el que tiene una mayor proporción de tejido graso frente al fibroglandular, y el D el de mayor proporción de tejido fibroglandular respecto al tejido adiposo.

¿Qué tiene que ver la composición con el riesgo de desarrollar un cáncer? Pues es un dato que hay que tener en cuenta, porque el hecho de tener una mayor proporción de tejido fibroglandular frente al graso es, potencialmente, un factor de riesgo. “Podríamos decir que a más tejido glandular (donde se desarrollan la mayor parte de cánceres) más riesgo, y, sobre todo, porque las mamas densas son de más difícil exploración y valoración, lo que puede dificultar el diagnóstico de lesiones de riesgo”, explica la Dra. García Gallardo. De todos modos, es solo un factor de riesgo más, no condiciona ni debe ser motivo de preocupación. De hecho, las mujeres con mamas densas o más densas no necesitan realizar revisiones más frecuentes que las que no tienen mamas densas. Lo que sí o sí incrementa el riesgo es la edad. A partir de los 50 es más alto, en general, para toda la población. 

¿Por qué es más difícil interpretar los resultados? Otro aspecto importante es que en las mamografías el tejido fibroso y glandular es blanco (al igual que la mayoría de lesiones malignas), lo que hace que resulte más difícil detectar o distinguir una posible lesión, que podría quedar encubierta. En cambio, el tejido graso se ve negro y si hay alguna lesión es mucho más fácil visualizarla, y, por tanto, detectarla y localizarla. Por esta razón, en mujeres que tienen mamas densas a menudo se aconseja realizar, además, y después de la mamografía, una ecografía mamaria, con el fin de hacer un estudio completo.

¿Qué se ve en la ecografía que no se vea en la mamografía? La ecografía mamaria es un estudio que, para la detección precoz de cáncer de mama, complementa a la mamografía, y no la sustituye. Si tienes las mamas densas y te piden una ecografía mamaria tras la mamografía, no te alarmes. No significa que tengas una lesión maligna. Simplemente se trata de una prueba que permite obtener más información para que el experto pueda hacer una mejor lectura y descartar cualquier riesgo o determinar si es necesario realizar alguna otra prueba.

¿Por qué, en el caso de las mamas densas, no se realiza simplemente una ecografía mamaria, que es una prueba menos invasiva y dolorosa que la mamografía, en vez de ambas? Porque la mamografía y la ecografía mamaria son dos pruebas completamente diferentes. En el cribado de cáncer de mama, la mamografía es la única prueba demostrada efectiva y eficiente para el diagnóstico precoz, y ha demostrado en múltiples estudios que ayuda a salvar vidas en el cáncer de mama. Además, los rayos x (Rx) permiten visualizar la estructura de la mama de forma global y objetiva, y observar de forma diferenciada áreas de diferente densidad (tejido adiposo y fibroglandular), así como los depósitos de calcio o microcalcificaciones, que sólo pueden valorarse con esta técnica y que en algunas ocasiones pueden estar asociadas a lesiones que tengan importancia. Por otro lado, “la ecografía permite dirigir el estudio a las zonas peor visualizadas por mamografía y descartar enfermedad en zonas de alta densidad mamaria, así como dirigir la exploración a hallazgos detectados por palpación, sobre todo en mujeres de menos de 40 años, donde la mamografía tiene poco rendimiento”, añade la Dra. María García Gallardo.

¿Cómo se puede prevenir o detectar de forma precoz el cáncer de mama? Lo que es fundamental es realizar revisiones de control de forma regular –la periodicidad podrá variar de una mujer a otra en función del riesgo, por lo que debe determinarla el especialista–, ya que según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) las posibilidades de curación de los cánceres de mama que se detectan en su etapa inicial son prácticamente del 100%. En cuanto a factores preventivos, y no solo para el cáncer de mama sino para cualquier tipo de cáncer, es importante evitar el sobrepeso, alimentarse de forma saludable, realizar ejercicio de forma regular y evitar el consumo de tóxicos, como el tabaco y alcohol, así como la exposición a radiaciones y contaminantes ambientales.

Si tienes mamas densas, no te alarmes. No tienes por qué desarrollar un cáncer de mama durante tu vida. Muchas chicas jóvenes tienen las mamas densas. De hecho, la densidad mamaria va disminuyendo con la edad y sobre todo después de la menopausia. Sin embargo, a partir de los 45-50 años es fundamental que te hagas chequeos de control de forma regular cada uno o dos años, ya que como hemos comentado, uno de los principales factores de riesgo para desarrollar un cáncer es la edad de la mujer. En Dexeus Mujer la recomendación es que las mujeres se hagan una mamografía una vez al año a partir de los 40 años de edad y hasta los 75, momento en que se pueden espaciar la frecuencia a controles bianuales en función de los factores de riesgo y cada paciente.

¿Te ha resultado útil este post? Esperamos que sí. Pero si quieres ampliar la información, consulta siempre a tu ginecóloga/o.