El uso continuado de mascarillas puede provocar algunos problemas de piel, especialmente en personas sensibles, y la prueba es que desde el pasado mes de abril han aumentado las consultas de dermatología por irritaciones locales, rosácea y problemas de acné relacionadas con su uso. “La razón es que, al respirar manteniendo cubierta de forma permanente la boca y la nariz, se crea un microclima que favorece la acumulación de sebo y humedad, lo que puede obstruir los poros y provocar otros problemas cutáneos en algunas personas”, explica la Dra. Gemma Márquez, del centro IDERMA, ubicado en el Hospital Universitario Dexeus de Barcelona. Por suerte no todo el mundo tiene la misma predisposición. Pero con la vuelta al trabajo de forma presencial y el inicio del curso escolar, en que es obligado el uso de la mascarilla durante varias horas seguidas y de forma continuada, es importante tomar una serie de medidas preventivas, como mantener una rutina de higiene diaria, tanto de la piel como de la mascarilla, con el fin de minimizarlos. En este post te ofrecemos unos consejos básicos. 

  1. Limpia tu piel a diario: Es la regla número uno. Hay que hacerlo por la mañana y, sobre todo, por la noche. Lo mejor es utilizar un jabón suave y adecuado a nuestro tipo de piel: si es con tendencia grasa, que sea oil free o de acción astringente, y si tenemos la piel seca, que no la reseque. Puedes utilizar unos discos de algodón para aclararla. En el caso de los niños también es aconsejable, sobre todo antes de irse a dormir. Diles que se laven bien las manos y después con un jabón suave (pregunta en farmacias), que se limpien la boca por fuera, y la zona de la barbilla. Se pueden aclarar directamente con agua.
  2. Hidratación: Puedes seguir utilizando tus cremas hidratantes de uso habitual, pero las de día es preferible que no sean comedogénicas, es decir que no obstruyan los poros de la piel. Por la noche no es problema, porque la piel transpira con normalidad. En el caso de la hidratante de día, recuerda que debes aplicarla al menos 10 minutos antes de colocarte la mascarilla, para que se absorba bien. Las más indicadas son las de tipo gel o de textura ligera, que se absorben rápidamente.
  3. Pieles que requieren atención especial. En general, las pieles atópicas, hipersensibles, con rosácea o con tendencia acneica son las que pueden presentar más problemas por el uso continuado de mascarillas. En personas que tienen rosácea hemos detectado un aumento de los brotes. Pero con tratamiento, los problemas remiten. Lo que aconsejamos en estos casos es que sigan el tratamiento indicado habitualmente por su dermatólogo y utilizando productos específicos para su tipo de piel. Y si aparecen irritaciones que no acaban de remitir, consulten al especialista.
  4. Niños y preadolescentes. El problema más importante en estos casos es instaurar unos buenos hábitos de higiene y estar atentos a los problemas de acné, que suelen aparecer en la preadolescencia y adolescencia. En el mercado existen mascarillas de algodón transpirables con filtro específicas para niños que se pueden lavar y reutilizar 20-30-60 y hasta 100 veces. Hay que informarse bien y elegir una que resulte cómoda y agradable al tacto, sin dejar de ser segura, que es lo más importante. Eso sí, la mascarilla que usen si es de tela hay que lavarla a diario con agua caliente para desinfectarla bien. Hay jabones antisépticos si las lavas a mano, aunque lo mejor es utilizar un lavado corto de lavadora. También se aconseja plancharlas, ya que el calor elimina los gérmenes.
  5. Si usas maquillaje. Si no tienes problemas de piel y utilizas productos de calidad, no tiene por qué dar problemas el uso de productos de maquillaje. Pero puede manchar la mascarilla y, además, es evidente que es preferible no aplicarse muchos productos sobre la piel en la zona cubierta. Además, si no tienes que quitarte la mascarilla en ningún momento no se va a ver, por lo que no es necesario cubrir las zonas que no están expuestas. Si utilizas maquillaje y mascarillas de tela, debes lavarlas a diario igual que hemos recomendado en el caso de las que utilizan los niños, con agua caliente y un jabón neutro o específico que te pueden recomendar en la farmacia. Si utilizas las desechables (quirúrgicas) recuerda que no pueden utilizarse más de 8 horas.
  6. Airear las mascarillas: Si utilizas mascarillas que se pueden utilizar hasta 48 horas, pero no lavar, tipo KN95, es importante que las ventiles al menos durante media hora antes de volvértelas a poner (déjalas sobre un pañuelo limpio en alguna habitación o zona bien aireada) y guárdalas en un sobre de papel o bolsa específica de plástico posteriormente. No es necesario exponerlas al sol, y si se humedecen o deterioran, hay que desecharlas.
  7. Personas mayores: Normalmente tienen la piel seca, por lo que es conveniente que la hidraten bien, y que utilicen un jabón suave para limpiar la cara por la noche, antes de irse a dormir. Asimismo, es preferible que utilicen mascarillas de un solo uso o desechables, para no tener que manipularlas más de lo necesario

Y, recuerda, ante cualquier duda, consulta al dermatólogo/a y pídele algunas recomendaciones específicas para ti y para tu tipo de piel.