Todo el mundo sabe que los cincuenta años de ahora no tienen nada que ver con los de hace veinte años atrás. Sharon Stone, Christine Lagarde, Madonna, Hillary Clinton y Oprah Winfrey son mujeres que siguen estando en primera línea, a pesar de haberlos rebasado con creces. Y Monica Belluci ha sido incluso una “chica Bond”.

Pero no hace falta buscar iconos. Si miramos a nuestro alrededor veremos que la mayoría de las que se encuentran en esa franja de edad se mantienen jóvenes física y mentalmente, y llevan una vida activa a nivel laboral y social. Además, se cuidan más, o al menos saben que es importante hacerlo, porque es una etapa que suele coincidir con la menopausia, y son conscientes de que los cambios hormonales tienen consecuencias importantes que, a la larga, pueden afectar a su salud y calidad de vida. La  pérdida de masa ósea, el mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, los temidos sofocos o la disminución del deseo sexual son algunas de ellas.

El problema es que la mayoría asume la menopausia con resignación. Y el único tratamiento que, al parecer, ha demostrado eficacia en cuanto a prevenir los síntomas o disminuir sus efectos es la terapia hormonal sustitutiva (THS) a la que muchas mujeres muestran recelos por los riesgos que se le han atribuido.

Para desmentir falsos mitos y ampliar la información sobre esta terapia, hemos pedido al Dr. Pascual García Alfaro, responsable de la Unidad de Menopausia y Envejecimiento Activo y Saludable de Salud de la Mujer Dexeus y al profesor Andrea Genazzani, presidente de la Sociedad Internacional de Endocrinología Ginecológica, que respondan a ocho preguntas clave:

  1. ¿Podemos decir que la THS aporta más beneficios que riesgos para tratar la menopausia? Sí, es un remedio excelente para prevenir y aliviar los síntomas que se asocian a esta etapa y mejorar la calidad de vida de las mujeres.
  2. ¿Puede ser útil para cualquier mujer o hay casos en los que no es conveniente? Se han hecho estudios clínicos de seguimiento a mujeres sanas de entre 50 y 79 años de edad durante más de 10 años que confirman que un 90% puede beneficiarse de este tratamiento, y que, además, puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir Alzheimer y fracturas óseas en la vejez. Solo un 10% no responden bien o son casos en los que no está indicado.
  3. ¿Por qué entonces no se recomienda de forma sistemática? Porque la menopausia se presenta y se manifiesta de forma diferente en cada mujer, y hay que estudiar cada caso y conocer muy bien cual es el historial clínico, los antecedentes familiares y las circunstancias personales de las pacientes para decidir si puede ser útil, cuándo empezar, qué dosis hormonal es la correcta en cada momento y cuando es conveniente modificarla o abandonar la terapia.
  4. Se dice que es más efectiva si se aplica en los primeros años, ¿es verdad? El momento en que debe iniciarse depende de cada caso. Pero siempre debe hacerse antes de que hayan pasado 10 años desde la última regla. El secreto del éxito de la terapia hormonal es ofrecer un tratamiento individualizado y hacer el seguimiento para ir adaptándolo en función de la respuesta y la evolución de cada mujer durante esa etapa.
  5. ¿Es cierto que puede aumentar el riesgo de algunos tipos de cáncer y otros problemas de salud? Existen estudios que relacionaron su seguimiento con un mayor riesgo de algunos tipos de cáncer y otros problemas de salud, lo que hizo saltar la alarma, pero no fueron concluyentes. Es más, se ha comprobado que su administración de forma continuada podría reducir el riesgo de cáncer de colon y en las mujeres sin útero en las que se les administra solo estrógenos podrían tener una reducción del riesgo de cáncer de mama.
  6. ¿Por qué, entonces, hay tan pocas mujeres que la utilizan? Porque probablemente faltan especialistas y unidades específicas que ofrezcan atención especializada a las mujeres que atraviesan esa etapa, y más concienciación y proactividad por parte de los médicos de familia y los ginecólogos para asesorar y acompañar a sus pacientes durante ese proceso. De hecho las estadísticas indican que entre un 60 – 80% de las ginecólogas y las mujeres de ginecólogos expertos en menopausia utilizan THS, frente al 5% de sus pacientes.
  7. ¿Qué tipo de hormonas se administran? Actualmente, y a través de un simple análisis de sangre, podemos averiguar cuál es el nivel de las diferentes hormonas y la reserva ovárica de una mujer y, a partir de ahí, determinar la combinación y la dosis que puede ser más beneficiosa en cada caso. Habitualmente la THS combina estrógenos y progesterona o derivados. Aunque en algunos casos se administran solo estrógenos (en mujeres sin útero).
  8. ¿Qué retos hay que superar aún para mejorar el tratamiento? Existen muchas líneas de investigación abiertas que tratan de averiguar cómo influye el descenso hormonal en el metabolismo y cuáles son sus efectos a largo plazo, porque el objetivo actual no es solo reforzar la prevención y aliviar los síntomas de la menopausia, sino garantizar una mayor calidad de vida. Hay que tener en cuenta que las mujeres de 50 años tienen todavía por delante muchos años por vivir. Y lo que cuenta no es tanto seguir alargando su esperanza de vida, sino conseguir que puedan disfrutarlos en las mejores condiciones.