La inflamación es una respuesta fisiológica de nuestro cuerpo. Se produce cuando intentamos combatir infecciones, eliminar moléculas tóxicas o recuperarnos de lesiones. En sí misma no es perjudicial. El problema surge cuando se produce de forma exagerada o por error –como ocurre en las reacciones alérgicas y enfermedades autoinmunes– o se prolonga en el tiempo.

Aunque no se conocen muy bien todos los mecanismos relacionados con esta reacción, se sabe que el estrés, el sedentarismo, una dieta inadecuada o algunos hábitos tóxicos, como el consumo de tabaco y alcohol, favorecen los procesos inflamatorios. Por este motivo, tanto de forma preventiva como en el caso de patologías que cursan con inflamación se aconseja seguir una dieta antiinflamatoria. Se basa en dar preferencia a los alimentos integrales, de acción antioxidante y de origen vegetal y evitar el consumo de alimentos procesados, hidratos de carbono refinados y azúcares. En realidad, la base de la dieta antiinflamatoria es la dieta mediterránea.

La endometriosis es una enfermedad crónica inflamatoria y hormono-dependiente. Por ello la introducción de algunas pautas dietéticas que ayuden a reducir la inflamación puede contribuir a mejorar algunos síntomas. En el dolor que provoca intervienen diversos factores, entre los que se incluyen las prostaglandinas y los estrógenos. Las prostanglandinas actúan como mediadores celulares regulando diversos procesos de nuestro organismo. Hay de diversos tipos. Dentro de las mismas, hay algunas que tienen un efecto inflamatorio y otras antiinflamatorio. En el caso de la endometriosis, hay que intentar inhibir las que producen inflamación. Asimismo, «también es importante regular el nivel de estrógenos”, explica Xus Murciano, responsable de la Unidad de Nutrición de Dexeus Mujer.

En este post ofrecemos algunas recomendaciones generales para reducir la inflamación asociada a la endometriosis a partir de la dieta. Hay que tener presente que la mejora se ve a largo plazo, no es inmediata, por ello es imprescindible ser constante. Pero lo mejor es consultar a un nutricionista para que diseñe un plan nutricional individualizado y adecuado a cada caso, ya que hay que tener en cuenta dónde se localiza el tejido endometrial que se encuentra fuera del útero, la sintomatología, estilo de vida y el perfil hormonal de cada mujer.

ALIMENTOS QUE AYUDAN A CONTROLAR EL NIVEL DE ESTRÓGENOS

Alimentos ricos en fibra. La fibra facilita el funcionamiento de nuestro tránsito intestinal, como el arroz integral, los cereales, legumbres, salvado de centeno, avena…El trigo es mejor evitarlo, por su contenido en gluten. Más adelante explicamos por qué.
Alimentos que contengan fitoestrógenos. Son sustancias parecidas a los estrógenos pero de origen vegetal, por lo que la respuesta de los receptores es diferente y menor. Ajo, apio, arroz integral, avena, bayas, ciruelas, crucíferas, hinojo, legumbres, manzanas, remolacha, semillas de lino y de sésamo, zanahorias. Los productos de soja contienen un alto nivel de fitoestrógenos, por lo que en vez de actuar en contra actuarían como tales, así que mejor prescindir.
Alimentos que favorecen la salud de la flora intestinal. La salud de la flora intestinal influye en la absorción de los fitoestrógenos. El yogur natural es un buen aliado, así como el kéfir y otros alimentos fermentados que aporten bacterias y otros microorganismos beneficiosos.
Alimentos ricos en ácidos grasos omega 3. Los ácidos grasos omega 3 favorecen la formación de las prostaglandinas “buenas”, que ayudan a reducir la inflamación, y bloquean las “malas”. Están presentes sobre todo en pescados azules como el salmón salvaje, sardinas, boquerones, anchoas, arenque, bacalao, caballa, bonito. También los encontramos en el aguacate, aceite de oliva virgen extra, las semillas y aceites de semillas.
Alimentos de origen vegetal de la familia de las crucíferas: al menos se aconseja tomar 2 veces por semana. Tienen una acción antioxidante y antiestrogénica (col, coliflor, coles de Bruselas, nabo, rúcula, brócoli).

ALIMENTOS QUE CONVIENE EVITAR

Alimentos ricos en azúcar y otros hidratos de carbono refinados o simples: el azúcar favorece la liberación de insulina y el aumento del nivel de estrógenos, que debemos mantener a raya. Pan blanco, bollería, galletas, dulces, repostería … Recuerda que están presentes también en alimentos procesados como cereales para el desayuno de producción industrial, galletas, zumos envasados, alimentos ricos en maltosa, jarabe de glucosa, manitol y xilitol.
Alimentos ricos en cafeína. La cafeína aumenta el nivel de insulina en sangre, al igual que el de estrógenos. Conviene evitar las bebidas de cola, bebidas energéticas, té negro y té verde.
Alimentos que contengan ácidos grasos precursores de prostaglandinas malas (las que provocan inflamación): mantequilla, leche entera, nata, manteca de cerdo, embutidos, queso (excepto frescos o tipo quark), yema de huevo, carnes rojas, atún rojo, maíz, aceite de girasol.
Alimentos que contengan gluten. Aunque no se sabe muy bien por qué, parece ser que existe una relación entre celiaquía (alergia al gluten) y endometriosis. Así que hay que evitar el gluten en lo posible.
Alimentos que contengan histamina: es una molécula que regula diversas funciones metabólicas. Está implicada en reacciones alérgicas y procesos del sistema inmune. Controlar su producción no es fácil, pero sí podemos reducir el consumo de alimentos cuyo contenido en histamina es alto, como las bebidas alcohólicas, los encurtidos, el pescado ahumado, el pescado seco, el jamón serrano, el salami, el marisco, los quesos curados, los embutidos, el vinagre balsámico y el vinagre de vino.
Alimentos procesados, enlatados y precocinados: caldos en tetrabrick, conservas, etc.


RECOMENDACIONES

Vitamina D: se ha observado que niveles óptimos favorecen una buena respuesta inflamatoria e inmunitaria. La exposición solar es esencial en la producción de calciferol (vitamina D3). Hay que valorar en analítica si es necesario tomar suplementos, Consulta a tu médico.
Hierbas aromáticas y especias de acción antiinflamatoria: jengibre, clavo, canela, cúrcuma. Orégano y perejil.
Quercetina: es un antioxidante que inhibe la secreción de histamina. Se encuentra en muchos alimentos de origen vegetal y frutas, como la cebolla, manzana, frutos rojos, brócoli, semillas.

RECUERDA
Los cambios dietéticos no producen un efecto inmediato. Hay que dar un tiempo para observar la respuesta y la evolución en cada persona, con el fin de ir ajustándolos. Por ello se recomienda consultar a un nutricionista que, además de diseñar un plan dietético individualizado, pueda hacer el seguimiento.

Más información:
Murciano, Xus ¿En qué somos diferentes las mujeres? Nutrición saludable específica para mujeres de todas las edades. Amat Editorial (2021)