El primer paso para averiguar si un hombre tiene un problema de infertilidad es realizar un seminograma. Seguro que el nombre te suena o has oído hablar de esta prueba. Es muy sencilla: consiste en obtener una muestra de semen y analizar diversos parámetros como el volumen, la concentración, la movilidad y la morfología de los espermatozoides.

En la mayoría de los casos es suficiente para detectar cualquier alteración. Sin embargo, un 15% de los varones infértiles presentan un seminograma con valores seminales “normales” según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La razón es que además de las alteraciones en los parámetros que valora el seminograma, hay otros factores que también pueden provocar infertilidad, como la existencia de desequilibrios hormonales, problemas testiculares como el varicocele, disfunciones a nivel reproductivo (ausencia u obstrucción de algún conducto) o enfermedades que afectan a la producción de espermatozoides.

Otras causas menos conocidas por la población en general son las afecciones genéticas y la fragmentación del ADN espermático. Esta última se refiere a la presencia de roturas en las cadenas que conforman el material genético (ADN) de los espermatozoides. Estas roturas pueden comprometer la calidad y funcionalidad de los espermatozoides.

Aunque en un principio pueda parecer sorprendente, se trata de un problema más común de lo que se cree. Diversos estudios han demostrado que los hombres infértiles presentan niveles más elevados de fragmentación del ADN espermático en comparación con los hombres fértiles, lo que puede afectar tanto a la probabilidad de lograr un embarazo de forma natural como al éxito de las técnicas de Reproducción asistida (TRA).

Sin embargo, existen casos en los que a pesar de presentar este tipo de alteración algunos hombres logran concebir y tener hijos sanos. De hecho, si el óvulo es de buena calidad puede llegar a reparar parcialmente estas roturas en el ADN espermático, lo que mejora las posibilidades de éxito reproductivo.

¿Qué provoca la fragmentación?

Las causas que pueden provocar la fragmentación del ADN de los espermatozoides son múltiples: infecciones o episodios de fiebre alta, tratamientos farmacológicos, la exposición a contaminantes ambientales, el tabaquismo, el estrés oxidativo celular o una edad paterna avanzada (ser mayor de 45 años).

“En la mayoría de los casos, este problema puede abordarse eficazmente y revertir la fragmentación mediante cambios en el estilo de vida, tratamientos antioxidantes o, simplemente, reduciendo el tiempo de abstinencia sexual” explica Marta Ballester, responsable del Laboratorio de Andrología de Dexeus Mujer. Además, en el laboratorio de Andrología contamos con técnicas avanzadas de selección espermática que permiten elegir espermatozoides con menor índice de fragmentación.

Si a pesar de estas medidas no se logra una mejora significativa, existe la opción de realizar una biopsia testicular para obtener espermatozoides directamente del testículo que presentan menor tasa de fragmentación con respecto a los espermatozoides del eyaculado. Estos pueden utilizarse en un procedimiento de microinyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) para inseminar el ovocito, dentro de un tratamiento de fecundación in vitro (FIV).

Técnicas diagnósticas

Para evaluar si una muestra de semen presenta una elevada fragmentación del ADN, existen diferentes técnicas diagnósticas. En nuestro centro realizamos el test de Dispersión de la Cromatina Espermática (Sperm Chromatin Dispersion, SCD) y la técnica COMET.

El test SCD es una técnica rápida y sencilla que permite determinar el nivel general de fragmentación del ADN espermático, mientras que la técnica COMET ofrece un análisis más detallado, al diferenciar el porcentaje de fragmentación según el tipo de rotura: cadena sencilla o cadena doble. La rotura de cadena sencilla se asocia con una menor probabilidad de lograr un embarazo natural, mientras que la rotura de cadena doble se relaciona con un mayor riesgo de abortos espontáneos y, en los tratamientos de Fecundación in vitro, con una peor calidad embrionaria. “Poder diferenciar el tipo de rotura, sencilla o doble, permite personalizar mejor el tratamiento a seguir”, puntualiza Marta Ballester.

En nuestro centro contamos con una Unidad especializada en Salud sexual masculina y un Laboratorio propio de Andrología, que trabaja en coordinación con el Laboratorio de Fecundación in vitro y nuestro equipo del Servicio de Reproducción Asistida. Todo ello agiliza tanto la realización de las pruebas como el diagnóstico, y, por lo tanto, el tratamiento. Además, ofrecemos un estudio de fertilidad conjunto de pareja, que permite realizar un estudio más completo en casos de infertilidad.

¡Esperamos que este post te haya resultado útil!
Si quieres hacer alguna consulta o ampliar la información puedes pedir cita con la Unidad de Salud Sexual del Varón.