Si has tenido que aplazar tus planes de maternidad o interrumpir un tratamiento de reproducción por la pandemia, es probable que esta situación te haya provocado un cierto malestar, ansiedad, estrés o tristeza. Estas emociones son muy comprensibles, ya que muchas mujeres han vivido el parón como una pérdida de tiempo que ha ido en su contra, porque ya tenían una edad avanzada o una baja reserva ovárica, y sienten que la espera ha reducido sus posibilidades de ser madre. Y otras, que habían logrado el embarazo, lo han vivido con miedo por sentirse más vulnerables o solas.

Si es tu caso, y lo estás pasando mal, es importante que pidas apoyo psicológico. En nuestro centro ofrecemos dos visitas gratuitas a todas las mujeres que están en tratamiento para abordar estos problemas, que son más frecuentes de lo que parece.

De hecho, la demanda de apoyo psicológico desde el confinamiento ha aumentado de forma general, ya que estamos viviendo una situación excepcional, que nos ha afectado emocionalmente. La responsable de nuestra Unidad de Psicología, Sandra García Lumbreras, explica que, además, tener problemas de infertilidad es algo que siempre afecta a nivel personal, y si a eso le sumas la incertidumbre y el parón obligado que muchas pacientes de reproducción han tenido que asumir, cuando todo el mundo les ha dicho que el tiempo va en su contra, es normal que aparezca la ansiedad.

Las mujeres de edad avanzada o con una baja reserva ovárica que iban a iniciar un tratamiento de Fecundación in vitro con sus propios óvulos son algunas de las que lo han vivido peor. También las que estaban pendientes de una donación de óvulos, porque temen que quizá ahora sea más difícil encontrar una donante idónea. Pero hemos de intentar se objetivas y valorar que una espera o interrupción de tres o cuatros meses, aun siendo un tiempo importante, no será determinante en el éxito o fracaso del tratamiento de reproducción asistida.

En cualquier caso, la situación que estamos viviendo es compleja, y por ello hay que saber cómo manejarla de manera que afecte lo mínimo posible a nuestro equilibrio personal.  “Hay quien reacciona con sentimientos de tristeza, y se deprime”, explica Sandra García. “Otras personas se rebelan ante el sentimiento de impotencia y se muestran irascibles, o adoptan una actitud de estar “enfadadas con el mundo, buscando culpables cuando en realidad no hay un culpable en concreto”, añade.

¿Y cuál es la solución a toda esta incertidumbre y preocupación? De entrada, hay que empezar por aceptar la nueva realidad, en vez de ponerse a la contra o vivirla con enfado o sufrimiento añadido. Nuestra vida y planes, al menos a corto plazo, deben reajustarse y adaptarse, pero el escenario actual, en cualquier caso, es mejor y mucho más seguro ahora que a principios de año, en que no se sabía cómo iba a evolucionar la situación, la carga viral que circulaba era muy alta y el personal sanitario no sabía si podría hacer frente a la pandemia.

Por otro lado, los profesionales sanitarios están actualmente mucho más preparados y equipados, tanto a nivel profesional como técnico, y los hospitales son centros que cumplen a rajatabla la normativa y protocolos de prevención de riesgos y protección recomendados por las autoridades sanitarias. De hecho, el Hospital Universitario Dexeus ha obtenido la certificación Applus Hospital seguro frente a la COVID-19.

Asimismo, se ha demostrado que las embarazadas no se encuentran entre los grupos de población considerados de mayor riesgo ante la COVID-19, y que la transmisión de la enfermedad al bebé, en caso de que la madre se contagie, es baja y en la mayoría de los casos en los que ha ocurrido, los bebés son asintomáticos o presentan síntomas muy leves.

En nuestro centro, antes de realizar una transferencia embrionaria o cualquier otra intervención que requiera un quirófano, como una punción, se realiza un test PCR (que permite saber si una persona está infectada por la COVID-19 con un índice de fiabilidad del 90 %) a la paciente y a su pareja para determinar si se ha contagiado, con el fin de tomar las medidas adecuadas en cada caso, ya que las pacientes que dan positivo siguen un circuito diferente, que conlleva unos protocolos específicos de protección y atención a la salud de la madre y a la del recién nacido.

Por otro lado, el apoyo psicológico es un servicio que en algunos países se considera necesario para todas las pacientes que inician un tratamiento de reproducción asistida, ya que, como comentábamos antes, muchas arrastran o han vivido experiencias negativas: tener dificultades para concebir, haber realizado tratamientos fallidos previos, tener sentimientos de culpa y frustración o problemas de pareja y/o de incomprensión familiar. Por ello, no te sientas mal por pedir ayuda.  En nuestro centro ofrecemos a todas las pacientes, si lo desean, dos visitas que están incluidas en los tratamientos, y que, además, pueden realizar en cualquier momento del ciclo. En ellas trabajamos las necesidades de cada paciente, desde las diferentes emociones, así como la vivencia de las experiencias que ha tenido durante el proceso y también la relación con la pareja y/o con la familia.

De hecho, y en el contexto de la pandemia, el apoyo psicológico a las mujeres embarazadas y a pacientes en tratamiento de reproducción ha experimentado un fuerte repunte, por lo que nuestra Unidad de Psicología ha seguido atendiendo visitas por videoconferencia, dando prioridad a los casos más urgentes. Desde junio, hemos retomado las visitas presenciales para facilitar un contacto más directo y mantenemos las virtuales, así que puedes escoger el formato en el que te sientas más cómoda.

Si quieres pedir información sobre este servicio, puedes consultarlo con tu ginecólogo/a o preguntar directamente a través de nuestro Servicio de Atención a la Paciente (SAP).

Esperamos que este post te haya resultado útil, y si tienes alguna duda, ¡déjanos un comentario!