Si te han diagnosticado algún problema ginecológico que requiera cirugía es normal que estés algo inquieta o te surjan mil dudas. ¡Nos pasa a todas! Pero actualmente para llevar a cabo la mayoría de estas intervenciones se aplican técnicas mínimamente invasivas, por lo que el postoperatorio suele ser mucho más rápido y la recuperación también. Además, aunque nos parezca algo muy complejo, para los especialistas son procesos bastante comunes, que realizan de forma habitual todas las semanas.

En nuestro centro, al estar especializados en salud de la mujer, tratamos y vemos muchas patologías ginecológicas que requieren cirugía. Además, hemos elaborado unos videos explicativos que facilitamos a nuestras pacientes para que tengan más información sobre el tipo de intervención que les van a practicar que incluyen consejos pre y postoperatorios, ya que en la consulta médica a veces cuesta asimilar todo lo que el médico nos explica. De todos modos, cada caso y cada persona es diferente, por lo que es importante que antes de la intervención consultes todo lo que te preocupe a tu ginecólogo o ginecóloga.

En este post ofrecemos información sobre las cirugías ginecológicas que se practican de forma más habitual. No obstante, como hemos comentado, siempre hay que estudiar cada patología y tratar a cada paciente de forma individualizada, teniendo en cuenta su historial clínico, antecedentes familiares, el pronóstico, etc. para decidir qué tipo de intervención es la más adecuada y, también, si es necesaria” explica la Dra. Núria Barbany, coordinadora de la sección Ginecológica quirúrgica de Dexeus Mujer. Un dato importante: no hemos incluido las intervenciones quirúrgicas mamarias, ya que merecen un apartado aparte.

Histeroscopia: Se trata de una técnica en la que se introduce una cámara a través de la vagina y el cuello del útero para alcanzar el endometrio. Está indicada cuando en otros exámenes se sospecha que pueda existir alguna lesión en la capa más interna del útero. Permite detectar la presencia de miomas, pólipos, malformaciones uterinas, restos abortivos, lesiones cancerígenas e incluso un crecimiento exagerado del endometrio que puede favorecer que tengas reglas abundantes o sangrados fuera del período menstrual. Dependiendo del caso se puede realizar en consulta sin anestesia o en quirófano con una sedación. Se trata de un procedimiento sencillo, en el que, durante el postoperatorio, no experimentarás nada más allá de las molestias típicas de la regla.

Histerectomía. Es el procedimiento quirúrgico que requiere ingreso más frecuente. Se puede aplicar tanto en patologías benignas como malignas. Consiste en extirpar el útero y/o el cuello del útero, las trompas y, si es necesario, los ovarios. Está indicada en caso de miomas, endometriosis, prolapso uterino o sangrado uterino anormal, severo o prolongado, así como en tumores uterinos, cáncer de cuello de útero o cérvix y cáncer de ovario. Puede practicarse por vía vaginal o a través del abdomen. En el caso de que sea abdominal, se puede aplicar una cirugía abierta (necesaria en mujeres con úteros muy grandes o algunos casos de cáncer) o por vía laparoscópica, una técnica mínimamente invasiva que permite realizar la cirugía solo con unas pequeñas incisiones.

Miomectomía: Consiste en la extirpación de uno o varios miomas. Se realiza solo en caso de que den sintomatología (sangrado, dolor con las relaciones sexuales, aumento de la frecuencia miccional, estreñimiento…), estén localizados en lugares que puedan impedir o dificultar el embarazo o en casos de crecimiento rápido. La mayoría de los miomas no requieren cirugía y pueden controlarse de forma rutinaria. En función del tamaño, número y localización se puede plantear si es necesario extirparlos. Se puede hacer de diferentes formas: por histeroscopia, por laparoscopia, por laparotomía (cirugía abierta abdominal) o incluso por la vagina.

Conización. Es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que se lleva a cabo para tratar lesiones del cuello del útero producidas por cambios celulares anormales asociadas al virus del papiloma humano, una de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes. El objetivo es evitar que proliferen o acaben provocando un cáncer invasivo. Para extraer el tejido se aplica anestesia local y la intervención no suele durar más de 20-30 minutos. Es importante que realices tu revisión ginecológica anual para tomar las muestras y detectar las lesiones producidas por el virus del papiloma humano en estadios iniciales de manera que podamos ofrecerte un tratamiento conservador efectivo.

Intervenciones sobre los ovarios y las trompas. Se pueden realizar por diversos motivos: quistes que generan síntomas, cuando son de gran tamaño, cuando hay sospecha diagnóstica de que pueda tratarse de una lesión maligna o en algunas pacientes que tenga aumentado el riesgo de cáncer por alguna alteración genética. De nuevo, en función de tu edad y de las características del quiste se te ofrecerán dos opciones:

Quistectomía: consiste en extraer quistes de los ovarios. En la mayoría de los casos, se lleva a cabo practicando una laparoscopia.

Anexectomía: es un procedimiento que permite extirpar los ovarios y las trompas de Falopio. Uno o los dos ovarios y una o las dos trompas de Falopio. También es realiza mediante laparoscopia en la mayoría de las ocasiones.

Salpingectomía : La salpingectomía es una intervención quirúrgica que consiste en la extirpación de las trompas de Falopio en la mujer. Algunas de las causas por las que puede estar indicada son: prevención del cáncer de ovario, endometriosis, embarazo ectópico, inflamación crónica de las trompas o hidrosalpinx. Para llevarla a cabo se pueden aplicar diferentes técnicas quirúrgicas. La menos invasiva es la laparoscopia.