Puede que no tengan la presión del reloj biológico, pero a ellos también les afectan los problemas de infertilidad, y por igual. Además, a la mayoría les pasa como a nosotras: descubren que los tienen cuando intentan ser padres y no lo logran. Por suerte, en muchos casos estos problemas se pueden solucionar, y las pruebas para hacer el diagnóstico suelen ser muy rápidas y sencillas. Pero es un tema del que se habla poco, y que ellos a menudo ni se plantean.

Por ello, si sois jóvenes y lleváis casi un año buscando un embarazo sin éxito, lo mejor es que los dos os hagáis un estudio de fertilidad. En el caso de las mujeres, la edad, la calidad de los óvulos, o la baja reserva ovárica suelen ser las causas más frecuentes de estos problemas. Pero, en el caso de ellos, ¿a qué se deben?, ¿son fáciles de tratar?, te preguntarás. Pues vayamos por orden: los problemas más frecuentes son el varicocele (varices de las venas testiculares), las infecciones seminales y los problemas hormonales, pero no se puede generalizar, y cada caso debe estudiarse siempre de forma individualizada. Además, a veces, el origen de la infertilidad es multifactorial, y otras no es posible determinar el motivo. En cuanto al tratamiento, depende de la causa.

En este post, el Dr. Álvaro Vives, responsable de la Unidad de Salud del Varón de nuestro centro, indica cuáles son las causas más frecuentes de infertilidad masculina, y qué soluciones se pueden dar en cada caso.

1.- Una baja producción de espermatozoides o problemas de funcionalidad

Para averiguarlo, es necesario analizar una muestra de semen en el laboratorio. Este análisis se denomina seminograma y permite determinar si la cantidad es adecuada o muy baja (menos de 15 millones de espermatozoides por mililitro de semen o un recuento total de espermatozoides menor a 39 millones por eyaculación), y si existen problemas de movilidad o alteraciones morfológicas. Habitualmente se recomienda hacer un mínimo de 2 seminogramas, dejando intervalo de 4 semanas entre uno y otro. En muchos casos (30%) no es posible determinar la causa de este problema.

¿Qué opciones hay? No hay que desanimarse, ya que este problema no siempre significa que no se pueda ser padre. Actualmente existen tratamientos tanto médicos, como quirúrgicos que pueden mejorar los distintos parámetros y, si esto no es posible, técnicas que permiten seleccionar y separar el esperma útil y de buena calidad del resto y fecundar el óvulo en laboratorio. Para ello se puede aplicar la microinyección espermática (FIV-ICSI), que consiste en introducir directamente un espermatozoide en el ovocito.

2.- Obstrucciones o disfunciones, que dificultan la liberación del esperma.

Pueden deberse a traumatismos, infecciones o cirugías previas y pueden afectar tanto a los conductos deferentes (que facilitan el paso de los espermatozoides) como a la uretra o el conducto eyaculador.

¿Qué opciones hay? Si la causa es una infección, generalmente puede tratarse con antibióticos. Si es un problema estructural, puede ser necesario operar. Si no es posible operar, se puede realizar una biopsia para extraer espermatozoides.

3.- Enfermedades, tratamientos farmacológicos y otros problemas de salud

Algunos problemas de salud, como tener diabetes, insuficiencia renal o hepática, alteraciones de la tiroides o trastornos cardiovasculares pueden afectar a la fertilidad. Estos últimos pueden dar lugar a problemas de erección o de eyaculación (un síntoma que, a su vez, también puede alertarnos de que existen estos problemas). Las lesiones en la médula espinal pueden provocar problemas de eyaculación. La quimioterapia y algunos medicamentos también pueden tener efectos sobre la fertilidad. Otro problema frecuente es el varicocele.

¿Qué opciones hay? La diabetes se puede controlar, por lo que, si la enfermedad está bajo supervisión médica, se pueden evitar. En cuanto a los trastornos cardiovasculares, cuidando los hábitos también puede mejorar la situación. Si el problema es el consumo de algún fármaco, hay que consultar a un experto en reproducción para que nos indique qué alternativas tenemos. En las lesiones de médula espinal se puede recurrir a la cirugía. En cuanto al varicocele, habría que operarlo siempre, pero con microcirugía, anestesia local y de forma ambulatoria.

4.- Desequilibrios hormonales

Provocan que la producción de testosterona u otras hormonas, como las gonadotropinas (FSH y LH), sea insuficiente. La disminución del vello facial o corporal puede ser un signo indicativo de un desequilibrio hormonal. El dopaje también puede causar problemas de este tipo.

¿Qué opciones hay? Existen tratamientos hormonales, pero se requiere un especialista y habitualmente un tiempo de espera, que puede oscilar entre 6 meses y 1 año, para que surta efecto.

5.- Enfermedades hereditarias y anomalías genéticas

El síndrome de Klinefelter, que se caracteriza por la presencia con dos cromosomas X y un cromosoma Y, puede afectar al desarrollo de los órganos reproductivos y a algunos caracteres sexuales secundarios masculinos (el vello corporal, el tono de voz, el desarrollo muscular). Otros síndromes genéticos asociados a la infertilidad son la fibrosis quística, el síndrome de Kallmann y el síndrome de Kartagener.

¿Qué opciones hay? En estos casos, se recomienda pedir consejo genético a un experto. En nuestro centro contamos con una Unidad específica que ofrece asesoramiento genético.

6.- Estilo de vida y factores ambientales

La exposición a radiaciones y a algunos compuestos químicos de origen industrial (pesticidas, herbicidas, solventes orgánicos, materiales de pintura, plomo u otros metales pesados, etc.); el consumo de drogas, o el abuso del alcohol y el tabaquismo  pueden afectar a la producción de esperma y también provocar disfunción eréctil (en el caso del alcohol). El consumo excesivo de cafeína, el deporte intenso, estar sometido a altas temperaturas, etc. también pueden afectar la fertilidad masculina.

¿Qué opciones hay? En general, y a no ser que los efectos sean ya irreversibles, un cambio de hábitos y un estilo de vida saludable puede contribuir a corregir los problemas y a mejorar la calidad o la producción del semen. De todos modos, será necesario realizar un estudio para evaluar el impacto de esos factores.

7.- Estrés emocional o problemas psicológicos

El estrés emocional puede afectar a la producción de esperma y también dificultar las relaciones sexuales. El estrés agudo puede producir una disminución de la movilidad espermática, mientras que el estrés crónico produce una disminución del recuento de espermatozoides. La depresión puede causar disfunciones sexuales (disfunción eréctil, eyaculación retardada o inhibida) y la disminución del deseo sexual. Por otro lado, algunos de los tratamientos que se dan para los problemas psicológicos también pueden producir disfunciones sexuales y, por tanto, problemas de fertilidad.

¿ Qué opciones hay? En estos casos, es conveniente pedir ayuda profesional experta para tratar el problema a nivel emocional y farmacológico, si es necesario.

¡Esperamos que toda esta información te haya sido útil! Y si tienes más preguntas, ¡no dudes en contactarnos!