Cuándo se pierde la cintura… ¡y otros datos que te interesan!

A todas las embarazadas nos gusta observar cómo va creciendo nuestra barriga durante el embarazo, hacernos fotos ¡y compartirlas por redes! Aunque también nos preocupa ganar más peso de la cuenta o que el embarazo cambie nuestro cuerpo.

Si lo has pensado alguna vez, ¡relájate! El embarazo es un proceso natural y nuestro organismo está perfectamente preparado para asumirlo. Además, cada embarazo y cada mujer es distinta, así que no te creas que todo lo que se cuenta o se ve por Instagram te va a pasar a ti.

Pero si sientes curiosidad por saber en qué momento se empieza a perder la cintura, cuántas tallas puedes aumentar de sujetador, o cuándo es aconsejable empezar a utilizar ropa premamá, ¡aquí tienes algunas pistas! 

 

Las primeras 4-6 semanas

¿Por qué no se nota nada?  Puede que estés deseando proclamar la noticia a los cuatro vientos, pero si se trata del primer embarazo, nadie va a notarlo en las primeras semanas, al menos a simple vista. Ni siquiera tú. Quizás sientas un poco de tirantez o más sensibilidad en los pechos, cansancio, hinchazón en la parte baja del abdomen o cambios de humor, pero estos síntomas son parecidos a los del síndrome premenstrual, por lo que a menudo se confunden.

Pero, aunque todavía no lo sepas, en tu interior el cuerpo ha empezado a acelerar todas sus funciones. En el momento en el que se implanta el embrión, las fibras musculares del útero se espesan, se empieza a formar la placenta y el líquido amniótico, el volumen de sangre de tu cuerpo aumenta, y los pechos se preparan para incrementar sus depósitos de grasa y empezar a desarrollar los conductos lácteos.

Apenas ganarás peso. Por la cintura, de momento, no te preocupes, no la perderás hasta que haya pasado el primer trimestre. En cuanto al peso, lo habitual durante el primer trimestre es ganar uno o dos kilos (por el aumento del volumen de sangre y el desarrollo de la cavidad amniótica y de la placenta, etc.). De hecho, el bebé solo pesa ¡50 gramos! Pero también es habitual tener náuseas y vómitos en el primer trimestre, así que no te preocupes si no engordas nada (incluso puedes adelgazar).

Más sueño y falta de energía. También puedes tener más somnolencia y sensación de falta de energía porque la presión arterial está más baja.

 

A partir de las 12 semanas

¡Despídete de la cintura! Poco a poco, y sobre todo a partir de las 12 semanas, empezarás a notar que tu abdomen se ensancha y se redondea ligeramente, y también los muslos, ¡así que empieza a despedirte de tus tejanos…! Y a aceptar tus nuevas curvas. Ponte crema antiestrías, ya que los cambios rápidos de peso o volumen corporal pueden favorecer su aparición, y vete de tiendas para empezar a comprar pantalones y vestidos premamá.

El pecho crece. En el pecho los cambios también son más evidentes: notarás que aumenta su volumen, están más sensibles y algo más pesados. Aplícate crema antiestrías también. Puedes empezar a mirar sujetadores de tallas más grandes y con tiras un poquito más anchas para mejorar la sujeción, sobre todo si ves que ha aumentado mucho su volumen.

El útero crece. El crecimiento del útero comprime la vejiga, por lo que es normal que tengas ganas de orinar con mayor frecuencia. Y, a veces, puede comprimir los nervios de las piernas, así que también puedes tener calambres.

Cambios de pigmentación. Es posible que la areola mamaria se vuelva un poquito más oscura y que desde el centro el abdomen hasta el pubis aparezca una línea oscura vertical (la línea alba). Se debe a los cambios hormonales, y desaparece en unos meses tras el parto, así que no te preocupes. También pueden aparecer manchas en la cara (se denomina cloasma), así que procura no exponerte mucho al sol y utiliza siempre crema con filtros de protección solar UVA y UVB.

Tu corazón bombea más rápido. Tiene el doble de trabajo y bombea unos 6 litros por minuto para favorecer el desarrollo del bebé.

Problemas digestivos. Las hormonas relajan la musculatura para favorecer la distensión abdominal, lo que puede favorecer la aparición de pequeñas molestias digestivas, estreñimiento (porque se producen menos movimientos intestinales) y ardor o reflujo, por la relajación del esfínter que se halla en la parte alta del estómago.

 

A partir de las 20 semanas

En el quinto mes de embarazo y, a medida que la gestación avance, pueden aparecer nuevos síntomas, como la retención de líquidos. Si estás mucho tiempo de pie, y/o hace calor, puede que al final del día tengas los tobillos hinchados. Procura poner los pies en alto y utilizar un calzado cómodo y de poco tacón. Es recomendable realizar masajes de drenaje linfático manual para aliviar la retención de líquidos.

El útero gana terreno: ya se nota debajo del ombligo, y crece a un ritmo de 1 cm cada día, aproximadamente. El aumento del tamaño del útero puede comprimir algunas venas  y dificultar el retorno venoso, y los cambios hormonales favorecen la aparición de varices.

Vas a ganar unos kilos. En el segundo trimestre es cuando ganarás más peso y es completamente normal. El ritmo es de medio kilo por semana, aproximadamente (lo habitual son entre 5-7 kg, en total.  Aunque no todas las mujeres ganan el mismo peso. Lo importante es que el bebé se desarrolle bien, así que tanto si te pasas un poco como si no llegas a los 7 kg, no te preocupes. La última palabra la tiene tu médico. Se suele creer que las embarazadas ganan más peso en el último trimestre, pero en los últimos tres meses la mayor parte del peso que se gana corresponde – o debe corresponder –al crecimiento del bebé y al aumento del líquido amniótico. Además, en los últimos tres meses es mejor que no ganes peso del recomendado (varía en función del índice de masa corporal previo al embarazo), ya que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes gestacional y de cesárea. Además, te notarás más pesada y te costará más tiempo recuperar tu peso original después.

Los pechos siguen creciendo. ¡Pueden llegar a triplicar su tamaño original! Y las areolas cada vez son más grandes. Utiliza sujetadores de tira ancha y que sean de algodón 100% y transpirables.

También aumenta la frecuencia cardíaca porque el corazón bombea más rápido para favorecer el aporte de alimento al bebé y su desarrollo.

Cuida tus encías. Las encías tal vez estén algo más débiles y puede que se inflamen o sangren con facilidad (también por la acción de las hormonas). Utiliza cepillos suaves y dentífricos indicados para encías sensibles.

Mareos: puedes marearte al tener más baja la tensión, sobre todo si te levantas rápidamente después de estar tumbada o un rato sentada. Así que hazlo poco a poco.

 

Entre 30 y 35 semanas

Desplazamiento del centro de gravedad. Como el útero gana espacio, y tu barriga aumenta de volumen, el centro de gravedad de tu cuerpo se desplaza, porque ahora debe soportar un mayor peso de tu parte delantera. Además, también se aflojan las articulaciones de la pelvis, lo que puede provocar dolor de espalda. Para evitarlo, procura sentarte con la espalda recta, no utilizar zapatos de tacón y agacharte doblando las rodillas. No cojas demasiado peso y haz ejercicio de forma regular (caminar con calzado cómodo y nadar van muy bien).

Problemas de sueño. El aumento del volumen del abdomen hará que te cueste encontrar una postura adecuada para dormir. Túmbate de costado, con una rodilla levantada hacia el pecho y la otra extendida, y ponte una almohada entre las dos piernas, para compensar.

El útero está muy arriba. El útero puede alcanzar hasta 14 centímetros por encima del ombligo y esto hace que los órganos intestinales (intestino, hígado, bazo…) se desplacen hacia arriba y puedas notar dolor o presión en la zona costal. por la irritación de los nervios que se encuentran entre las costillas. Para aliviarlo puedes aplicar calor local (manta eléctrica o bolsa de semillas) o tomar paracetamol.

Esfuerzos y falta de aliento: el desplazamiento de los órganos intestinales hacia el diafragma, puede hacer que tengas sensación de que te falta el aire. No te agobies. Intenta dormir de lado (sobre el costado izquierdo) colocando la cabeza algo más alta (utiliza un par de almohadas).

36 -40 semanas

El bebé se encaja: es probable que notes la tripa más baja debido al encajamiento del feto en la pelvis, pero también empiezan a disminuir  los dolores costales y el reflujo gastroesofágico tras las comidas.

Aumento de flujo vaginal: es normal y no debes confundirlo con la rotura de la bolsa de aguas. El líquido amniótico es transparente y acuoso (a no ser que sea meconio, de color verde) y el flujo vaginal normal es más mucoso de color blanquecino.

Falsas contracciones de parto: notarás que la tripa se pone dura de forma irregular, sobre todo cuando caminas o subes escaleras. Son las falsas contracciones o contracciones de Braxton Hicks. No las debes confundir con las contracciones del parto porque no son regulares, ni dolorosas, ni aumentan de intensidad.

¿He engordado mucho o poco? En total, y al final del embarazo, lo normal es haber ganado entre 9 y 14 kilos, pero depende de tu constitución, talla, peso del bebé y otros factores.

Cansancio y edemas. Te notarás muy cansada, y puede que se te hinchen los tobillos y las muñecas, por la dificultad del retorno venoso y la compresión del nervio mediano. Tranquila porque ya queda poquito. Además, si el parto se retrasa por encima de las 41 semanas (algo frecuente en las primerizas) es posible que el médico indique la necesidad de inducirlo.

Un consejo final: tras el parto, la pérdida de peso es progresiva, así que no tengas prisa. Además, si das el pecho tu hijo/a es probable que tengas más hambre, y no te conviene hacer dietas hasta que te recuperes. Así que date tiempo, descansa todo lo que puedas, pide toda la ayuda que necesites y, sobre todo, ¡disfruta de tu nueva maternidad!

Y si quieres saber cómo puedes recuperar tu figura, ¡echa un vistazo a estas recomendaciones de nuestra nutricionista Xus Murciano!