La idea de “atrofia” se asocia a algo que no solo deja de funcionar, sino que, además, se deforma o encoge y no tiene arreglo posible. Pero en el caso de la atrofia vaginal, es solo un término médico que no tiene que interpretarse de forma literal. De hecho, en la mayoría de los casos se trata de un proceso normal, que afecta a la mayoría de las mujeres en la etapa de la perimenopausia o a partir de la menopausia. Se utiliza para describir los cambios que se producen en esa área cuando descienden los niveles de estrógenos en la mujer, aunque también puede presentarse tras el parto o durante la lactancia (precisamente por el descenso de estas hormonas), así como en pacientes que reciben quimioterapia o radioterapia para tratar un cáncer, tras una cirugía para extirpar los ovarios o a causa de un fallo ovárico precoz.

Por ello, si tu ginecólogo o ginecóloga te indica que tienes atrofia vaginal, ¡no te alarmes!, ya que no significa que esa parte de tu cuerpo deje de estar activa o que ya no “sirva para nada”. Es solo un cambio fisiológico. Además, hay diferentes grados o niveles, no afecta a todas las mujeres por igual y, lo mejor: “se trata de un problema que se puede tratar, tanto desde el punto de vista funcional como físico, porque existen diversos tratamientos que permiten mejorar su apariencia, hidratación, elasticidad y prevenir muchas de las molestias o trastornos asociados, como el aumento del riesgo de infecciones genitourinarias, la sequedad de las mucosas o el dolor durante las relaciones sexuales”, nos explican desde la Unidad de Ginecología Regenerativa, Estética y Funcional, de Dexeus Mujer.

Los síntomas principales de la atrofia vaginal son sequedad o quemazón vaginal, reducción de la lubricación vaginal, picor, adelgazamiento de las paredes vaginales, pérdida de elasticidad de la vagina, irritación, cambios en el equilibrio de la flora y el pH de la vagina, acortamiento y endurecimiento de la cavidad vaginal. Lo que es muy importante es actuar ante los primeros síntomas, ya que se trata de un proceso evolutivo, que empeora con el paso del tiempo.

Si tienes molestias de este tipo o quieres tener la valoración de un profesional, lo mejor que puedes hacer es hablar abiertamente con tu ginecóloga/o y consultárselo, o bien acudir a algún centro que tenga una Unidad especializada en Ginecología Regenerativa, ya que no es solo una cuestión estética, porque puede provocar disfunciones o favorecer la predisposición a sufrir infecciones, además de dolor e incluso sangrado.

Para la sequedad vaginal, por ejemplo, a menudo simplemente con aplicar una crema hidratante específica o fármacos de uso tópico que contienen dosis muy bajas de hormonas (siempre que no haya ninguna contraindicación), así como otros compuestos que actúan a nivel local, se puede conseguir una mejora importante. También se puede aplicar un tratamiento con ácido hialurónico infiltrado directamente en la piel de la vagina que aporta hidratación. Existen, además, ácidos hialurónicos específicos para dar más volumen a los labios mayores.

Para la pérdida del tono y elasticidad, mejorar la hidratación y prevenir las pérdidas de orina, puede ser útil el láser fraccionado. Consiste en aplicar pequeños pulsos de energía láser sobre la mucosa vaginal. Se realiza de forma ambulatoria y es indoloro. Generalmente es necesario realizar dos o tres sesiones para obtener resultados. Este tratamiento estimula la formación de nuevo colágeno, mejorando la lubricación, así como la tensión del canal vaginal, reconstituye el pH de la vagina, ayuda a evitar pérdidas de orina, reduce la sequedad vaginal y aumenta la sensibilidad y, en algunos casos, el placer sexual. También disminuye la predisposición de sufrir un prolapso vaginal.

Otro tratamiento útil es la radiofrecuencia. Es un tratamiento no invasivo e indoloro, que se basa en la transmisión de calor a los tejidos. El calor estimula la formación de colágeno y elastina, aumenta el flujo sanguíneo y mejora la inervación. Está indicado sobre todo cuando hay dolor especifico intravaginal o en la vulva. También es un recurso más en casos de hiperlaxitud o pérdida de tono vaginal, falta de lubricación, picor, sequedad, irritación, dolor con la actividad sexual y pérdida del placer. No requiere anestesia y se puede realizar en consulta. Se utiliza un aplicador desechable con un gel conductor y el movimiento de entrada y salida es muy suave. Se nota calor y la temperatura está regulada. El número de sesiones y tratamiento siempre es individualizado, y se determina en función de cada caso

Desde hace unos meses, en nuestro centro también ofrecemos un Servicio de Estimulación Magnética Funcional. Se trata de una tecnología específica cuyo objetivo es fortalecer los músculos del suelo pélvico. Utiliza campos magnéticos de alta intensidad; ayuda a restaurar el control neuromuscular y reeducar el funcionamiento de la musculatura de esta área. Está indicado para tratar problemas de incontinencia urinaria, acelerar la rehabilitación tras una cirugía pélvica en la zona urogenital, trastornos postparto, disfunciones sexuales o prolapso de órganos pélvicos. La frecuencia y duración del tratamiento depende de cada persona y de la evaluación que realice el médico de forma conjunta con el fisioterapeuta.

RECUERDA: Lo más importante es que todas estas técnicas no tienen prácticamente ningún efecto secundario perjudicial, siempre, eso sí, que se lleven a cabo en centros especializados y bajo indicación de personal médico y supervisión de un profesional experto. En muchos casos, además, se pueden combinar entre sí. Los resultados dependen de cada caso también y no son permanentes, pero en general siempre comportan una mejoría, y mayor calidad de vida, que es el principal objetivo de estos tratamientos.