Si sigues algunos foros de sexualidad en redes, o te gusta ojear las revistas femeninas, seguro que has oído hablar del squirt o el squirting. Este término anglosajón hace referencia a la eyección de un líquido transparente e inodoro que algunas mujeres pueden expulsar durante la excitación sexual, justo en el momento del orgasmo o bien un poco antes. Se considera algo positivo, ya que se asocia al placer, pero hay muchas mujeres que no lo han experimentado nunca. Y, aunque se suele comparar con la eyaculación masculina, no es exactamente lo mismo, ni tampoco es un símbolo de mayor potencia sexual, como muestran algunas películas eróticas.

Toda esta confusión y, en general, la falta de información que tenemos sobre este tema se debe a que se ha investigado poco sobre los fluidos corporales que segregamos las mujeres durante la actividad sexual y tampoco es algo que se suela comentar. Sin embargo, conocer qué mecanismos los desencadenan puede ayudarnos a conocer mejor nuestro propio cuerpo y a disfrutar más de nuestra sexualidad, explica la responsable de la Unidad de Sexualidad de Dexeus Mujer.

Empecemos de cero: las mujeres podemos segregar diferentes tipos de fluidos durante la excitación y la actividad sexual. En el cine y las novelas eróticas se habla, sobre todo, de la sensación de “sentirse húmeda”, que se debe a la producción de sustancias naturales de acción lubricante en la vagina, un mecanismo que se desencadena cuando sentimos deseo sexual. El squirting, en cambio, hace referencia a la expulsión de una cantidad variable de orina diluida, que sale por la uretra, pero a diferencia de esta, no huele y es transparente, como el agua. Es una respuesta natural que genera nuestro cuerpo a la estimulación del clítoris o del área clítoris-vagina-uretra de forma conjunta.

En cuanto a la eyaculación femenina, es un mecanismo diferente y el líquido que se expulsa es un fluido más viscoso y de color blanquecino, más parecido también a la eyaculación masculina, y no proviene de la vejiga sino de unas glándulas muy pequeñitas denominadas glándulas de Skene. Estas glándulas se localizan a ambos lados de la uretra y por ello también se denominan glándulas uretrales o parauretrales.

La eyaculación femenina, al igual que el squirting, puede producirse antes o durante el orgasmo. Es un acto involuntario que a menudo se produce de forma inconsciente, porque la cantidad de líquido expulsado puede ser muy pequeña. En cambio, en el squirting la cantidad de líquido puede ser mayor y es más consciente. De todos modos, el squirt también se desencadena de forma involuntaria como respuesta a la excitación sexual, pero, a diferencia de la eyaculación femenina, es un mecanismo que solo experimentan entre un 15 y un 55% de las mujeres. Por ello, si nunca lo has experimentado, no te preocupes porque eso no quiere decir que tengas una disfunción sexual, ni que tus orgasmos sean menos placenteros.

Sin embargo, si sientes curiosidad, puedes explorar, sola o en pareja, dónde se localizan los diferentes puntos que generan placer sexual en la mujer y comprobar tu respuesta a la estimulación. Eso sí, siempre hay que hacerlo como un juego, y de forma natural, sin pensar “tengo que conseguirlo”, lo que no ayuda a relajarse ni a disfrutar.