Los hijos te cambian la vida. Es una frase que siempre se dice, pero es verdad. Cambian rutinas, horarios, prioridades, vida social, actividades, y, también, la vida sexual de la pareja, aunque eso no se explique habitualmente. Sobre todo, si los niños tienen menos de 6 años, hay más de uno en casa o son de los que duermen poco.

A cualquier pareja que le preguntes, probablemente te dirá que en cuestión de sexo las cosas “ya no son como antes”. Pero no es que vayan a peor, o que tras la paternidad-maternidad la libido caiga en picado. Es que falta tiempo para todo, aumentan las responsabilidades y el trabajo en casa, tenemos la cabeza en mil cosas y a menudo cuesta encontrar “el momento”, porque ya no se puede improvisar como antes.

Además, tras el parto y la cuarentena, lo habitual es que baje el deseo sexual y cueste recuperar las relaciones, sobre todo por el cambio hormonal, el miedo a sentir dolor si el parto ha sido vaginal y se ha producido algún desgarro o contractura… En estos casos, lo mejor es no forzar nada y darse un margen. Si tienes dudas, habla con tu ginecólogo y te dirá si ya estás lista o es mejor esperar un poco más. Aunque también hay a quien le ocurre justo lo contrario: con todos los cambios físicos y hormonales, y el parón obligado de las primeras semanas, la libido se viene muy arriba. El problema entonces es que hay que reprimirse, porque no siempre “se puede”, y si hay más niños en casa, hay que hacerlo en silencio y de forma rapidita, por si de pronto se despiertan o surge alguna urgencia que hay que atender.

En cualquier caso, si estás en la etapa de: “poco sexo, pocas ganas y poco tiempo”, no te desanimes. Es muy normal. A las obligaciones del trabajo se suman nuevas tareas en casa y responsabilidades. Hay que ajustarse al horario infantil y el horario laboral que a veces deja poco margen. Así que, si no se cuenta con ayuda externa o no se reparten bien las tareas, el trabajo extra pasa factura y provoca un desgaste, y lo que suele pasar en estos casos es que el poco tiempo del que dispones a diario, al menos entre semana, solo tienes ganas de descansar y/o dormir, sobre todo si por las noches hay “after hours” improvisados, porque los niños se despiertan o no pueden dormir.

De todos modos, tanto si tenéis ganas como si estáis de bajón, con niños en casa queda menos margen para el juego y los preliminares. Se suele ir más directo, porque el tiempo apremia, y, a veces puede resultar menos excitante y/o más mecánico. También puede pasar que a uno/a de los dos no le apetezca nada, pero lo haga para no hacer sentir mal al otro/a, “y eso tampoco es positivo, porque la actitud  no es la misma y no se disfruta igual”, explica Sandra G Lumbreras, responsable de la Unidad de Psicología de Dexeus Mujer. Por ello, aunque puede ser temporal,“ si esta situación preocupa o resulta insatisfactoria, aunque solo sea para uno de los dos miembros, hay que hablarlo con la pareja, ser sincero, y tratar de buscar una solución conjunta”. Si no, ala larga puede ser perjudicial.

Y ¿qué soluciones hay?  Te preguntarás. Pues en realidad es más fácil de lo que parece. Es cuestión de poner voluntad y buscar más tiempo para uno mismo -cuidarse, descansar, hacer alguna actividad que nos relaje o nos haga sentir bien- y para disfrutar de la relación. Cada pareja debe encontrar su propia fórmula. Depende de cómo era su vida sexual antes y de qué puede ser más excitante para ambos.

Estos consejos pueden ayudar:

Mantener la complicidad: buscar al otro durante el día, abrazarle y besarle de forma improvisada o a escondidas, para potenciar el deseo.

Contar con una canguro para salir a cenar y dormir fuera de vez en cuando, al menos una vez al mes o cada dos o tres meses. Fuera de casa no hay obligaciones: ni comidas que hacer, ni lavavajillas que poner ni cuento que explicar. Se recupera la intimidad y las ganas.

Pensar más en el sexo y dejar espacio a tu lado más sensual: comprar lencería nueva, dejar algún mensaje subido de tono de vez en cuando entre sus cosas, sorprender al/la otro/a con un regalo sexy… Estos días de fiestas son muy propicios para dedicar más tiempo al asunto.  Seguro que se te ocurre algo.

Aceptar la nueva situación, relativizar las cosas y no perder el sentido del humor. Hasta puede ser más excitante tener que hacerlo “a escondidas” o introducir novedades. Además, el tiempo va a favor, porque a medida que los hijos crecen y los horarios se normalizan, las cosas se “recolocan” de forma natural y también se recupera el tiempo para la pareja. ¡Ya lo verás!