En enero estrenamos el año con una receta muy fácil y muy versátil. No requiere ni mucho tiempo de elaboración ni muchos ingredientes. Es baja en calorías, muy digestiva y rica en fibra, que facilita el tránsito intestinal, por lo que es un postre perfecto después de cualquier comida. Además, tras las fiestas navideñas resulta especialmente recomendable para dar una tregua al sistema digestivo.

Desde el punto de vista nutricional, la manzana es una fruta muy saludable que cuida nuestra microbiota. Es rica en vitamina C, fibra, potasio y flavonoides, unos compuestos de acción antioxidante que protegen la salud celular. Si la tomamos asada o hervida pierde parte de su valor nutritivo, pero aun así es un postre muy sano, siempre y cuando no le añadamos azúcar. De hecho, al hervirla o asarla se vuelve dulce, así que no hace falta. 

Otra ventaja: si preparas más cantidad, puedes utilizarla para acompañar recetas de carne y de ave. Además de darles un toque gourmet, suaviza su sabor y enriquece el valor nutritivo del plato. También pueden tomarla los bebés como papilla (combinada con pera en compota) o se puede añadir al yogur natural para endulzarlo.

Una puntualización durante el embarazo: si estás embarazada es recomendable prescindir de la canela, porque puede provocar contracciones uterinas.

Ingredientes: (para 4 personas)

  • 3 o 4 manzanas amarillas tipo Golden (maduras y de sabor dulce)
  • 300-500 ml agua
  • 1 ramita de canela en rama y ralladuras de piel de naranja (opcional)
  • Zumo de limón (1 o 2 cucharaditas)

Elaboración:

Pon agua a calentar en un cazo a fuego medio.

Entretanto, pela las manzanas, quita el corazón y trocéalas en forma de luna o dados de tamaño mediano. Vierte unas gotitas de limón sobre la manzana pelada y cortada para que no se oxide.

Cuando empiece a hervir el agua, añade las manzanas, la ramita de canela y la ralladura de naranja.

Baja el fuego, cubre la cacerola con una tapa que tenga orificios para que pueda salir el vapor y deja que se cueza la manzana durante unos 25-30 minutos. El tiempo depende un poco de la variedad de la manzana y del tamaño de los trozos. Ves controlando. Tiene que quedar cocida pero no debe deshacerse.

Cuando la fruta esté blandita y bien cocinada, aparta la cacerola del fuego. Saca y coloca los trozos de manzana en un recipiente. Reserva el agua de la cacerola aparte. Deja que se temple.

Una vez ya esté a temperatura ambiente, retira algunas rodajas o dados para colocar después por encima y tritura el resto con una batidora hasta que se forme una compota ligera pero con consistencia. Añade un poquito de agua de la ebullición si es necesario. Vigila que no queden grumos ni trozos de manzana enteros.

Vierte la compota en 4 tazones o vasitos de postre individuales, coloca una rodajita o varios daditos enteros de manzana hervida (de las que has reservado sin triturar) por encima y espolvorea canela en polvo. Si no la vas a tomar al momento, viértela en un envase de vidrio de cierre hermético y guárdala en la nevera.

Si dispones de poco tiempo, puedes hacerla en el microondas. Los ingredientes son los mismos, pero el tiempo de cocción es más corto: unos 10 minutos.