El bacalao se puede encontrar en el mercado durante todo el año, aunque entre enero y abril o incluso hasta mayo, son los mejores meses para consumirlo en cuanto a frescura, ya que es cuando se captura en su hábitat natural, principalmente el Atlántico Norte. 

Es un pescado blanco y magro, debido a que acumula la grasa en el hígado y no en los músculos, lo que hace que su carne sea muy apreciada. Además, se digiere muy fácilmente y es una fuente excelente de proteínas, vitamina B12, vitamina B6, fósforo, ácidos grasos omega-3, selenio y vitamina D. Estos tres últimos son nutrientes esenciales que no abundan en otros alimentos de forma natural. El selenio tiene un efecto antioxidante que ayuda a prevenir el daño celular. Una ración de 200 g de bacalao cubre más del 60% de las necesidades diarias de este mineral.

Otra ventaja es que es muy versátil, ya que se puede cocinar de muchas maneras: rebozado, con tomate, al pil pil, en forma de croquetas y buñuelos, o brandada, aromatizado con nuez moscada que le da un toque gourmet. Lo mejor es consumirlo fresco, especialmente si tienes contraindicada la sal, porque los desalados siempre mantienen un porcentaje de sal.

Este mes te proponemos una receta muy sencilla para hacerlo gratinado al horno con una salsa muselina ligera. La muselina es una variante de la salsa holandesa. En esta receta, la elaboramos con una mahonesa con ajo, parecida al alioli, y una clara de huevo a punto de nieve, que le da una textura suave y más espumosa. El plato se acompaña con una guarnición de pimientos, que tienen un sabor dulce y aportan fibra y vitaminas antioxidantes. Si lo prefieres, puedes sustituir el pimiento por otras verduras.

Ingredientes: (para 4 personas)

  • 4 lomos de bacalao fresco
  • 2 pimientos rojos
  • 2 patatas medianas
  • aceite de oliva virgen extra
  • 1diente de ajo
  • 2 huevos (1 entero y otro sólo la clara)
  • 150 ml de aceite de oliva
  • ½ limón
  • Sal (al gusto)

Elaboración:

  • Enciende el horno para que se vaya calentando con calor arriba y abajo (180 grados C)
  • Pela las patatas y córtalas en láminas finas finas. Colócalas en una fuente con un poco de aceite de oliva y sal e introduce la bandeja en el horno unos minutos hasta que estén un poco doradas por fuera y blandas por dentro.
  • Mientras se van haciendo, se prepara la muselina: pela el ajo y quítale el germen. En la batidora pon 1 huevo, el ajo, un poco de sal y un poquito de zumo de limón. Añade poco a poco el aceite de oliva y ves removiendo con suavidad hasta que se vaya formando el alioli.
  • Seguidamente, separa la clara de la yema del otro huevo, añade una pizca de sal y bátela con las varillas hasta conseguir montarla a punto de nieve. Una vez lista, mezcla el alioli con la clara con movimientos suaves y envolventes hasta que quede una salsa homogénea. Guarda la muselina en la nevera.
  • En una sartén vierte un poco de aceite de oliva. Corta los pimientos en tiras finas y saltéalos en la sartén a fuego bajo-medio, ves controlando hasta que estén tiernos. Reserva. Si lo prefieres, también se pueden hacer al horno.
  • Cuando las patatas estén ya cocidas, coloca los lomos de bacalao por encima e introdúcelos en el horno a 200º C durante unos minutos hasta que estén casi hechos. En ese momento, saca la fuente y coloca la salsa muselina por encima del bacalao. Vuelve a introducir la bandeja en el horno pero esta vez activando la función de gratinado y deja que se dore. Hay que vigilar, porque en dos minutos estará lista.
  • Saca la fuente en el horno, reparte el bacalao en los platos y añade la guarnición de pimientos.

¡Buenísimo!