Ya ha llegado el otoño, así que toca reforzar las defensas para afrontar los meses de invierno. Además, como las temperaturas empiezan a bajar, apetece tomar platos calentitos, como una crema de calabaza.

Esta hortaliza es rica en fibra y vitaminas antioxidantes: betacaroteno (pro vitamina A), vitamina C y E, tiene propiedades antiinflamatorias y protege la salud del estómago y del intestino. Se puede comer cruda y rallada, para acompañar ensaladas, al horno o cocida, que es como sabe más dulce. Hay quien la añade al caldo, para hacer sopa, o la utiliza para elaborar bizcochos y galletas. Las semillas de calabaza también son comestibles y aportan magnesio y cinc.

En este post te ofrecemos una receta muy sencilla y apetecible que puedes hacer en casa para cenar. Si le añades aceite de albahaca o algunos toppings, como virutas de jamón doraditas y crujientes, cebolla caramelizada, o semillas de sésamo se convierte en un plato más sofisticado, que puedes servir de entrante cuando tengas invitados.

Ingredientes:

  • 1 calabaza de tamaño mediano (que esté madura)
  • 1 patata no muy grande (opcional)
  • 1 cebolla grande o dos pequeñas
  • pimienta molida
  • sal
  • aceite de oliva

Preparación:

  1. Pela la calabaza y córtala en trozos medianos, hay que desechar las pepitas. Puedes guardarlas aparte para que se sequen.
  2. Pon al fuego una olla con agua y un poco de sal (unos 6 vasos de agua),
  3. Mientras, corta la cebolla en juliana y sofríela en una sartén con aceite a fuego suave. Remueve y no dejes que se dore mucho.
  4. Seguidamente añade al sofrito la calabaza y la patata troceadas y salpimentadas. Cuando estén un poco doraditas, vierte el sofrito en la olla cuando el agua hierva.
  5. Deja que se cueza a fuego medio hasta que la calabaza esté blanda (aproximadamente una media hora)
  6. Para acabar, retira el agua (reserva una parte en un cazo por si es necesario añadir) y pasa todo por la batidora. La textura ha de ser la de un puré suave, ni muy líquido ni muy compacto. Añade un poquito de pimienta molida (al gusto)

¡Y ya tenemos una rica crema de calabaza casera!

Un consejo: si te gusta que tenga una textura más cremosa o quieres hacer un plato más consistente, puedes añadir un huevo hervido o nata líquida y, como hemos comentado antes, virutas de jamón o bacon. El toque salado contrastará con la dulzura de la calabaza y nos quedará ¡un plato de primera! Aunque ya no será tan healthy, claro…

Si quieres compartir tus trucos u ofrecernos otras sugerencias ¡envíanos un comentario!