¿Se sincroniza la regla entre mujeres que conviven? | La Vanguardia
14/01/2018

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Pese a estar ya en 2018, hay temas que aún se muestran tabú en muchos entornos. La regla es uno de ellos. La falta de normalidad a la hora de hablar de la menstruación genera, a menudo, que la información científica y veraz no predomine ante las creencias populares. Una de las premisas aceptadas por gran parte de las mujeres es que la regla ‘tiende a sincronizarse’ cuando dos o más mujeres conviven juntas.

¿Mito o realidad?

Bernat Serra, jefe de Obstetricia de la Clínica Dexeus, lo tiene claro: “No es cierto”. Para el ginecólogo, la convivencia entre mujeres no es uno de los factores que hace variar “la regularidad del ciclo menstrual”. Esta regularidad, apunta Serra, “puede variar por diversos factores: el estrés, determinada medicación o, entre otras, alteraciones de la tiroides”. En ningún caso, apunta el experto, puede relacionarse con que un grupo de mujeres compartan espacio por un periodo prolongado de tiempo.

Los científicos no han constatado ni siquiera que se trate de un fenómeno real. Lo más probable es que se trate de simple casualidad. “No está probado, está en el marco de la leyenda urbana”.

La primera persona que se tomó en serio estas sospechas fue Martha McClintock, una psicóloga estadounidense que en 1971 publicó un estudio en la revista Nature en la que afirmaba que la culpa de este fenómeno la tenían las feromonas. Para llegar a esta conclusión, McClintock estudió a 135 mujeres de una residencia de estudiantes, las cuales comenzaban a sincronizar sus ciclos a los cuatro meses de convivencia y para cuando llegaban al séptimo, la coincidencia era total, pero únicamente entre compañeras de habitación o amigas íntimas.

Al principio no supo darle una explicación coherente. No fue hasta casi treinta años después que planteó como posible causa de este fenómeno a las feromonas. Según la teoría de McClintock, las feromonas son unas moléculas a través de las cuales los humanos nos relacionamos de manera química entre nosotros. Las secretamos al sudar o a través de la orina y se elevan en el aire haciendo que las respiremos, sin percibir su olor ni nada de ellas. Según la teoría de McClintock, para que esta reacción química surgiera efecto en nuestro organismo hacía falta compartir una relación estrecha entre mujeres.

Hoy en día las investigaciones no le dan la razón a la psicóloga, ya que ni siquiera está comprobado que los seres humanos tengamos feromonas. Pese a ello, muchas son las mujeres que siguen creyendo que compartir espacios hace que las menstruaciones se sincronicen.