Maternidad bajo cero | Interviú
24/04/2017

María A., diseñadora de 37 años, posa con la naturalidad de quien se mueve como pez en el agua en el mundo de la moda. Empezó con 28 años y pronto trabajó para grandes marcas del sector, incluida una importante empresa textil de Bangladés, para la que ha hecho labores directivas durante tres años. A ella se ha dedicado en cuerpo y alma, llegando a frenar sus deseos de ser madre. “Yo congelé mis óvulos hace un año y lo he vivido de forma natural. No lo hice antes porque estaba todo el día viajando por trabajo, y te tienes que parar mes y medio por el proceso” También cuando tuve solvencia económica para ello -cuenta, consciente de que el cuerpo de la mujer tiene sus propios límites-: Los picos naturales de la maternidad, de los 25 a los 30 años, te pillan en el subidón de tu carrera profesional. "Gran parte de mi trabajo consiste en viajar, moverme y ver a los clientes. El día que sea madre, eso tengo que reducirlo; si no, es imposible".

Cada año más españolas deciden preservar su maternidad congelando sus ovocitos mediante un método ultrarrápido que recibe el nombre técnico de vitrifcación. “Cerca de la mitad lo hacen por motivos laborales", aclaran en el IVI (Instituto Valenciano de Infertilidad). Al congelarlos en su momento más fértil, la mujer tendrá más posibilidades de quedarse embarazada cuando ella decida. "Empezamos con la vitrifcación de óvulos en el año 2007 -explica la doctora Ana Cobo, directora de laboratorio de Criopreservación del IVI. Primero con donantes, y luego abrimos la oferta a mujeres que quisieran preservar su fertilidad". Desde ese año, casi cuatro mil mujeres han vitrifcado sus ovocitos en esa clínica. “A partir de los 35 años, la fertilidad de la mujer baja. Tener un hijo es algo que hay que tomarse con seriedad y responsabilidad", refexiona la doctora. No hay aún estadísticas oficiales. Las cifras que maneja la Clínica Dexeus de Barcelona son similares: desde el 2009 su práctica se ha multiplicado por diez", dice una portavoz.

Un chantaje más

Sin embargo, no son pocas las voces que se levantan contra esta práctica. Así, Paula Ruiz Roa, secretaria de la Mujer en el sindicato CGT, asegura: “Este avance de la ciencia está siendo utilizado por las empresas como un chantaje más contra las mujeres, contra su derecho a decidir, contra su derecho a la maternidad. Están obligando a las mujeres a elegir entre el derecho de ser madres o el derecho al trabajo".

Ana Sánchez de la Coba, secretaria de Igualdad de UGT-Madrid, ha detectado también el fenómeno: ”Mujeres que ocupan altos cargos negocian aplazar la maternidad. No lo denuncian. Pero nos consta". Y añade: “La congelación de óvulos se la pueden permitir las que ganan un salario digno, no una camarera de piso". En 2016, solo el 20 por ciento de los altos cargos de empresas del IBEX 35 eran mujeres.

La Dra. Marta Devesa, del Programa de Preservación de la fertilidad de Salud de la Mujer de Dexeus, afrma que “el 80 por ciento de las mujeres que congelan sus óvulos lo hacen porque no tienen pareja. El tema laboral sí influye, no es el perfil más habitual, pero sí es uno de los motivos por los que se retrasa”. Estar en pleno desarrollo profesional les hace que tengan que decidir entre una cosa u otra". Esta doctora considera la vitrificación de ovocitos como una “alternativa" que dota de más autonomía a la mujer y le quita presión social". Desde 2009, y sin contabilizar a las mujeres que han vitrificado este año, un total de 510 mujeres han preservado óvulos en su clínica sin tener ninguna indicación médica para hacerlo.

”El trabajo te condiciona porque empiezas a tener una proyección internacional, y si paras y eres madre, la ambición te la comes", reflexiona con crudeza María, que admite: “Era inviable compatibilizar ser madre con el trabajo que tenía en la empresa proveedora de Bangladés. Al final decides maternidad o trabajo". A la diseñadora, que viajaba el 75 por ciento del tiempo, se le abrió una nueva posibilidad en su empresa: “Había un proyecto de expansión internacional y yo estaba bastante ilusionada porque me pagaron el máster que estoy estudiando y por empezar a hacer otro tipo de funciones. Hablé con mis jefes y les dije que si cogía este proyecto a miras de tres años, necesitaba formar un equipo fuerte para poder reducir mis viajes “Era un ritmo salvaje, brutal".

Edad fértil

La doctora Cobo resalta la importancia de conservar óvulos cuando aún se es joven: “El 74 por ciento de las mujeres que vienen tienen entre 35 y 40 años, y eso es muy tarde. No quiere decir que no vayan a tener, pero las tasas son más reducidas. La edad óptima para preservar la maternidad sería entre los 30 y los 35 años”. Aunque María preservó fuera de ese plazo no tuvo problema. “En mayo hará un año que congelé. Me sacaron 18 ovocitos y congelaron 12. Mi médico me dijo que estaba hecha para ser madre, que tenía la capacidad reproductiva de una chica de 29 años. Me recomendaron que hasta los 40 lo intentara de forma natural", cuanta la diseñadora. Que siempre había soñado con ser madre de tres niños. Tenía previsto empezar con la desvitrificación en julio, por lo que advirtió a sus jefes que no viajaría a países donde existiera inseguridad política o hubiera riesgos sanitarios. “Sí podría seguir viajando a Europa, Estados Unidos o Japón…hasta cierto punto, claro, porque si te quedas embarazada igual no puedes chuparte 36 horas de viaje más una maleta, más una reunión…” reflexiona. Sin embargo, el pasado mes de diciembre tuvo que dejar el trabajo, por lo que sus planes de ser madre a corto plazo se han truncado. “Ahora lo veo aún más complicado que cuando estaba en la empresa. Tengo que buscar trabajo, quiero ser madre y estoy sola. Puedo volver a un trabajo de oficina de 'diseñadora Maruja', y si me quedo embarazada, mi bajita, mi reducción de jornada y ya está, pero se me encoge el estómago de pensar en hacer eso. Me encuentro en la tesitura de tener que elegir", se lamenta María, consciente de las dificultades. Ahora está negociando un contrato que consiste en trabajar para una empresa internacional y viajar. “Si lo cojo ahora voy a tener que volver a esperar. No puedo decirle a mi jefe en dos meses que va a viajar Rita. Me va a decir que para qué me ha contratado".

Para la representante de CGT, la solución estaría en “garantizar el puesto de trabajo durante el periodo de gestación y cuidados", así como “aumentar los tiempos de baja maternal, regular los horarios para posibilitar la lactancia, reducir la jornada laboral y organizar guarderías dentro del centro de trabajo". María también apunta otra alternativa: El problema es que las leyes no están hechas para empresas pequeñas o no se han hecho avances en aspectos como el teletrabajo, que puedas estar trabajando desde casa seis horas y a la vez dando el pecho al niño". En el último informe elaborado por la clínica Dexeus, el número de hijos por mujer en España es de 1,4, muy alejado de Irlanda, que lidera el ranking en Europa con 2,07 y que también marca la diferencia en cuanto a la prestación por hijo al cargo. Frente a sus 166 euros al mes, en España se dan 27. También hay desigualdades en cuanto a los recursos destinados: mientras que en Dinamarca se destina un 4,20 por ciento del PIB a la familia, en nuestro país el porcentaje baja hasta el 1,51, superando solo a Holanda, que invierte el 1,30.

Pagado por la empresa

Dos empresas tecnológicas de gran facturación, Facebook y Apple, han anunciado recientemente que, para no perder a sus trabajadoras en bajas maternales, les costearían el tratamiento de preservación de óvulos a las empleadas que quisieran hacerlo. Preguntados por esta cuestión, sus representantes en España no han querido confrmar ni desmentir si esa oferta también es para sus trabajadoras españolas.

En la patronal consideran que “las 16 semanas, ampliables por dos cada vez que el parto es múltiple, es un plazo razonable que trata de combinar las necesidades de la recuperación de la mujer con que no se produzca una absoluta desconexión desde el punto de vista de la carrera profesional", explica Jordi García Viña, director de Relaciones Laborales de la CEOE, que también ve clave “combinar el derecho de la conciliación de la vida laboral y familiar con las necesidades de la empresa".

También decidió congelar sus óvulos Marina López, vecina de Majadahonda (Madrid): “A mí me hubiera gustado ser madre ya, pero pienso que soy joven, que laboralmente todavía se me abren puertas y que puedo seguir haciendo cosas que quizá con un hijo no me atrevería a hacer". A sus 28 años Marina tiene una ambiciosa proyección laboral: es enfermera y empezó a trabajar hace siete años en la Clínica IVI de Aravaca, uno de los centros de reproducción asistida más grandes de Madrid. Hace dos años que vitrifcó sus óvulos: “A nivel laboral hay que aprovechar que no te ata absolutamente nada. ¿Por qué no voy a seguir con otros proyectos teniendo vitrifcados los óvulos? Te da una seguridad de cara al futuro. Si hay algún problema, ahí están mis ovocitos, sin tener que recurrir a ninguna donante", explica la enfermera.

A Marina no le importaría trasladarse de ciudad o de país para crecer laboralmente: “Vitrifcar me da más tiempo para desarrollarme profesionalmente y, en un futuro, si quiero volver y centrarme, ahí están". En su caso, y por ser trabajadora de la clínica, el tratamiento le costó cerca de 1.300 euros. Pero el precio suele oscilar entre los 2.300 y 3.000 euros. A partir del quinto año de conservación, las clínicas cobran una cuota de mantenimiento de unos 250 euros al año. A Marina, que viene de una familia tradicional, le cambia el tono de voz ante las críticas que recibe esta práctica: “A las mujeres se les juzga por no querer ser madres tan jóvenes o querer evolucionar laboralmente antes de serlo", lamenta la joven, que añade: “Una mujer es libre de decidir si quiere ser madre y cuándo. A ningún hombre con 30 años le preguntan cuándo va a ser padre".