¿Qué me está pasando? (El gran cambio)

Nuestro reloj biológico pone a las hormonas a trabajar y empieza la pubertad. En las chicas, antes que en los chicos, llegan los cambios físicos y biológicos de la pubertad: se desarrollan los órganos genitales y los caracteres sexuales secundarios, aparece la menstruación… es el inicio de la vida fértil.

Los cambios puberales son los médicamente importantes, pero la pubertad conecta con la adolescencia, un periodo más prolongado de cambios psíquicos y emocionales y de desarrollo hacia la plenitud. La aceptación del propio cuerpo, aprender a cuidarlo y desarrollar una sexualidad sana y responsable exigen información y comunicación con los demás.

Se trata de una divertida herramienta de conocimiento, que presenta los cambios del cuerpo y la mente de la mujer en su recorrido vital, mirando hacia la salud integral y la calidad de vida.

Los cambios en la pubertad

El cambio hormonal: por qué, cuándo y cómo empieza la pubertad

Nuestro sistema hormonal trabaja intensamente en la etapa fetal y descansa durante la infancia. Entre los 9 y los 15 años, un “reloj biológico” genéticamente determinado activa de nuevo el hipotálamo y el sistema endocrino. Se inicia la pubertad y las hormonas empiezan a provocar cambios. Las condiciones para su inicio son un peso crítico y un porcentaje de grasa corporal mínimos y su desarrollo en el tiempo varía mucho entre una chica y otra. Depende de la edad, la alternancia día-noche, el estrés, la nutrición, la hormona de crecimiento y las hormonas tiroideas, así como de factores sociales y genéticos.

¡La primera menstruación! (Se llama menarquia)

En las chicas, en los estadios finales de la pubertad tiene lugar la menarquia, la primera menstruación. Suele producirse entre los 10 y los 16 años, unos dos años después de iniciarse el desarrollo de las mamas. Marca el comienzo de la vida fértil. Cada mes se repite el ciclo de ovulación que terminará, si no se produce embarazo, con la expulsión del óvulo, acompañado de una pequeña cantidad de sangre y del endometrio. En esto consiste la regla. La llegada de la primera menstruación indica el final de la pubertad, aunque posteriormente siguen produciéndose cambios corporales, a un ritmo más lento.

En los primeros dos o tres años es frecuente que los ciclos menstruales sean irregulares. Una vez establecidos, el ciclo dura entre 21 y 35 días. El promedio es de 28 días, contando desde el primer día de la regla hasta el primero de la regla siguiente. Es aconsejable que las mujeres, desde su primera menstruación, anoten las fechas de sus reglas.

  • La primera menstruación - Etapa fetal
  • La primera menstruación - Infancia
  • La primera menstruación - Pubertad

Vivir con la regla

No siempre es igual, no siempre está ahí

La menstruación está regulada por el funcionamiento de las hormonas, que varía considerablemente en las diferentes etapas de la vida reproductiva de la mujer, por lo que también los ciclos son diferentes en cada etapa. La cantidad y duración de la regla también puede variar, y el dolor que puede traer asociado, la dismenorrea, es distinto de una mujer a otra y a lo largo de la vida.

Vivir con la regla - No siempre es igual, no siempre está ahí

Alteraciones como los períodos dolorosos o irregulares o la hemorragia excesiva no significan que algo funcione mal. Sin embargo, es recomendable comentar al médico cualquier anormalidad o cambio, para que estudie la causa y proponga un tratamiento si fuera necesario.

Cuando la regla duele

El nombre médico del período doloroso es dismenorrea. Es muy común: afecta a un tercio de las mujeres. El dolor puede ser ligero o muy intenso, aunque hay mujeres que nunca los padecen y otras cuyos dolores han disminuido mucho después de los partos.

Cuando la regla duele

Las mujeres que padecen dismenorrea producen una excesiva cantidad de prostaglandinas en el momento de la menstruación y son muy sensibles a ellas. Las prostaglandinas son las hormonas que se liberan durante el parto y provocan las contracciones de los músculos uterinos para expulsar el feto. Estas contracciones se producen también durante la menstruación para facilitar el desprendimiento del endometrio y son la causa de este dolor tan intenso.

Qué puedes hacer tú

Este dolor puede aliviarse de muchas formas.

La mejor es la que a ti te funcione:

  • Acuéstate a la primera señal de dolor y pon calor sobre tu abdomen.
  • Un baño caliente y relajante ayuda.
  • Un masaje puede aliviar el dolor. Fricciona suavemente tu abdomen o pídele a otra persona que te dé un masaje en la espalda.
  • Toma algún analgésico, previa consulta con el farmacéutico o el médico de cabecera.
  • Si el dolor es muy intenso debes consultar al ginecólogo.

Qué puede hacer tu médico

Tratamiento con antiinflamatorios: Impiden la producción deprostaglandinas y son el tratamiento de elección. A veces es necesario probar distintos antiinflamatorios hasta dar con el más eficaz para cada mujer.

Tratamientos hormonales: Las mujeres que no ovulan raramente tienen períodos dolorosos, por eso tu ginecólogo puede recetarte un tratamiento para evitar la ovulación. La píldora anticonceptiva es el tratamiento más utilizado, pero para aliviar el dolor también se administran gestágenos -derivados de la progesterona-, así como relajantes musculares.

Si de repente tienes reglas más dolorosas de lo habitual, o notas algún cambio, consulta a tu médico: existen otras alteraciones que pueden también producir dolor.

Reglas irregulares o infrecuentes

Muchas mujeres tienen ciclos variables y muy pocas pueden predecir con exactitud qué día comenzará su período. Algunas tienen un ciclo inusualmente largo. El transcurso de más de seis semanas entre los períodos no debe preocupar, a no ser que exista riesgo de embarazo. La pérdida de peso, una enfermedad, los cambios en la dieta, una actividad física excesiva o el estrés pueden retrasar la menstruación o provocar la impresión de estar “saltándose” períodos. Al final de la vida fértil, esto puede ser un signo temprano de la menopausia. Otras veces, el ciclo es demasiado corto y es posible tener más de un período en el mismo mes. Si además la pérdida es abundante, podría aparecer la anemia.

En ocasiones los períodos desaparecen: es lo que llamamos amenorrea. Si previamente eran normales, la razón más habitual es el embarazo. También puede causarla una pérdida exagerada de peso u otras razones que influyen en la “producción” de hormonas.

Reglas abundantes

La duración de la menstruación oscila entre 2 y 8 días y la cantidad de pérdida menstrual diaria debe ser inferior a 8 apósitos (compresas o tampones) empapados. Un sangrado más abundante no significa necesariamente ninguna anomalía. Algunas mujeres lo tienen siempre así debido al uso de un dispositivo intrauterino anticonceptivo (DIU), o porque han dejado de tomar la píldora anticonceptiva. Las reglas abundantes son habituales durante el año posterior a un parto o en mujeres próximas a la menopausia. Como consecuencia, pueden aparecer sensación de cansancio, caída del cabello, uñas quebradizas… Son síntomas de anemia. Si tienes alguno de ellos, o piensas que tus pérdidas son demasiado abundantes o duran más de 7 u 8 días, consulta a tu ginecólogo.

Compresas y tampones: La higiene durante la menstruación

Tener la menstruación exige que el aseo personal durante estos días sea incluso más estricto que en los días sin regla. Supone además el uso periódico de apósitos –compresas y tampones– que absorben la hemorragia menstrual.

Las compresas:

Son protecciones periódicas externas. Actualmente se utilizan compresas desechables, que se tiran después de usadas. Están fabricadas con tejidos absorbentes de celulosa y una capa plástica en su parte exterior para que el flujo menstrual no traspase. También incorporan bandas autoadhesivas para que la compresa no se mueva. Se colocan adheridas a la braguita mediante bandas adhesivas. Debe escogerse el tipo de compresa adecuado según la cantidad de pérdida menstrual.

Existen distintos tipos de compresas: de espesor normal, extraplanas, con diferentes grados de absorción, de distintos tamaños para usarlas de día y de noche, de forma ovalada más absorbente en el centro, con protecciones laterales para no manchar la ropa interior... Algunas están cubiertas por tejidos especiales que dejan pasar el flujo sin impregnarse, evitando así el contacto de la humedad con la piel.

El protector de la braguita se puede utilizar en los días de poca regla, como protección suplementaria con los tampones, o en los días con mucho flujo. Y puede usarse a diario siempre que no cause irritación vulvar.

Las compresas

Los tampones:

Son protecciones periódicas internas. Se colocan en el interior de la vagina a través del orificio del himen y absorben el flujo menstrual evitando su salida al exterior. Están fabricados con bandas de tejido y algodón e incorporan un cordón para facilitar su extracción. La idea de que los tampones son perjudiciales porque provocan que la regla quede dentro del cuerpo es falsa. Los tampones son un apósito menstrual tan bueno como las compresas, siempre que se utilicen adecuadamente. Se comercializan varios tipos de tampones, de tamaños distintos, para que cada mujer escoja según la cantidad del flujo menstrual. Algunos disponen de un aplicador para facilitar su inserción.

Casi todas las chicas pueden colocarse tampones, incluso desde las primeras reglas. Es importante al principio elegir los de tamaño más pequeño y leer bien las instrucciones. A veces "las novatas" tienen dificultades para la colocación de los tampones. Suele ser un problema de aprendizaje que con la práctica se solucionará. Las primeras introducciones pueden facilitarse mediante la aplicación de un lubricante externo. Es importante lavarse bien las manos cuando se cambia un tampón.


Seis consejos:

  1. Acepta la menstruación con naturalidad, es un síntoma de salud.
  2. No permitas que la regla afecte tu estilo de vida.
  3. Elige el sistema de protección menstrual que más te convenga.
  4. Si decides utilizar tampones, una actitud relajada y positiva facilita su inserción.
  5. Utiliza tampones sólo y exclusivamente para la protección menstrual.
  6. Elige la absorción o tamaño adecuados a tu nivel de flujo según el día de la regla.

Mitos sobre la regla

A la menstruación se la conoce popularmente con nombres como "el menstruo", "el flujo", "la regla", "el mes", "el período", "la época", "la costumbre", "la visita", etc. La forma en que una sociedad considera la regla, o habla de ella, refleja el papel que otorga a la mujer. En la nuestra, los mitos y las falsas creencias han contribuido a generar una percepción más bien negativa y, desde luego, nada científica. Estos son algunos de los más conocidos y "lamentables".

  1. Cuando tienes la regla no debes bañarte.
    En los días de la regla la higiene debe ser la habitual, incluso mayor.
  2. La regla se corta si te bañas cuando la tienes.
    Les ocurre a algunas mujeres, con mayor facilidad si el agua está muy fría, pero no es ningún problema.
  3. Si te lavas el pelo cuando tienes la regla, la regla se corta. Si preparas mayonesa o tocas flores durante la regla, se estropean. No se pueden tomar bebidas frías durante la menstruación.
    Sin comentarios.
  4. No se puede realizar deporte durante la regla.
    Si te encuentras bien y usas una protección higiénica adecuada, claro que puedes.
  5. La regla es una enfermedad.
    Todo lo contrario: es una demostración de que el cuerpo funciona con total normalidad.
  6. La regla es algo secreto y vergonzoso.
    La regla es un proceso normal que acompaña a la mujer durante su vida reproductiva. No es nada vergonzoso: se puede y se debe hablar de ella con naturalidad.
  7. Lo que se expulsa con la regla es porquería.
    Lo que se expulsa es el óvulo no fecundado, junto con una pequeña cantidad de sangre y el endometrio, que se renueva mes a mes.
  8. Todas las mujeres están de peor humor cuando tienen la regla.
    A algunas les ocurre, pero muchas no notan ningún cambio.
  9. Todas las mujeres sufren dolores durante la regla.
    Muchas mujeres no sienten ningún tipo de dolor. Otras tienen dolores totalmente soportables, o tratables con un analgésico suave. Pocas mujeres padecen dolores que les impidan realizar sus actividades diarias.
  10. No se pueden mantener relaciones sexuales durante la regla.
    Si a ti no te importa y a tu pareja tampoco, durante la regla se puede realizar el coito.
  11. Cuando una mujer deja de tener la regla, se acaba su vida sexual.
    Sólo se acaba su vida reproductiva. Su vida sexual puede seguir perfectamente activa. Algunas mujeres incluso disfrutan más del sexo en la menopausia: la anticoncepción deja de ser una preocupación.
  12. Es malo retirar la regla de forma artificial.
    Determinados tratamientos hormonales (algunos de ellos anticonceptivos) provocan que la regla no se presente, sin perjudicar en absoluto a la mujer.

¡¡Importante!! Aunque durante la regla la mujer es menos fértil, se puede producir el embarazo. También hay que usar anticoncepción en esos días.


Visitas al ginecólogo

Cuídate: Empiezan las visitas al ginecólogo

No existe una edad concreta para empezar a visitar al ginecólogo. En una adolescente, la visita ginecológica servirá para comprobar la normalidad del ciclo menstrual y de los órganos genitales, para dar normas sobre higiene menstrual, aclarar dudas sobre sexualidad e informar sobre anticoncepción y prevención de infecciones de transmisión sexual, haciendo especial énfasis en el preservativo. Son también motivo de consulta la pubertad precoz o tardía, los trastornos mamarios o signos de hiperandrogenismo (acné importante, hirsutismo). A las mujeres ya sexualmente activas, se les realiza además la prueba de la citología cervicovaginal como diagnóstico precoz del cáncer del cuello del útero. Si se mantienen relaciones sexuales es necesario acudir cada año. También hay que ir en caso de problemas ginecológicos o de dudas que deseen plantearse.

En qué consiste una revisión ginecológica

No causa dolor; como mucho, incomodidad o cierta vergüenza. En la revisión te harán una serie de preguntas para conocer tu historial médico y explorarán tus mamas y tu vulva. Si has mantenido relaciones sexuales habrá que realizarte una citología (para la prevención de cáncer del cuello del útero y de ciertas infecciones ginecológicas), así como un tacto vaginal.

  • Citología: Para la toma de la muestra se utiliza un espéculo, un separador de las paredes vaginales que permite al ginecólogo observar el cuello del útero.
  • El tacto vaginal: Sirve para valorar la normalidad del útero y de los ovarios.
    El médico introduce los dedos en la vagina y con la otra mano palpa tu abdomen para determinar si hay algún aumento de tamaño en el útero o los ovarios.
  • Cómo se va al ginecólogo: Puedes contactar con el ginecólogo a través de tu mutualidad sanitaria o seguro médico, o a través de tu ambulatorio de la Seguridad Social. Si no tienes ninguna mutualidad ni Seguridad Social, alguna amiga o familiar puede indicarte alguno de su confianza.