Trastornos del desarrollo


Aproximadamente un 10% de las mujeres pueden presentar alguna anomalía del desarrollo de las mamas. Estas alteraciones no representan una alteración que comprometa el bienestar físico, aunque sí pueden acarrear problemas estéticos y psicológicos.


Las mamas se desarrollan en la pared anterior del tórax, a ambos lados de la línea media. Su origen embriológico es la cresta mamaria o línea mamilar, que consiste en un repliegue de la superficie del embrión situada a ambos lados del eje del tronco, en la cara anterior y desde el pliegue axilar a la ingle.

La telarquia o inicio del desarrollo mamario se produce aproximadamente a los 9 años, aunque variaciones de esta edad puede estar en relación con factores genéticos o socio-ambientales.

Durante la pubertad el desarrollo de las mamas es uno de los sucesos más significativos y también más esperados, sin embargo el desarrollo mamario cuya duración suele ser de cinco a nueve años, puede verse afectado por diversas alteraciones que pueden localizarse tanto en un solo pecho como en ambos.

Alteraciones de número

Un primer grupo de alteraciones se da cuando el trastorno consiste en la modificación del número de las mamas. Cuando existen más de dos mamas, la alteración se denomina polimastia, en general estas mamas extra son de menor tamaño que las normales, y se sitúan habitualmente en las axilas. También pueden existir más de dos pezones, que pueden situarse tanto en la areola como fuera de ella, en este caso la alteración se llama politelia. Trastornos de este grupo ya menos frecuentes son la  ausencia completa de la mama (denominada agenesia mamaria) y cuando auque el resto de la mama es normal no existe el pezón que se denomina atelia. El tratamiento de estas alteraciones es mediante una intervención quirúrgica.

Otro grupo de alteraciones se relaciona con el volumen de las mamas, sin embargo hay que recordar que aún estando dentro de la normalidad el tamaño de los pechos es muy variable de una chica a otra.

Cuando médicamente se considera que hay exceso del volumen de las mamas hablamos de macromastia o hipertrofia mamaria. Si el tamaño excesivo de las mamas provoca muchas molestias puede ser necesario realizar una reducción quirúrgica. También es posible que se dé la presencia de unos pezones exageradamente grandes (macrotelia) o que la mama presente una areola de gran tamaño, que ocupa la mayor parte de la superficie (macroareola). En algunos casos, la areola llega a cubrir totalmente la glándula mamaria, lo que se conoce como mama tuberosa, que es una alteración relativamente frecuente en la adolescencia, y que en ocasiones produce gran preocupación estética, aunque normalmente es posible corregirla satisfactoriamente mediante tratamiento quirúrgico.

Cuando el volumen de los pechos se considera médicamente pequeño se habla de micromastia, hipoplasia mamaria o hipotrofia mamaria. Hay que recordar que al hablar de esta situación no nos referimos al hecho de tener un pecho pequeño o poco desarrollado pero normal, sino a un diagnóstico médico contrastado. Normalmente por el hecho de ser pequeña la mama no deja de desempeñar su papel correctamente, por este motivo la consecuencia habitual de esta alteración es más psicológica que física y consiste en el complejo de pecho pequeño. En los casos extremos en que este complejo provoca angustia y preocupación  excesivas, puede recurrirse a la cirugía plástica y colocar prótesis mamarias internas.

Alteraciones de forma

En condiciones normales los pechos tienen una forma semiesférica, auque de nuevo hay que tener en cuenta las variantes individuales de cada chica. Cuando la forma no es semiesférica se definen diversas alteraciones que se clasifican según la forma resultante (mamas cónicas, mamas globulosas, mamas péndulas, etc.).

También los pezones pueden tener formas alteradas ya que pueden ser prominentes, aplanados, bipartidos, etc.  Es de destacar el pezón umbilicado, alteración consiste en una invaginación del pezón, que adopta el   aspecto de un ombligo. En estos casos se debe intentar la extracción del pezón hacia el exterior, puesto que, de lo contrario, se podría tener complicaciones para poder dar el pecho en un futuro.

Asimetría mamaria

Se habla de asimetría mamaria cuando una mama tiene distinta forma, tamaño o situación respecto de la contralateral.

Hay que tener en cuenta que al inicio del desarrollo mamario es muy frecuente que haya una diferencia de tamaño evidente entre una mama y la otra, ya que suele producirse el desarrollo del botón mamario antes en un lado que en el otro. Al inicio del desarrollo mamario se nota como un endurecimiento por debajo de la areola (en uno o los dos pechos), que puede ser ligeramente molesto y se llama "botón mamario". En los meses siguientes, al tiempo que se producen cambios en el pezón y en la areola, este botón va aumentando de tamaño, hasta formar un montículo que se puede ver, que seguirá desarrollándose hasta formar el seno adulto.

También una vez las mamas ya se han desarrollado, se debe tener en cuenta que es absolutamente normal y relativamente frecuente que una mama sea algo más grande que la otra. En estos casos no debe hacer nada, sin embargo cuando la asimetría es evidente en exceso o en defecto, persiste con el paso del tiempo o provoca preocupación importante, el tratamiento es quirúrgico.

Estrías mamarias

El rápido crecimiento de las mamas en la adolescencia puede provocar pequeñas rupturas de las fibras elásticas de la piel, lo que provoca la aparición de estrías. Al principio, las estrías son de color rojizo, pero con el tiempo van adquiriendo un color blanquecino o el mismo color que la piel circundante.

Las estrías que salen en el pecho se deben por lo general a que la piel de esta zona, que es muy delicada, se ve obligada a ceder no sólo en los momentos en que la glándula mamaria aumenta de volumen , como ocurre en la adolescencia, sino también al realizar actividades con movimiento. Hay que tener en cuenta que los pechos son más frágiles porque no tienen músculos y están formados por tejido adiposo y glandular que sólo se apoya sobre los pectorales.

Este problema es puramente estético y no se trata, por tanto, de ninguna alteración importante. Se pueden prevenir es usando sujetadores adecuados, en especial si se practica algún deporte. Los más recomendables son sin aros ni hierros y que lleven refuerzo en las bases y ayuden a soportar el peso del pecho de una forma uniforme. También puede ser útil la aplicación de  cremas antiestrías sobre la mama (no sobre el pezón) para evitar que se formen o que aumente su número si ya se han formado.

Trastornos funcionales. Galactorrea


El estrés, la falta de sueño o los trastornos emocionales también pueden elevar la prolactina y, por lo tanto, pueden provocar a su vez una galactorrea.

El exceso de ejercicio, como en el caso de deportistas de élite, puede también provocar este trastorno, ya sea por incremento de la hormona como por la acción mecánica repetida sobre los pezones.


La función de las mamas es la lactancia, es decir, la capacidad para producir y secretar leche durante el periodo que sigue al parto; por lo tanto, cualquier alteración de este mecanismo, sea la producción de leche en fase no fisiológica o bien la secreción escasa o muy abundante durante el puerperio,  puede ser un trastorno funcional de la mama.

A la secreción de leche durante la fase de reposo funcional de la mama, es decir fuera del puerperio, se le denomina galactorrea. Ésta se caracteriza por un derrame blanco que aparece de forma provocada o espontánea en ambos pezones y que generalmente fluye a través de varios orificios. El motivo es habitualmente un exceso de la hormona prolactina, que es la sustancia encargada de regular la lactancia durante el puerperio.

La prolactina se produce en la hipófisis junto a otras hormonas como la FSH, la LH, la GH y la TSH, encargadas de regular a su vez otras glándulas. Todas estas hormonas están sometidas a influjos fisiológicos provenientes del resto del organismo e interactúan, asimismo, entre ellas. El centro regulador directo de la hipófisis es el hipotálamo y, por lo tanto, alteraciones del funcionamiento del mismo provocarán secundariamente alteraciones de la secreción hormonal. El hipotálamo, por su parte, es un órgano conectado por vía humoral con las secreciones de las glándulas periféricas y por vía nerviosa con otros centros del Sistema Nervioso Central.

Así pues, alteraciones tanto de tipo endocrino como de tipo psíquico podrán incrementar la secreción de prolactina y secundariamente dar un trastorno de galactorrea. Al estar interrelacionada la prolactina con las hormonas sexuales, no es raro que sus desarreglos puedan producir alteraciones en la ovulación y, como consecuencia de ello, alteraciones del ciclo menstrual e incluso amenorrea.

Por otra parte, algunos medicamentos producen como efecto secundario una liberación de la secreción de prolactina, con la consiguiente galactorrea. Es importante, ante la presencia de este signo, descartar la toma de este tipo de medicación de uso bastante frecuente. Entre los medicamentos que pueden producir galactorrea se encuentran los ansiolíticos, los antidepresivos, los antieméticos, los anticonceptivos y los hipotensores.

Ante la presencia de una galactorrea el médico tomará una muestra para el análisis citológico y solicitará un análisis para determinar la cantidad de prolactina que hay en sangre. Si esta determinación fuese alta o bien el trastorno se acompañase de alteraciones de la visión o cefaleas, solicitaría también un radiografía o una tomografía del cráneo para descartar la presencia de una tumoración de hipófisis.

El exceso de prolactina, cuando su origen no es tumoral, tiene un tratamiento muy efectivo, ya sea suprimiendo los factores que desencadenan la anomalía o bien con la administración de sustancias dopaminérgicas. Por otra parte, en los raros casos en los que el origen es un tumor de la hipófisis la solución pasa por un tratamiento quirúrgico.

Trastornos de la lactancia


Durante la lactancia se pueden producir trastornos, ya sea en defecto o en exceso, de la producción de leche.


El déficit en la producción se denomina, hipogalactia si se produce poca cantidad, o agalactia si la secreción está ausente. El exceso en la secreción de leche se denomina hipergalactia.

Hipogalactia

La hipogalactia se produce aproximadamente en el 20% de las mujeres que inician una lactancia materna. La que se produce desde el inicio de la lactación se denomina primaria y se debe habitualmente a un cierto grado de hipotrofia glandular mamaria. La que se produce una vez iniciada la lactancia normal se denomina secundaria y se debe principalmente a mala técnica o falta de disposición de la madre al acto del amamantamiento, aunque también puede ser debido a alteraciones generales del organismo como anemia importante, traumas psíquicos, anomalías del pezón o mastitis.

Agalactia

La agalactia es rara y tan solo aparece en el 1% de las puérperas. El motivo es la ausencia o muy escaso desarrollo del tejido mamario.

Hipergalactia

La hipergalactia o excesiva secreción de leche es un proceso raro, pero cuando aparece puede ser muy desagradable para la madre. Se produce en estos casos una secreción continua de leche que el recién nacido no es capaz de aprovechar. Es importante no confundir este trastorno con el más habitual y fisiológico proceso de la tumefacción mamaria que se produce al tercer o cuarto día del puerperio y que comúnmente se denomina “subida de la leche”, y que habitualmente cede con medidas físicas como son la restricción de líquidos, la aplicación de calor local y la sujeción de los pechos.

Procesos inflamatorios


La causa de los procesos inflamatorios en la mama es generalmente infecciosa, aunque a veces trastornos físicos también pueden producir inflamación.


La reacción inflamatoria es un proceso semejante en cualquier órgano del cuerpo humano. Se caracteriza por la aparición de unos signos universales que responden a efectos humorales.

Estos signos son:

  • Calor.
  • Rubor.
  • Dolor.
  • Impotencia funcional.

La inflamación de la mama se denomina mastitis y según el tiempo de aparición se catalogan como agudas o crónicas. Un particular proceso inflamatorio de la mama es el denominado galactoforitis crónica recidivante, consistente en un proceso inflamatorio repetitivo de los conductos mamarios cercanos al pezón.

Mastitis aguda

Los gérmenes pueden penetrar en la mama a través de tres vías, a saber: canalicular, hemática o linfática. La vía canalicular es la puerta de entrada más frecuente de los gérmenes. A través de los conductos excretores penetran y se distribuyen las bacterias, sobre todo en los casos en los que existe un estancamiento de las secreciones. La vía hemática, es decir, a través de la irrigación sanguínea es la que se produce en casos de infecciones generalizadas del organismo. En el caso de lesiones dérmicas del pezón o de la areola la vía de entrada es el sistema linfático.

El cuadro clínico de una mastitis aguda se caracteriza por la aparición de una zona más o menos extensa, enrojecida, dolorosa, indurada y caliente con la presencia de fiebre más o menos tardíamente. Es mucho más frecuente durante el periodo de lactancia. Ante este cuadro es imperativo descubrir mediante la exploración física o la ecografía la presencia de un absceso subyacente que pudiese requerir una evacuación del pus. El tratamiento básico de este proceso inflamatorio es la administración de antibióticos.

Mastitis crónica

La mastitis crónica es un proceso lento, larvado que aparece con signos más inespecíficos que en el proceso agudo y que tiene manifestaciones radiológicas. Muchas veces el origen es una infección aguda mal curada o un absceso mal drenado. En algunas ocasiones, los traumatismos mamarios pueden ser el origen de este proceso. Es importante en estas ocasiones hacer un diagnóstico diferencial con el cáncer y, por consiguiente, será necesario realizar mamografías, ecografías, punciones y, en ocasiones, biopsias a fin de llegar a un correcto diagnóstico.

Galactoforitis crónica recidivante

La galactoforitis crónica recidivante es un proceso inflamatorio particular de la mama que tiene una patogenia característica y constante. Se origina en los conductos cercanos al pezón y a consecuencia de infecciones infraclínicas repetitivas. Estas infecciones se producen por el estancamiento de secreciones originalmente espesas acumuladas en la porción terminal de los galactóforos. Progresivamente, estos conductos se llegan a ocluir y la infección va dañando la pared de los mismos, provocando una dilatación y una alteración de los tejidos adyacentes.

Por fin, el absceso que se produce en esta región tiende a evacuarse espontáneamente y, al no poder hacerlo por la vía natural que es el pezón, lo hace por una nueva vía hacia zonas más débiles como son la unión de la piel con la areola. De esta manera se crea una falsa vía de drenaje que se denomina fístula y que es recidivante. El único tratamiento en estos casos es la exéresis quirúrgica de la fístula y de todo el tejido adyacente dañado.