La única dosis segura de consumo de alcohol durante el embarazo y la lactancia es cero | La Razón
24/01/2019

La Razón

«Una copa de vino ocasionalmente no te va a hacer daño y el bebé se pondrá contento». Es la respuesta de una ginecóloga a una mujer embarazada que pregunta si puede tomar una copa de vino o cerveza a la semana, lo que es considerado como consumo social por distintas entidades internacionales. A la misma pregunta, otros médicos responden que «ni hablar». Que si hay algo prohibido en el embarazo es el consumo de alcohol. Porque «si bien hay estudios que demuestran que el alcohol es perjudicial, no hay ningún estudio que diga lo contrario, es decir, que una copa de vino sea beneficiosa», argumenta la doctora Sofía Fournier, ginecóloga en Dexeus Mujer, Hospital Universitario Dexeus y autora del blog «Una mami que se mima».

No había consenso. Pero ahora, un estudio realizado por BCNatal, integrado por el Centro de Medicina Materno-Fetal y Neonatal de Barcelona, el Hospital de Sant Joan de Déu y el Hospital Clínic, con el apoyo de «La Caixa» constata que la única dosis segura de consumo de alcohol durante el embarazo y la lactancia es cero. La investigación, que publica la revista «Alcohol», revela que beber alcohol en el embarazo o durante la lactancia puede incidir negativamente en el crecimiento del bebé, afectar a su neurodesarrollo y aumentar el riesgo en la edad adulta.

El estudio, en el que participaron 153 mujeres, revela que el 42% de las gestantes realizan un «consumo social» de alcohol, lo que equivaldría a una copa de vino a la semana. Y constata que solo entre el 2% y el 3% de las mujeres son conscientes de que una sola copa de vino es perjudicial. «El consumo de alcohol está tan integrado en la vida cotidiana que ingerir pequeñas cantidades se ve inofensivo o no se considera como un consumo de verdad», explica la doctora Gómez-Roig, investigadora principal.

Durante el estudio, los médicos preguntaron a través de cuestionarios por el consumo de alcohol y tabaco en el embarazo a 153 mujeres. Y, paralelamente, se les tomó una muestra de cabello de 9 centímetros -un cm de pelo corresponde a un mes-, para detectar marcadores de consumo de tabaco y alcohol. El National Centre on Addiction and Doping de Roma analizó las muestras y las clasificó en tres niveles de consumo: abstinencia, consumo social, una copa de vino a la semana como máximo, y consumo excesivo crónico. Mientras que en el consumo de tabaco los resultados de la entrevista y de los análisis fueron muy parecidos, en el caso del alcohol los resultados fueron dispares. El 42% de las embarazadas tenía valores de alcohol en el cabello correspondientes a un consumo social.

La cuestión es que el alcohol pasa directamente al feto, donde es tóxico para su tejido neurológico. Su forma más grave por consumo excesivo causa el síndrome alcohólico fetal, que provoca retraso intelectual y malformaciones. Pequeñas cantidades pueden interferir en la formación del cerebro y producir problemas de comportamiento y aprendizaje. También puede alterar la absorción de nutrientes y el crecimiento fetal, además de asociarse a una mayor prematuridad. Los profesionales exigen concienciar.

Cifras

42%

De mujeres en el embarazo realiza un consumo social de alcohol, lo que entidades internacionales consideran como una copa a la semana

 

3%

De las mujeres es consciente de que una sola copa puede ser perjudicial